sábado, 15 de diciembre de 2012

Adiós a Oscar Niemeyer

Óscar Niemeyer pudo haber sido un millonario. Pero como me contó alguna vez el principal vocero del MST, Joao Pedro Stédile, Niemeyer simplemente cobró un salario por diseñar y construir Brasilia. Regaló casas a sus amigos y compañeros de ideales y terminó sus días trabajando en  su amplio y sencillo estudio en Copacabana. El motivo de todo ello es que Niemeyer fue comunista de toda la vida. 

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

El arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.
El  5 de diciembre de 2012, después de mes y medio de dolencias terminales, murió en un hospital  Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho nacido el 15 de diciembre de 1907. Conocido simplemente como Oscar Niemeyer, murió a la avanzada edad de casi 105 años. Escribo estas líneas evocando la memorable ocasión en que tuve la oportunidad de conocerlo personalmente. Fue en el homenaje que en 2005  le rindió el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil (MST),  en las afueras del Museo de Arte Moderno  de la ciudad de Niterói, ubicada al otro lado de la bahía sobre la que se encuentra Río de Janeiro.

Fue Óscar Niemeyer una de las grandes figuras de la arquitectura mundial y probablemente la figura más notable en ese ramo en la segunda mitad del siglo XX. Acaso su obra más conocida no sea precisamente un edificio, sino una ciudad entera.  La concebida durante el gobierno del presidente Juscelino Kubitschek (1956-1961) y que serviría como capital de Brasil. Mientras que su mentor Lucio Costa, se encargó de la planificación y urbanismo de Brasilia, Niemeyer fue el que diseñó el conjunto de los edificios de dicha ciudad. Costa y Niemeyer tuvieron la oportunidad única de construir una ciudad entera. Entre los edificios diseñados por Niemeyer se encuentra  la famosa catedral de Brasilia. Además, el genio desbordado de Niemeyer diseñó decenas de edificios de viviendas,  comerciales y administrativos: la residencia presidencial, el Congreso Nacional, el Palacio de Itamaraty, la sede el Ministerio de Relaciones Exteriores, la del Tribunal Federal Supremo y el Palacio de Planalto, sede del gobierno brasileño. Pero Niemeyer ya era famoso antes de emprender esta tarea. 

Ni más ni menos que al lado del padre de la arquitectura moderna, el francés Le Corbusier, diseñó el edificio principal de las Naciones Unidas en 1952. El genio creativo de Niemeyer lo llevó a construir edificios  en muchos países. En Argelia diseñó la Universidad Constantina y la mezquita de Argel, en Francia la sede del Partido Comunista Francés, en Italia la sede de la editorial Mondadori, en Portugal el Pestana Casino Park. En Malasia, la mezquita del estado de Penang. En Cuba, la Plaza Niemeyer en La Habana.

Se ha dicho que en su obra destacan las formas femeninas, las líneas ondulantes,  las medias cúpulas cóncavas o convexas “como copas de corpiño”. Niemeyer decía que se inspiraba en las curvas de las montañas y ríos de Brasil, las olas del mar, las nubes y las de la “mujer preferida”. Con razón dijo alguna vez: “Las mujeres. Lo mejor para un hombre es tener una mujer al lado y que sea lo que Dios quiera. La mujer es indispensable”. Amante de la vida intensa, la fortuna lo favoreció con una extensa. Enviudó en 2004 de Annita Baldo y dos años después, a los 99 años, se casó con su secretaria Vera Lúcia Cabreira.

Óscar Niemeyer pudo haber sido un millonario. Pero como me contó alguna vez el principal vocero del MST, Joao Pedro Stédile, Niemeyer simplemente cobró un salario por diseñar y construir Brasilia. Regaló casas a sus amigos y compañeros de ideales y terminó sus días trabajando en  su amplio y sencillo estudio en Copacabana. El motivo de todo ello es que Niemeyer fue comunista de toda la vida.  Desde 1945 cuando ingresó al Partido Comunista Brasileño,  del cual fue su presidente alguna vez. En sus últimos años fue un abierto simpatizante del MST.

Así lo recordaré siempre, rodeado del afecto del MST en el homenaje frente al museo que construyó en Niterói, con una pañoleta roja en el cuello, hablando de la crisis general del capitalismo y de sus azotes contra la humanidad.

¡Adiós Óscar Niemeyer!

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