sábado, 7 de febrero de 2009

El pensamiento y la obra del Libertador en materia de educación

Ponencia presentada en la Cátedra Bolívar-Martí-Sandino, La Habana, Cuba. 28 de enero de 2009.
Sergio Rodríguez Gelfenstein / ADITAL
(Ilustración: "Bolívar", mural de Pavel Eguez)
Hablar del pensamiento del Libertador Simón Bolívar en materia de educación y hacerlo en La Habana ante un público tan educado y culto, por tanto libre como dijo Martí, entrañó un compromiso y un reto desde que comencé a esbozar estas líneas.
Significaba, antes de empezar, entender -por cuanto no soy especialista- en qué marco conceptual debía moverme, cómo hablar de Bolívar y sus ideas de la educación en la época que vivió y qué objetivos debía proponer al hacer esta presentación arropada en la Cátedra Bolívar, Martí, Sandino incorporada en esta ocasión a un magno evento como "Pedagogía 2009" y en el día del natalicio de José Martí en esta misma ciudad.
Obras magistrales han encarado el estudio de las preocupaciones, las ideas y las acciones de Simón Bolívar en materia de educación. Baste mencionar "Ideas educativas de Simón Bolívar" del Dr. Armando Rojas, "El primer deber" de J.L Salcedo Bastardo y "El Magisterio Americano de Bolívar" de Luis Beltrán Prieto Figueroa. Sería suficiente leer cualquiera de estos magníficos libros -mejor, los tres- para tener una opinión bastante acabada en lo general y en lo particular del pensamiento del Libertador en lo que respecta a la educación. Intentaré en unas pocas cuartillas exponer de manera resumida un tema que la somera investigación adivina una constante en el torbellino de ideas sobre el porvenir que revoloteaban en la mente de Bolívar.
Habría que partir diciendo que entendemos la educación como un sistema coherente de formación sistemática de individuos integralmente desarrollados, en los que se pueda incorporar de forma armónica un sentido colectivo del trabajo, un alto nivel ideológico, una capacidad de organización y dotes espirituales, morales, éticas y físicas que lo preparen para la vida laboral en particular y para todo su quehacer en general. De esta manera no podemos entender el concepto de educación aislado de nociones como ideología y conciencia.
No se puede -por tanto- estudiar la educación como un fenómeno aislado de la sociedad que la organiza e imparte. La sociedad capitalista ha preconizado una educación al servicio de la clase que ostenta el poder y que construye valores propios de ella, como el individualismo, la primacía de lo material por sobre el ser humano, el egoísmo, el lucro, el despilfarro y el consumo irracional.
A este respecto Marx nos recuerda que "la teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad. La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria".
Al mismo tiempo, en momentos muy cercanos del inicio de la Revolución Cubana, el Ché apuntaba ya en 1960, -al observar la relación entre desarrollo económico, productividad, conciencia y educación- que no creía que fuera " la educación la que modele a un país, y hemos demostrado incluso que no es así, rompiendo con nuestro ejército de incultos una serie de trabas y prejuicios, pero tampoco es cierto que el proceso económico sólo vaya a conferir a la educación por el solo efecto de una transformación económica, una transformación a ese nivel. La educación y el desarrollo económico están constantemente actuando entre si y configurándose plenamente…". Esto nos señala una idea mucho más abarcadora del concepto educación donde la formación económica social y la sociedad en su conjunto crean las bases para la misma, perfilándose un concepto que va más allá de la sola concepción de instrucción con la que se pretende establecer un símil. La instrucción es sólo una parte de la educación que tiene relación con el caudal de conocimientos adquiridos y por tanto no se le puede circunscribir a ella, toda la amplia significación que la educación tiene, sobre todo en tiempos revolucionarios.
Estos tiempos son los que le tocaron vivir a Bolívar. Es producto de sus circunstancias. Nuestras guerras de independencia resolvieron el problema nacional, pero no el de clases. Los estados nacionales que surgieron de la Independencia, estructurados a partir de los intereses de las oligarquías que usufructuaron el poder -y que aún hoy lo hacen en algunos países- organizaron la educación a partir de estos criterios. Sólo una mente preclara como la del Libertador Simón Bolívar pudo adelantarse a su época y ya, en los avatares de la confrontación, aún antes de la derrota final del colonialismo, esbozaba ideas y aportaba propuestas respecto de lo que debía ser la formación de las futuras generaciones que iban a asumir la conducción y dirección del Estado y gobierno, de la sociedad y la economía, una vez consumada la Independencia. Leer más...

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