sábado, 6 de junio de 2009

Mariátegui, el Apra, y la cuestión del indígena amazónico

Para Mariátegui, el socialismo peruano tenía que ser dirigido por la clase obrera teniendo como su principal aliado al campesinado indígena. El Perú de hoy está casi sumergido en el oscurantismo pragmático víctima de la cultura dominante oligárquica. El Apra y Alan García parecen "[nutrirse] del más envejecido repertorio de ideas imperialistas".
Alejandro F. Loarte / TeleSur
(En la fotografía: José Carlos Mariátegui).
Este 14 de junio se conmemoran 115 años del nacimiento del precursor socialista peruano José Carlos Mariátegui. Qué mejor tributo a su memoria que el desenlace ''creativo y heroico'' de los socialismos contemporáneos que en Latinoamérica adquieren una realidad que no es ''ni calco ni copia'' de sistema social, económico y político alguno, ni siquiera de los socialismos que realmente existieron en el pasado siglo XX. Mejor tributo aún brindan los indígenas amazónicos con sus jornadas de lucha en defensa de su propiedad y régimen de vida comunitarios vulnerados por el entreguismo de un gobierno centralista que hoy administra el Apra bajo la presidencia de Alan García.
Hoy, como en los años '20s del siglo XX ('20s/XX), el Perú enfrenta el dilema de si el modelo económico neoliberal dominante debe continuar o hay otra posible alternativa. La encrucijada de ayer sentó las bases de un debate ideológico distinto al que abstractamente y con argumentos importados de occidente sostenían liberales y conservadores. En el marco del nuevo debate, Mariátegui baso sus argumentos en el análisis de la estructura económica (feudal y semi-colonial) de la realidad peruana y su correspondiente expresión en lucha de clases; propuso el socialismo peruano basado en el colectivismo indígena. Un argumento no socialista de tinte 'pequeño-burgués' lo sostuvo Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del Apra. Mientras aquel debate lucía el peso de ideas y discursos sólidos acompañados con formas de acción social y política novedosas, el Perú de hoy está casi sumergido en el oscurantismo pragmático victima de la cultura dominante oligárquica.
En un inicio, 1926, Mariátegui adhirió al principio de frente único de trabajadores manuales e intelectuales y el anti-imperialismo propuesto por la Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra), partido político fundado con el fin de transformar el Perú oligárquico. Cuando Haya de la Torre convierte el Apra en partido único a ser dirigido por la clase media y en rumbo al modelo demo-burgués, Mariátegui percibe el peligro y se da la ruptura (Abril de 1928). Para Mariátegui, un marxista heterodoxo, el socialismo peruano tenía que ser dirigido por la clase obrera teniendo como su principal aliado al campesinado indígena. El indígena en sus formas de vida reproduce ''los elementos prácticos del socialismo'', que la opresión servil feudal ni las había destruido ni las había desarrollado. De allí que la liquidación del feudalismo y del centralismo burocrático del estado oligárquico constituyeron tareas políticas de primer orden. Así pues, para Mariátegui ''la cuestión indígena arranca de nuestra economía [y tiene] sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra.'' [Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana].
Presente
La insurgencia que los indígenas amazónicos del Perú protagonizan desde mediados del 2008 hasta estos días, bajo el liderazgo de la Aidesep y su presidente Alberto Pizango busca en lo inmediato la derogatoria por el pleno del congreso peruano de decretos anti-indígenas aprobados por orden presidencial para adecuarse a las exigencias del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos (EEUU). Pero allí no se agota.
Pizango sostiene: ''Los pueblos amazónicos no [luchamos] solo por la derogación de unos decretos, sino 'para defender un modelo de vida'. La extracción de gas y petróleo, la tala de madera y el dragado de los ríos en busca de oro, 'están destruyendo en pocos años estructuras sociales, costumbres y estrategias de convivencia que tienen miles de años'''. Se refiere así a la economía amazónica, una 'micro-economía' de carácter predominantemente comunitario tradicional, que ha resistido el más largo embargo histórico, la postergación y el olvido, y que por ello mismo muestra la vigencia de su eficacia y funcionalidad para la vida de los pobladores amazónicos y para la preservación del medio ambiente donde se desenvuelven. Pero hay también una estructura 'macro-económica' (la economía nacional) que, por el contrario, nunca estuvo interesada en articular positivamente las economías regionales, y que hoy bajo inspiración del 'espíritu santo' neoliberal y en nombre del ''interés nacional'' arremete y amenaza con destruir la economía y vida amazónicas.
El régimen de propiedad de la tierra, por otro lado, es más que su mera expresión jurídica, el título de propiedad. Es el conjunto de mecanismos políticos que garantizan la integridad de la propiedad o que permiten su usurpación y hasta su destrucción. Estos mecanismos comprenden las formas de uso de la tierra, del usufructo de las riquezas que allí se encuentran o producen y que de allí se extraen, y del poder de decisión que sobre todo ello tienen los verdaderos propietarios. Estos mecanismos estructuran el poder que tienen las comunidades propietarias pero pueden ser vulnerados por las presiones adversas externas de otros grupos económicos y/o del propio estado burocrático centralista. Es esta estructura de poder autónomo y comunal de los indígenas amazonicos que el gobierno del Apra desconoce y busca desmantelar en la actual coyuntura.
Cuando, por su lado, el presidente Alan García responde que ''las tierras de la Amazonia son de todos los peruanos, no de un pequeño grupo que vive allí'' y que ''el Perú no es una chacra de nadie'', muestra una actitud que recuerda a los 'civilistas' de los '20s/XX. Su razonamiento es a-histórico por cuanto desconoce que en cada región del territorio nacional habitan, procrean y se reproducen grupos concretos de peruanos que se relacionan social y económicamente entre sí y con el medio ambiente donde habitan a través de formas que han hecho posible su milenaria sobrevivencia. Nadie mejor que los indígenas para comprehender el significado, apreciar el potencial, y defender la integridad del hábitat amazónico donde sobreviven por siglos. Es algo que el peruano ordinario de Tacna o de Chacarilla (distrito limeño donde Alan García tiene su residencia privada) jamás podrán imaginar. Pareciera que para el presidente García los indígenas amazónicos son seres sin historia, a quienes se puede omitir y borrar sin escrúpulo. Con sus decretos supremos busca destruir la propiedad comunitaria sobre la tierra y el régimen económico-social que lo sustenta.
El presidente Alan García además encubre la otra cara de la verdad en el presente conflicto. Si es como él dice, que los indígenas amazónicos son ''egoístas'' ¿quiénes, entonces, son los ''bondadosos''? La mano invisible del mercado siempre ha tenido un rostro visible: el de los grupos sociales y económicos poderosos y dominantes que usufructúan en el pillaje. ¿Quiénes son esos grupos que, según el presidente García, procuran el ''interés nacional'' en la región amazónica? ¿Las transnacionales del petróleo, del gas, de la madera, del etanol, del oro, de los alimentos balanceados, de los laboratorios químicos? ¿Quiénes son sus aliados en el Perú? Con su demanda para derogar decretos supremos que facilitan la aplicación del TLC con EEUU, los indígenas amazónicos desvelan ese rostro invisible: los intereses corporativos transnacionales de aquel país y su vocación destructiva tanto de las formas sociales de vida amazónica como de los recursos naturales nacionales allí localizados. ¿Quiénes son entonces los ''egoístas''?
La respuesta del Apra recuerda también al sistema soberbio y represivo del gamonalismo del siglo pasado. Este es un sistema de dominación social y política que se baso en el divisionismo territorial heredado del virreinato español, y se reprodujo con el apoyo del centralismo burocrático del estado oligárquico. El gamonalismo precede al estado nacional-moderno porque desprecia sus propias leyes cuando estas son adversas a los intereses que representa. Cuando los indígenas amazónicos acusan al gobierno del Apra y Alan García de haber violado el Convenio de la OIT Sobre Pueblos Indigenas No. 169, y emitido decretos supremos anti-constitucionales, ponen en evidencia el gamonalismo estatal presente.
Pero no solo eso, el Apra y Alan García parecen ''[nutrirse] del más envejecido repertorio de ideas imperialistas'', diría Mariátegui. Su desdén hacia los indígenas amazónicos a quienes implica como 'chacreros' y a quienes criminaliza y, por tanto, persigue por ejercer el derecho constitucional a protestar o insurgir en defensa de la soberanía nacional, asemeja a aquel ''concepto de las razas inferiores [que] sirvió al Occidente blanco para su obra de expansión y conquista'', agregaría Mariátegui hoy si estuviera vivo.
En consecuencia, la cuestión de los indígenas amazónicos es una cuestión sobre el presente y el futuro del Perú y las tesis socialistas de Mariátegui tienen aquí una estratégica vigencia. ''[No] nos contentemos con reivindicar [y otorgar] el derecho del indio a la educación, a la cultura, al progreso, al amor, y al cielo. Comencemos por reivindicar, categóricamente, su derecho a la tierra [a su región]''. ''La hora de ensayar en el Perú el método [neo] liberal, la fórmula individualista [capitalista], ha pasado ya. [A…] la sobrevivencia de la comunidad y de los elementos de socialismo practico en la agricultura y la vida indígenas'', hoy multiplicadas en formas diversas a lo ancho y largo del país, son los elementos concretos de una alternativa socialista original que será ni calco ni copia sino creación heroica de las luchas del pueblo y la nacionalidades peruanas excluidos por la oligarquía y expoliados por el imperialismo. Sostener lo contrario como lo hace el Apra y Alan Garcia, es decir, que el problema de los indígenas amazónicos es uno de carácter local (región amazónica), de orden moral (son 'egoístas'), étnico (son 'chacreros'), y policial (son 'criminales') es argumentar tanto a favor del estatus-quo como oponerse a la historia y la posibilidad que tiene el Perú de transformarse en una Nación inclusiva, democrática y participatoria, y colectiva solidaria. Con su defensa del estatus-quo, el Apra de hoy, presidido por Alan Garcia, presidente además del Peru, se quedo mudo de argumentos; y si el Apra de los '20s/XX al menos proclamaba ser anti-imperialista, el Apra de esta época ha claudicado ante el neoliberalismo y el imperialismo norteamericano (para muestra que baste un botón: el TLC!!!).

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