sábado, 2 de abril de 2011

La nueva “Banana Republic” de Norteamérica

Las repúblicas bananeras se caracterizan por no tener políticas de desarrollo nacional y depender de los agentes financieros extranjeros. En el caso de EE.UU., sus capitales productivos (que incluyen fuerza de trabajo, tecnología y financiamiento) se están “externalizando”. En otras palabras exportando a China y otros países “emergentes” con políticas de desarrollo.

Marco A. Gandásegui, h. / ALAI

EEUU se encamina rápidamente en convertirse en una “Banana Republic”, al igual que varios países de Europa. El economista Michael Hudson, antiguo especialista de Wall Street, señala que esta tendencia “se puede ver en marcha en el Estado de Wisconsin. La ciudad más grande de Wisconsin - Milwaukee, hasta hace poco la más rica de EEUU— está entre las cuatro grandes urbes más pobres de EEUU”.

Basta un estudio superficial de la "Ley presupuestaria" de Wisconsin, aprobada a principios de marzo, que incluye la privatización de plantas públicas de generación de energía y un nuevo sistema de contratos públicos sin licitación. Las 37 plantas que el gobernador Scott Walker pretende vender por liquidación producen calefacción y refrigeración a bajo costo para las ciudades, las universidades e, incluso, para las cáceles del estado. La ley presupuestaria pretende vender todos los bienes del estado a precios de liquidación. Se supone que esta política beneficiará a los grandes contribuyentes de la campaña electoral del Partido Republicano, como las industrias de los hermanos Koch. Para cubrir esta transferencia de riquezas a los más ricos, el estado cargaría a perpetuidad la factura de producir esa energía a los contribuyentes de Wisconsin.

Estas son las mismas políticas aplicadas en los últimos 20 años en Panamá, que han empobrecido a los hogares y eliminado empleos productivos. En Chile se hizo lo mismo desde principios de la década de 1980 con Pinochet. Menem en Argentina, Fujimori en Perú, Salinas de Gotari en México, Carlos A. Pérez en Venezuela, siguieron ese camino y lanzaron a sus países a la ruina. En la actualidad, en América latina muchos países han corregido los errores del pasado y tratan de sentar las bases para levantar países más prósperos.

Las repúblicas bananeras se caracterizan por no tener políticas de desarrollo nacional y depender de los agentes financieros extranjeros. En el caso de EEUU, sus capitales productivos (que incluyen fuerza de trabajo, tecnología y financiamiento) se están “externalizando”. En otras palabras exportando a China y otros países “emergentes” con políticas de desarrollo. La clase propietaria de EEUU ha optado por mantener sus niveles de ganancia expropiando los ahorros de los trabajadores y reduciendo sus ingresos.

En el caso de Wisconsin, la ley presupuestaria tiene entres sus planes destruir el Sistema de Jubilación (WRS). El WRS es uno de los sistemas de pensiones públicas más estables, mejor financiados y mejor gestionados de EEUU. Aunque Wisconsin no es un estado muy populoso, el WRS ha llegado a acumular 75 mil millones de dólares en reservas. Esto le ha permitido pagar puntualmente generosas pensiones a sus funcionarios retirados, sin necesidad de subsidios públicos. La ley impulsada por el gobernador Walker está redactada con un lenguaje que acabaría con el sistema. “Es un asalto a sus activos para pagar ulteriores recortes fiscales para los ricos (especialmente los propietarios) y arrojando a los tiburones de Wall Street buena carnaza. Una vez liquidados, los empleados públicos pasarán a los sistemas privados de ahorro para la jubilación, manejados por gestores de dinero que trabajan a comisión”.

En una propuesta separada, el gobernador Walker empezaría el proceso de privatización de los dos campus universitarios, que subvencionan los doctorados de la Universidad de Wisconsin. “Irónicamente, plantea Hudson, las universidades estatales a las que el gobierno federal concedió (a fines del siglo XIX) terrenos públicos para su construcción –entre las que la de Wisconsin descolló— fueron creadas por los republicanos proteccionistas de aquella época marcada por el desarrollo. Estos promovían visiones alternativas a la doctrina desfasada del libre mercado, que dominaba en las prestigiosas universidades de la Ivy League, las ocho grandes universidades privadas del noreste de EEUU, encabezadas por Harvard. Esas universidades estatales públicas establecidas en terrenos federales cedidos a los estados, como sus semejantes en Alemania, enseñaban una nueva política económica de gestión estatal y empresa pública que formó la base del subsiguiente desarrollo norteamericano y alemán”.

Otras propuestas sugieren la venta de los bosques públicos de Wisconsin, rebosantes de minerales y riqueza maderera. Hudson asegura que las iniciativas de los republicanos de Walker es una declaración de guerra contra los trabajadores. “Es una guerra también contra las instituciones de la era progresista de Wisconsin. Su política amenaza con la pauperización del estado y amenaza darle un golpe de gracia a las instituciones progresistas. Contra la sugerencia de John Keynes, de proceder a la ‘eutanasia del rentista’, a quien se quiere eutanasizar ahora, en toda la América del Norte y en toda Europa, es a la clase media”. Bienvenidos a la nueva república bananera.

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