sábado, 10 de abril de 2010

El artista y el terrorista

La canción de Silvio y lo que él simboliza son de las cosas que le incomodan a la fauna contrarrevolucionaria y terrorista que personifica Montaner.

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Abner Barrera / AUNA-Costa Rica

(Fotografía: Silvio Rodríguez en la presentación de su disco "Segunda Cita". Tomada por Kaloian para Cubadebate).

En días recientes (30 de marzo), Rebelión publicó el articulo Preguntas de un trovador que sueña, del cantautor cubano Silvio Rodríguez, quien entre otras cosas dice: “Si los miles de cubanos que perdimos familia en atentados de la CIA hiciéramos una carta de denuncia ¿la firmaría Carlos Alberto Montaner?”, haciendo así alusión directa al trabajo que realiza el terrorista Carlos Alberto Montaner para la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en contra del pueblo cubano.

Como se trata de la opinión de Silvio Rodríguez, conocido internacionalmente, con muchos años de experiencia artística y un verdadero referente de la canción latinoamericana en las últimas cuatro décadas, sus declaraciones dieron vuelta al mundo.

Montaner (señalado también en América Latina como Mentiner por las mentiras que fabrica), como buena “mansa paloma” ni corto ni perezoso, quiso aprovecharse de la ‘mención’ que le hizo el trovador, para intentar convertirse en su interlocutor, pero su estatura moral (un chato espiritual) no le alcanza; reacciona con más de lo mismo: falsedades, calumnias, injurias, insultos y difamaciones. Es decir, repite el lenguaje que ha usado desde que empezó su carrera de terroristas como agente de la CIA, cuando tenía 20 años. Ya a esa edad sabía preparar y manipular bombas, y fue detenido en la capital cubana, por guardar en la casa de sus padres explosivos producidos por la CIA, comprobándosele su participación en los atentados terroristas en tiendas y cines de La Habana en 1961.
Silvio -a secas- como le suele llamar la gente, por el cariño y el aprecio que le tienen, es un artista, un exponente de la cultura cubana y latinoamericana; un trovador que ha hecho de su música y de sus canciones la condensación de los sentimientos más nobles de los pueblos, de sus dolores, de sus esperanzas y de sus victorias. La ovación popular con la que es recibido en distintos países es una demostración de cómo la gente se conecta y simpatiza con la Revolución Cubana y con él, que es resultado de ella misma; como lo dice Silvio en el artículo antes mencionado: “Si este gobierno ha sido tan malo ¿de dónde ha salido este pueblo tan bueno?”
La canción de Silvio y lo que él simboliza son de las cosas que le incomodan a la fauna contrarrevolucionaria y terrorista que personifica Montaner. ¡Ya deseara Mentiner, no sólo tener un artista como Silvio entre sus filas mafiosas, sino que, en estos tiempos de “huracanes mediáticos” contra Cuba, Silvio coqueteara con ellos o se prestara para hacer alguna crítica infundada a la Revolución Cubana! Pero se equivoca, porque el trovador le responde liquidándolo: “Desde esta dignidad cercada continuaré cantando lo que pienso: Sigo con muchas más razones para creer en la Revolución que en sus detractores”.
Como sabemos, los malvados no tienen canto ni respetan la vida, por eso Montaner es incapaz de entender lo que el cantautor cubano siente y expresa. Contrario a lo que le sucede a Silvio, cada vez que visita un país, a Mentiner la gente lo abuchea y lo repudia, porque saben que se trata de un mafioso terrorista (amigo de Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y Armando Valladares), que se dedica a viajar, financiado por la CIA para presentar libros, conferencias y seminarios sobre Cuba con el propósito de justificar la eliminación física de la dirigencia del gobierno cubano, especialmente de Fidel Castro. La posición que siempre ha tenido Mentiner con respecto a la Isla, es la de promover y apoyar el aislamiento económico y político de la Revolución Cubana[1].
Es decir que, aunque los grandes medios comerciales, reaccionarios y sectarios de América Latina, Miami y España se dedican a hacer publicidad a su turismo terrorífico, no han logrado ocultar el rostro tenebroso y perverso del fantoche.
Y sépase que la posición del artista siempre fue clara y contundente. Citemos para concluir una parte de sus versos cantados: “me vienen a convidar a arrepentirme/me vienen a convidar a que no pierda/mi vienen a convidar a indefinirme/me vienen a convidar a tanta mierda/Yo no se lo que es el destino/caminando fui lo que fui/Allá Dios, que será divino/Yo me muero como vi”.
NOTA:
[1] Calvo Ospina, Hernando y Declercq, Katlijn: ¿Di$identes o mercenarios?, Casa Editorial Abril, La Habana Cuba, 2003, p. 232-233

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