sábado, 3 de septiembre de 2016

Fidel, el Comandante de todos los tiempos

Los 90 años del Comandante fueron celebrados en países de Europa, Asía, África y América, con la participación del pueblo, estudiantes universidades, literatos, deportistas, artistas, académicos, presidentes de algunos países, líderes comunales, científicos, dirigentes campesinos, algunos premios Nobel, líderes religiosos, representantes ecologistas, movimientos de derechos humanos, organizaciones de mujeres, entre otros.

Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América

"Fidel", de José Luis Fariñas.
Los enemigos de la Revolución Cubana que desde hace varias décadas le vienen pronosticando decenas de enfermedades a Fidel, y que desde mucho antes se habían pasado profetizando una serie de sublevaciones en la isla e inminentes implosiones de la Revolución, pasarán a formar parte de las páginas más vergonzosas de la historia, no solo por sus desaciertos sino por su bajeza moral, su falta de escrúpulos y la cobardía sin límites que les ha caracterizado. Todo esto no les permite entender la estatura humana de un hombre y estadista, que para propios y extraños es el estratega político y militar más grande que ha tenido el siglo XX y parte del siglo XXI.

Nadie ha podido contar la cantidad de jornadas de reflexión, eventos políticos, conciertos musicales, publicaciones de libros y revistas, veladas artísticas, mesas redondas, conferencias, certámenes deportivos, concursos literarios, creación de videos clip, documentales y películas, que se han hecho y se siguen haciendo en todo el mundo, a propósito del cumpleaños 90 de Fidel.

¿Alguna vez en la historia se hizo algo semejante por otro político? Dirán que no, porque no todos llegan a esa edad; de acuerdo, ¿pero a algún otro político que haya cumplido 60 o 70 años se le ha hecho algo parecido? Admítanlo, el reconocimiento a Fidel no tienen parangón en la historia, ha sido único. Los 90 años del Comandante fueron celebrados en países de Europa, Asía, África y América, con la participación del pueblo, estudiantes universidades, literatos, deportistas, artistas, académicos, presidentes de algunos países, líderes comunales, científicos, dirigentes campesinos, algunos premios Nobel, líderes religiosos, representantes ecologistas, movimientos de derechos humanos, organizaciones de mujeres, entre otros. Todo esto produjo envidia y amargura en los enemigos de la Revolución Cubana.

En Cuba tampoco esperaban que el Comandante se hiciera presente en el teatro Karl Marx el 13 de agosto, día de su cumpleaños. Una vez más sorprendía a todos, especialmente a la mafia cubanoamericana de Miami, que creía que estaba agonizando en un lecho de dolor. Su ingreso al auditorio generó una ovación interminable. Segundos después, las imágenes eran difundidas reiteradamente por todo tipo de medios de comunicación (incluso por quienes lo adversan) a todos los rincones del mundo.

Y Fidel como siempre, acorazado de historia, arropado de decoro y sintiendo en su alma las palabras del Apóstol “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, recibió el apreció de su pueblo.

Sin embargo, ese público presente, era la expresión, no solo de todo el pueblo cubano sino también era el afecto, la admiración y el reconocimiento de todos los pueblos del mundo. ¿Quién no hubiera querido estar esa noche en el teatro Karl Marx?

Fidel sigue siendo inmenso; él es el símbolo de la dignidad, la resistencia, el coraje, la lucha y la esperanza de los pueblos del mundo.

Quienes deseaban verlo jubilado, otra vez volvieron a ser derrotados; deben entender que un revolucionario nunca se gradúa ni se retira de la lucha. El Comandante sigue trabajando, está muy ocupado y no dispone de tiempo. En su más reciente artículo, al referirse a su infancia dice: “Así comenzó mi vida. A lo mejor escribo, si tengo tiempo, sobre eso. Excúsenme que no lo haya hecho hasta ahora, solo que tengo ideas de lo que se puede y debe enseñar a un niño. Considero que la falta de educación es el mayor daño que se le puede hacer.” Y en el penúltimo párrafo, además de expresar sus agradecimientos, indica que continuará en la batalla de ideas: “Deseo expresar mi más profunda gratitud por las muestras de respeto, los saludos y los obsequios que he recibido en estos días, que me dan fuerzas para reciprocar a través de ideas que trasmitiré a los militantes de nuestro Partido y a los organismos pertinentes.”

Como dice el refrán popular, y esto es para esos pobres de espíritu, para esos que siempre han deseado verlo fuera de combate: “al que no quiere sopa, dos platos.”

La decencia de Fidel es colosal; Alicia Alonso bailarina cubana expresó una vez lo siguiente: “Pienso que es tan grande que se convierte en una partecita, en una cosa sencilla. Si sintiera lo grande que es, lo mataría el peso”.

Terminemos con unas frases de Eduardo Galeano: “Fidel Castro es un símbolo de dignidad nacional. Para los latinoamericanos, que ya estamos cumpliendo cinco siglos de humillación, un símbolo entrañable.”

Gracias Fidel, eres el Comandante de todos los tiempos.

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