sábado, 17 de enero de 2015

El amordazamiento esclavista del Perú

El Perú figura en el segundo nivel de esclavitud a nivel mundial contando con más de 80.000 personas viviendo en estado de esclavitud, como aquellos “encadenados” a las ladrilleras clandestinas a escasos minutos fuera de Lima, la capital  vedette de Washington, engreída del principal brazo desestabilizador en América Latina y el mundo, USAID.

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Desde Illinois, Estados Unidos

La agencia RT publicó un reportaje
 sobre la esclavitud moderna en Perú.
Desde la perspectiva soberana del Perú y el derecho a ejercer control sobre sus instituciones, observar la aberrante presencia de Washington en la medula gubernamental de la nación nos evidencia el nivel de colonización y sometimiento el cual ha sido internalizado en el inconsciente colectivo del pueblo. Todo esto valiéndose de una sistemática intoxicación mediática basada en el entretenimiento efímero, la proliferación de la inseguridad como nota principal de prensa y el surrealista crecimiento económico basado , en su mayoría, en exagerados programas crediticios. Invisibilizando, de esta manera, los cordones de pobreza frenéticamente ocultados por la proliferación amorfa de centros comerciales y megacarteles publicitarios.

La presencia de Washington en Palacio de Gobierno dicta el guión del actual mandatario peruano Ollanta Humala, así como lo fue en las anteriores carteras de gobierno. Su inicial hoja de ruta de la Gran Transformación fue canjeada por la agenda planteada diariamente por el Departamento de Estado de los EE.UU, la CONFIEP y ADEX  y esto no es secreto para ningún buen entendido. Si esto no es así, ¿cómo explicamos la presencia omnipresente de la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), brazo financiero del Departamento de Estado de los EE.UU?

En palabras de la abogada Eva Golinger: “La USAID funciona para promover a los intereses económicos y estratégicos de Estados Unidos en casi todo el planeta. Sus departamentos dedicados a transición, reconstrucción, gerencia de conflictos, desarrollo económico, gobernabilidad y democracia son los principales viaductos a través de los cuales filtran los miles de millones de dólares que desde Washington se envía a los partidos políticos, ONG, grupos juveniles y sociales que promueven sus intereses en el mundo”.[1] De la misma forma, en mayo del 2012 el sociólogo Sinesio López Jiménez reflexionaba sobre la captura del nuevo mandatario: “No sólo el gobierno, también el Estado está en disputa. Ganaron los nacionalistas y las izquierdas, pero está gobernando la derecha. Toda la historia puede resumirse en tres capturas: del Estado, de Ollanta y del gobierno. Tres capturas distintas y un solo dios verdadero: el capital”.[2]

Como lo señala la investigación realizada por el corresponsal Gonzalo Wancha de Russia Today, el Perú figura en el segundo nivel de esclavitud a nivel mundial contando con más de 80.000 personas viviendo en estado de esclavitud, como aquellos “encadenados” a las ladrilleras clandestinas a escasos minutos fuera de Lima, la capital  vedette de Washington, engreída del principal brazo desestabilizador en América Latina y el mundo, USAID. [3] Este contexto de empobrecimiento y esclavitud en pleno siglo XXI responde a la agenda financiera dictada desde el país del Norte. Como sabemos USAID ha sido el primer responsable de atentados desestabilizadores en la región. Como nos recuerda Golinger entre 2005 al 2006 USAID invirtió 75% de sus inversiones socavando el gobierno de Evo Morales hasta la expulsión del embajador estadounidense, Philip Goldberg, en septiembre 2008 y la expulsión definitiva de USAID el 2013. La frustrada intromisión en contra de la soberanía de pueblos como Ecuador, Venezuela  y Cuba adquiere mayor empoderamiento en Perú.

La presencia de la agencia norteamericana plantea la agenta gubernamental de la administración de Ollanta Humala. Salud, educación, comercio son solo alguno sectores claves en donde la presencia logística y financiera ha copado todas las instancias. USAID sabe perfectamente el fracaso del modelo económico planteado desde Washington. Su análisis socio-económico evidencia que el empoderamiento de corporaciones nacionales y extranjeras seguirá beneficiando a los grupos de poder y ahogando al Perú de los pobres en una cadena de miserables préstamos reforzando la relación de dependencia económico-financiera que aún no se ha podido quebrar.  Prestamos que serán cobrados sacrificando estabilidades laborales y creando leyes que atenten contra los principios fundamentales de los derechos civiles y jurídicos ciudadanos como la cuestionada “Ley Pulpin” en contra de la estabilidad laboral de jóvenes entre 18 y 24 años[4] o arbitrariedades cometidas en contra 3000 empleados despedidos del sector municipal en manos del flamante burgomaestre Luis Castañeda Lossio, siendo el 95% de las afectadas mujeres. [5]

En su portal USAID sostiene la liberal teoría del debilitamiento del Estado – por su intencional ausencia en zonas del interior del país - creando condiciones teóricas para la privatización y corporativización de las entidades gubernamentales. A mayor ineficacia del Estado, mayor empoderamiento del sector privado: “La presencia limitada del gobierno en los Andes y Selva permite el cultivo ilegal de coca, el tráfico de drogas, la tala ilegal, los conflictos sociales y los vestigios del terrorismo.  El nivel de confianza del público es bajo debido a las percepciones en cuanto a la capacidad de respuesta del gobierno a las exigencias/requerimientos de los ciudadanos en la entrega efectiva de servicios”. Es de esta manera como el amordazamiento y captura del Estado, de Ollanta y del gobierno es técnica y racionalmente sostenido. Por esto señalamos que la injerencia de los EE.UU va más allá de las dadivas entregadas a los sectores empobrecidos del país. Es el control geopolítico de la zona lo que está en juego; la presencia militar en el oriente y altiplano peruano, el control minero y la supuesta ofensiva contra el narcotráfico son solo parte del tinglado que la derecha peruana, el grupo El Comercio, las redes financieras y todo ello bajo la venia del jefe de la Iglesia Católica en el Perú Cardenal Juan Luis Cipriani, crean condiciones que perpetúan la presencia colonizadora que en sí encierra mecanismos de relaciones sociales y de producción esclavizadoras, a las pruebas nos remitimos. 

Juzguen ustedes la política entreguista que la administración del mandatario Ollanta Humala ha reforzado no diferenciándose en nada a todo aquello realizado por Alejandro Toledo o Alan García Pérez. El brazo financiero de Washington en la más clara violación a los intereses soberanos de la Nación reconstruye su presencia mesiánica a partir del fracaso de un gobierno que colapsa a partir de la traición a su compromiso asumido con aquellos que los llevaron al poder. El representante de la Casa Blanca en el gobierno peruano sostiene: “Para enfrentar estos retos, USAID trabaja con el gobierno del Perú para implementar programas en desarrollo económico, desarrollo alternativo, salud, educación, democracia y gobernabilidad y medio ambiente.  Para reducir la pobreza, USAID busca que el crecimiento económico llegue a los pobres, una forma de hacerlo es abriendo el acceso a mercados para pequeños negocios.  Los proyectos de USAID ofrecen alternativas a la coca ilícita y buscan fortalecer la provisión de servicios públicos.  Estas alternativas buscan promover el diálogo constructivo entre las comunidades locales, el gobierno, grupos de ciudadanos y el sector privado”. [6]

Si es así, nos preguntamos, ¿para qué las instituciones del Estado? ¿Para qué elegir cada cinco años una propuesta de gobierno nacional si al final se terminará ejecutando la agenda dictada por las megas corporaciones nacionales e internacionales y esta suerte de loobies (USAID) los cuales no estuvieron registrados en la propuesta de la campaña electoral y menos aún en la hoja de ruta aprobada por la coalición política que llevo a Ollanta Humala al gobierno? ¿Hasta cuándo el amordazamiento? Esperamos que en la próxima Cumbre de las Américas casos como estos sean vislumbrados y denunciados como claras violaciones a la soberanía de la región.

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