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sábado, 26 de diciembre de 2009

El pesebre de Carlos Guzmán en Guatemala

El nacimiento de los Guzmán es realmente impresionante, no solo por las temáticas que recrea sino, también, porque cada una de las piezas que lo componen son creadas por encargo por artesanos guatemaltecos, algunos de los cuales poseen habilidades artesanales que desaparecerán con ellos cuando mueran.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
rafaelcuevasmolina@hotmail.com

En América Latina, cada vez se acostumbra menos elaborar el famoso nacimiento, pasito o pesebre heredado de la tradición hispana, que tiene como motivo central imágenes de la Virgen María, San José y el Niño Jesús, acompañados por el buey, la mula, los Reyes Magos y una pléyade de pastores que llega a adorar al Niño. Por sobre todos ellos, una Estrella de Belén de cartón piedra, adornada con brillantina, atraviesa el cielo.
Claro que esto no es sino uno de los muchos aspectos en los que la celebración de la festividad de las Navidades ha cambiado en nuestros países, de tal forma que hoy, al decir de Gabriel García Márquez, lo que tenemos es un “desastre cultural” que se centra en un consumo desaforado en el que el nacimiento ha quedado relegado a una esquina marginal.
Antes, dice el mismo García Márquez, “los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grande que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que habría de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros…”[1]
En Guatemala, sin embargo, desde hace varios años Carlos Guzmán Böckler, conocido antropólogo (quien junto a Jean Loup Hebert escribiera en la década de los 70 el famoso libro Guatemala, una interpretación histórico social), hace junto con su familia un pesebre (o nacimiento, como se le dice en Guatemala), que se vincula con la ancestral tradición, pero la recrea y sitúa en el corazón de nuestra época. Debe advertirse que el doctor Carlos Guzmán no celebró antes las navidades por razones ideológicas.
Los fines de año no había en su casa ni nacimiento, ni árbol (pino, ciprés o pinabete), ni lucecitas de colores parpadeantes, hasta que descubrió, con el tiempo, el papel de las tradiciones en la preservación de la memoria popular, y la posibilidad de, sobre ellas, ir más allá en función de las necesidades de la contemporaneidad.
El nacimiento de los Guzmán es realmente impresionante, no solo por las temáticas que recrea sino, también, porque cada una de las piezas que lo componen son creadas por encargo por artesanos guatemaltecos, algunos de los cuales poseen habilidades artesanales que desaparecerán con ellos cuando mueran.
El año 2008 pedí al Dr. Carlos Guzmán que me enviara algunas fotos y la explicación del nacimiento que había instalado ese año. Su respuesta fue la siguiente (las notas aclaratorias son nuestras):
“Se trata de cuadros que tienen enlace entre sí ya que la temática básica es la Guatemala contemporánea; se busca, por una parte, contrastar la Navidad Blanca que se ha inoculado en la mente colectiva de mucha gente con todos sus estereotipos compuestos por nieve, coros en inglés, regalos a granel, "pavo" (ya no quieren decir chompipe) nueces, uvas, etc. Ésta tiene su rincón correspondiente, y en él se puede ver un tren de modelo viejo, ya que los ecos del primer mundo nos llegan siempre con retraso. Por otra parte, trato de resaltar la multitud de danzas verdaderamente populares que se bailan en diferentes ámbitos del país y que constituyen indirectamente la respuesta indígena a la prédica cristiana. Por ello, he ido atesorando grupos completos de cada baile hechos con mucho primor por artesanos antigüeños, en especial, los elaborados por Hilario Tavín. Por ello, están incluidos el PAA BANK, EL BAILE DE LA CONQUISTA, EL DEL TORITO Y EL DEL VENADO; también va una posada.
Como no puede faltar el mercado esta ahí representado y la camioneta[2] que ingresa es asaltada por MAREROS[3] (hechos a propósito en diciembre pasado), también policías que se están haciendo BABOSOS[4]. La procesión del NAZARENO[5] converge en una plaza donde esta la infaltable cantina en donde hay dos bolos fondeados[6]. También es de notar la presencia en la parte posterior de las iglesias de personajes aliviando alguna carga intestinal. Así mismo, están presentes capillas evangélicas y sus respectivos pastores ya que su aumento es cada vez mayor[7]. Y no puede faltar el recordatorio de los 200 mil y pico de guatemaltecos caídos durante la contienda recién pasada, razón por la cual esta la base militar que cuenta con un cementerio enfrente y es amenizada atrás por una orquesta de esqueletos. Y para marcar él único punto de unión no precisamente grato entre el primero y el tercer mundo, colocamos a OSAMA BEN LADEN y sus muchachos en una cueva del árido territorio pakistaní. Y como contraste en una cueva muy tropical están algunos elementos del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ya que oficialmente no están vencidos y siguen representando una esperanza para los campesinos mayas ya sean chiapanecos, huehuetecos o del Quiché.”
Como ya dijimos, el resultado es digno de admiración. Una muestra más que el presente debe afirmarse sobre el pasado visto con los ojos del futuro.
NOTAS
[1] . Véase ARGENPRES CULTURAL en http://cultural.argenpress.info/2009/12/estas-navidades-siniestras.html
[2] . Bus.
[3] . Miembros de las Maras, organizaciones delictivas.
[4] . “se están haciendo babosos”: que no le prestan ninguna importancia a lo que sucede.
[5] . Procesión de Nazareno: una de las tradicionales procesiones que se realizan en Semana Santa.
[6] . “bolos fondeados”: borrachos durmiendo.
[7] . La presencia de las iglesias protestantes se incrementó de forma dramática en Guatemala durante los “años de la guerra” (1970-1990), cuando fueron utilizadas como parte de la dimensión ideológica de la guerra cotraninsurgente.

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