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sábado, 22 de agosto de 2009

América Latina, los nuevos discursos y el lenguaje de la guerra fría

Acostumbrados como estamos a los discursos melifluos, carentes de contenido, vacuos y aburridos, dirigidos a los sectores populares casi solamente en las plazas públicas previas a las elecciones en las que se necesitan sus votos, los discursos de Fidel y de Chávez suenan totalmente disonantes: porque son pedagógicos en el más amplio sentido de la palabra.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
El portal virtual de BBC Mundo pone a discusión la opinión según la cual América Latina sería una región “rezagada” desde el punto de vista ideológico, porque en ella sobreviven visiones y posiciones típicas de la Guerra Fría. “¿No cayó el Muro de Berlín para América Latina?”, se pregunta, y resalta la frase de alguien llamado Francisco N. quien, desde los Estados Unidos, opina que: “con tristeza veo que Latinoamérica tendrá que madurar durante varios años en medio de altercados norte/sur, comunismo/capitalismo, derecha/izquierda, que el mundo ha ido solucionando desde hace décadas”.
Una de las ideas que plantea BBC Mundo es que la “retórica” de este tipo responde más a intereses y necesidades de gobiernos en países “inestables”, que a realidades. Cita, en este sentido, la opinión de Alberto Spíndola, de la Universidad de Bradford, Inglaterra, quien considera que “donde se ven resabios de las etiquetas de la Guerra Fría es en los países en los que hay más inestabilidad”.
Estos “resabios” sobrevivientes en países inestables son característicos, certifica el mismo Spíndola, de aquellos procesos en los que es necesario buscar un enemigo que amalgame lealtades. Considera que el antecedente más resaltable de este tipo de estrategia discursiva y política en América Latina es Fidel Castro, y su mejor pupilo en nuestros días, Hugo Chávez.
Está claro: la denuncia del imperialismo y de las amenazas golpistas, el llamado a la unidad latinoamericana, son estratagemas de retórica ideológica para mantener en ascuas a las masas, aglutinarlas, enardecerlas y manipularlas.
Acostumbrados como estamos a los discursos melifluos, carentes de contenido, vacuos y aburridos, dirigidos a los sectores populares casi solamente en las plazas públicas previas a las elecciones en las que se necesitan sus votos, los discursos de Fidel y de Chávez suenan totalmente disonantes. Pedagógicos en el más amplio sentido de la palabra, porque explican y enseñan en lenguaje llano, movilizadores porque muestran con claridad la senda que se propone seguir, son discursos de nuevo tipo que logran calar en los más amplios sectores de la población, despertando adhesiones no solamente para quien los dice sino, en primer lugar, para lo que dicen, por el proyecto que proponen, por las líneas que dan, por las metas que se plantean.
Discurso de nuevo tipo porque moviliza no solo por lo anteriormente dicho sino, en primer lugar, porque guarda una estrecha relación con lo que pasa, con lo que se hace, con lo que se construye. Nadie que no tenga una práctica política que no sea acorde con lo que se dice tendría legitimidad a través solamente del discurso. Éste es cristalización, concreción de lo que está en marcha, y por ello sacude, incita a la acción y, efectivamente, en buena medida lo logra: estremece a la sociedad y la pone en movimiento. Eso es sinónimo de “inestabilidad” para quienes están acostumbrados a presenciar la manipulación aletargante, la que incita a la pasividad, al no hacer enajenado.
En efecto, los discursos de los dirigentes de “los países del Alba”, como dicen los interlocutores de BBC Mundo, son herramientas de movilización, azuzamiento a la acción y, también, enseñanza y explicación. Quienes recorran hoy en día el espectro del discurso político latinoamericano descubrirán en él esas características, que hoy se ven potenciadas por la cada vez más consciente utilización de los medios de comunicación contemporáneos.
Fue con el Movimiento Zapatista que se evidenció, por primera vez de forma diáfana, que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tenían un potencial que no podía ser desdeñado. Ya los sectores dominantes las venían utilizando como herramientas de enajenación, pero no es sino hasta la década de los noventa, con la utilización de Internet por parte de los zapatistas, que muestran todo su potencial dinamizador a favor de las causas de los sectores populares. Más adelante, las llamadas para protestar en contra del Foro Económico Mundial y para realizar el Foro Social Mundial no dejaron dudas al respecto.
Nuevos discursos en el marco de la era de la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación. Discursos anclados en una práctica transformadora y, por lo tanto, discursos movilizadores. Son discursos de una nueva época en América Latina, discursos del presente que apuntan hacia el futuro y no resabios del pasado como pretenden hacer creer estos “analistas” desde sus poltronas académicas desde la vieja Europa.

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