sábado, 31 de agosto de 2013

Estados Unidos y sus aliados: ya debería cambiar la cantaleta

En su oposición a la intervención militar en Siria, los estados latinoamericanos parten de posiciones antiimperialistas que derivan de su experiencia centenaria en su relación con los Estados Unidos. “A los Estados Unidos -decía el Che- no se les puede dar ni un tantico así”, porque su voracidad es avasallante. La historia lo ha demostrado.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

Frente a Siria, Obama actúa como lo hizo Bush en Irak.
Desde el momento en que el presidente de los Estados Unidos dijo que la “línea roja” que no podía cruzar el gobierno sirio, en la guerra civil que tiene lugar en ese país, era el uso de armas químicas, estaba cantado que, en algún momento, diría que esa línea se había cruzado y que, por lo tanto, debían intervenir para poner coto a tales desmanes. Lo único que estaba esperando era el momento propicio para la intervención y parece que, ante el hecho que el gobierno sirio está retomando la iniciativa en la guerra, ese momento ha llegado.

Hay que ser sinceros: para los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN la decisión no ha sido sencilla porque el espectro de fuerzas que intentan derrocar al presidente sirio no son ni lejanamente de su agrado. Para ser más claros, entre ellos se encuentran quienes han sido elevados al rango de archienemigos de los Estados Unidos no solo en el oriente medio sino, en general, en el mundo entero, Al-qaeda.

La premura con la que corren para iniciar los ataques “limitados”, “de no más de tres días”, parece no respetar ni siquiera la permanencia de inspectores de la ONU, porque estos han tenido que realizar su trabajo a la carrera, ateniéndose a los plazos que se han puesto para iniciar el ataque.

El trabajo de los inspectores ha sido, además, puesto en entredicho, porque ya la diplomacia norteamericana anunció que, independientemente de lo que ellos digan, el ataque va, porque al gobierno de ese país no le caben dudas que quien ha usado las armas químicas es el gobierno sirio y no sus opositores.

La similitud con lo ocurrido en Irak es incontestable. Los Estados Unidos buscan cualquier excusa para desencadenar el armagedón y este ha sido, en las dos ocasiones, la posesión o uso de las armas químicas. En el caso iraquí, quedó demostrado hasta la saciedad que todo había sido un macabro cuento del que, por cierto, no se le ha pedido cuentas, como corresponde, al entonces inquilino de la Casa Blanca.

Lo increíble es que, a estas alturas, y con las experiencias anteriores, haya todavía ilusos que avalen la intervención basándose en tales argumentos. No nos referimos a los jefes de estado y gobierno de los países de la OTAN, cuyos intereses geoestratégicos vinculados a la explotación petrolera no deja lugar a dudas de por qué se embarcan en este tipo de aventuras, sino a gente del común, que despotrica contra la “barbarie” del gobierno de Assad y clama, en nombre de la civilización, intervenir para poner coto a los desmanes.

Afortunadamente existen voces disidentes. Estas son de dos tipos: los que verían afectados sus propios intereses geoestratégicos en la zona, Rusia y China; y quienes se oponen por principios, los cuales se encuentran principalmente en América Latina, y son los países del ALBA.

En efecto, Rusia y China se encuentran en una cruenta batalla por ponerle coto a la expansión  militar norteamericana no solo en el medio oriente sino más allá, hasta las fronteras mismas con China y Rusia, a los cuales se está intentando cercar para inmovilizarlos. La disputa es, básicamente, por controlar los recursos naturales y energéticos que abundan en la zona. La experiencia de Libia provocó que pusieran las barbas en remojo, y a eso se debe que no dejen en su oposición a la intervención militar.

Los estados latinoamericanos parten de posiciones antiimperialistas que derivan de su experiencia centenaria en su relación con los Estados Unidos. “A los Estados Unidos  -decía el Che- no se les puede dar ni un tantico así”, porque su voracidad es avasallante. La historia lo ha demostrado.

Llegó el turno de Siria, y hay que oponerse a la intervención.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y la gran sorpresa que me llevé anoche es que a Cameron el Parlamento le dijo "Nanay de participar en esa intervención; todavía no nos han cicatrizado las heridas de Irak." K.