sábado, 10 de septiembre de 2016

Trump, déjà-vu fascista

Trump es un desquiciado que nos pondrá en peligro a todos si llega a la Casa Blanca. Lo preocupante es que millones de estadounidenses lo esten apoyando. He aquí el fascista déjà-vu (ya lo hemos visto) que hoy vivimos.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

La visita de Donald  Trump a México  resultó ser un auténtico desastre para el gobierno mexicano.  Se ha divulgado que la visita se hizo a insistencia de Luis Videgaray, el influyente Secretario de Hacienda y con la oposición de la canciller, Claudia Ruiz Massieu. El 85% de los mexicanos reprobaron la invitación al vociferante candidato republicano.  La situación se ha agravado  porque la candidata demócrata ha rechazado ir a México, acaso molesta por las repercusiones que la visita de Trump está teniendo en las preferencias electorales. Es difícil ver qué ventajas pudo haber visto el gobierno mexicano en hacer en plena campaña electoral estadounidense, una invitación a ambos candidatos presidenciales. Más difícil de entender  es por qué el gobierno de Peña Nieto aceptó que Trump fuera a México sin antes estar seguro de que Hillary Clinton también iría. Si Peña y sus asesores pensaban que las visitas de los candidatos detendrían su notable caída de popularidad (62% en marzo de 2013-22% actualmente), el resultado va a ser el inverso.

Trump ha logrado, al menos momentáneamente, atenuar su imagen salvaje en algún sector del electorado estadounidense. Pero no nos equivoquemos, el magnate representa el crecimiento de los sentimientos filo-fascistas en una amplia proporción de dicho electorado.  La crisis de 2008 con las pérdidas de empleos, viviendas, ahorros ha enfurecido a una porción importante de la ciudadanía que se ha dejado seducir con la retórica fascista del ahora candidato republicano. A principios de los años treinta del siglo pasado, Hitler sedujo a millones de alemanes desquiciados por las secuelas de la primera guerra mundial y la gran crisis de 1929. El líder nazi  y sus lugartenientes, escogieron a los  judíos como los causantes de todos los males y enarbolaron el racismo para deportar a los más de 9 millones que vivían en Europa. Cuando esto se tornó inviable, porque los países escogidos para la deportación no quisieron aceptarlos, porque enviarlos a Madagascar era inviable económicamente,  los jerarcas nazis empezaron a planificar desde julio de 1941 la “solución final de la cuestión judía”.

Hoy en Estados Unidos de América ha surgido un vociferante líder que ha escogido a los migrantes, especialmente los de origen mexicano, como los causantes de los males de dicho país. Planea construir un muro que cubra la totalidad de la frontera con México, dice que financiará el mismo con la confiscación de las remesas de migrantes mexicanos.  Ha enarbolado un discurso que  los pinta como delincuentes y asesinos, busca la deportación de aproximadamente 6 millones de personas a México, dice que endurecerá las penas de cárcel a los indocumentados y que multará hasta con un millón de dólares a aquellas empresas que los empleen. Finalmente ha insinuado que si México no colabora con sus planes, hará uso de la guerra para llevarlos a cabo.

Trump es un desquiciado que nos pondrá en peligro a todos si llega a la Casa Blanca. Lo preocupante es que millones de estadounidenses lo esten apoyando. He aquí el fascista déjà-vu (ya lo hemos visto) que hoy vivimos.

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