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sábado, 27 de marzo de 2010

De la Casa Blanca a las Damas de Blanco

Sólo hace falta que el personal diplomático de Gran Bretaña, Suecia, Alemania y Estados Unidos en La Habana -que no deberían intervenir en asuntos internos de otro país- se disfracen también de blanco y se sumen al circo de las ridiculeces coordinadas desde las oficinas de la SINA en Cuba.
Abner Barrera / AUNA-Costa Rica
(Fotografía: el terrorista Luis Posada Carriles marchó en Miami en apoyo a las Damas de Blanco, el pasado 25 de marzo)
Un diezmado número de mujeres, asalariadas por los Estados Unidos, trataron de convertirse en noticia internacional en días recientes. Vestidas de blanco, al igual que en otras ocasiones, se presentaron en la Calle 23, una de las más céntricas de la capital cubana, intentando provocar al pueblo, subvirtiendo el orden y la paz social.
La cadena de televisión estadounidense CNN en español (fiel a su guión de siempre), presentó la noticia amarillista, porque se trataba de Cuba. Daniel Viotto el publicista encargado inició la noticia: “Los cuerpos de seguridad de Cuba arrestaron a varias mujeres que conmemoraban, pacíficamente el séptimo aniversario de la detención y condena de sus esposos. Fue un hecho tenso en La Habana. Se trata de un grupo perteneciente a las conocidas como Damas de Blanco, conocidas así en el mundo entero”.
Lo contradictorio fue que, mientras él leía “la noticia”, las imágenes que presentó la Televisión y lo que le respondió Shasta Darlington corresponsal en La Habana, fue diferente. Pero Viotto sordo y ciego -sólo escucha y ve lo que la empresa le ha enseñado respecto a Cuba-, insistió y preguntó a la corresponsal: “¿Se sabe algo, a dónde las llevaron en este autobús, luego de ser detenidas, violentamente como fueron llevadas y arrastradas prácticamente a la fuerza adentro del autobús?”
Las imágenes no muestran lo que él dice. Darlington tampoco afirma lo que Viotto señala, inclusive las mismas mujeres que hacían la manifestación dijeron que la policía no las estaba maltratando, sino más bien protegiendo, con el fin de evitar alguna provocación, porque cientos de personas (lo dice Darlington), les salieron al paso, denunciando que son mercenarias. Al final Darlington afirma que “Jamás las han arrestado”. Y el amarillista Daniel Viotto, decepcionado y triste admite: “¡O sea, las suben a los autobuses y las llevan a una de las casas de las señoras, pero no son arrestadas!”
La posición de Viotto es propia del publicista descabezado que tiene que repetir lo que sus patrones le mandan; el pobrecito ignora que La Habana, desde hace más de cincuenta años no es Madrid, Copenhague, Praga, New York ni Washington. En la Cuba Revolucionaria no hay violaciones ni represión, ahí se respetan los derechos humanos.
Cuando Tomás Borge le preguntó a Fidel en 1992: “En América Latina y otras geografías se habla con insistencia sobre supuestas violaciones en Cuba. ¿Cuál es la situación real de los derechos humanos en este país?”, Fidel respondió: “Si tú tomas en cuenta que a lo largo de más de 30 años jamás en nuestro país se ha utilizado medida de fuerza contra el pueblo, si en más de 30 años no se ha reprimido jamás una manifestación de obreros, de campesinos, de estudiantes, de ciudadanos; si en más de 30 años no se ha lanzado jamás a un policía, a un soldado, contra el pueblo a golpearlo, a reprimirlo, ni se ha usado un carro de bomberos, ni gases lacrimógenos, ni perdigones, que constituyen el pan nuestro de cada día en países capitalistas desarrollados y en países del Tercer Mundo, yo me pregunto: ¿habrá habido algún país con más respeto a los derechos ciudadanos, con más respeto a los derechos humanos que el que ha habido en nuestro país[1]
Quien vea en Cubadebate los videos de la Mesa Redonda sobre esa manifestación, comprobará las mentiras y los exabruptos de Viotto. Este tipo de periodistas no sólo están sentados en su cabina de transmisión en Atlanta, también están en las calles de La Habana, transmitiendo falsedades a sus respectivos países y empresas en el extranjero. Uno de ellos desde un teléfono celular vociferaba que, la policía estaba golpeando y reprimiendo a las mujeres. A lo que un transeúnte cubano le dijo: “Esa información está distorsionada, y estás engañando al mundo con esa información; aquí no hay policía ninguno, aquí está el pueblo revolucionario. No te equivoques, te estoy oyendo la información que tú estás dando… Tú eres periodista, y te respetamos, pero no engañes al mundo; estás engañando al mundo, estás mintiendo a esa audiencia; ese es un engaño tuyo. Aquí no hay policía alguno…”. Como puede verse, así es como estos profesionales del periodismo “informan” sobre Cuba al mundo.
La respuesta del pueblo revolucionario fue pacífica pero contundente. Una señora joven dice: “Tres mujeres equivocadas y pagadas por el enemigo que han venido a querer sabotear esta revolución y no se lo podemos permitir”. Otra mujer mayor, agrega: “Esta calle es de los revolucionarios, esta calle es de Fidel, esta calle es de la Revolución, esta calle es del pueblo”. Las imágenes con estas reacciones no fueron transmitidas por ni ninguna de las transnacionales de la información, llámese EFE (española) AFP (francesa), AP o UPI (estadounidenses).
¡Otro golpe para el Imperio! Los cientos de cubanos en esa manifestación corearon: “Ping pong fuera, abajo la gusanera“, “Ping pong fuera, abajo la gusanera“. Sucedió lo que expresa el dicho popular: Fueron por lana y salieron trasquilados. Pero esto tampoco fue transmitido por las agencias de noticias internacionales.
Como se sabe, el gusano se alimenta de materia en descomposición, de basura o de desechos que provienen de otros seres vivos; no tiene brazos ni piernas, son perezosos, vagos e incorregibles. Ese es el comportamiento de quienes pretendieron hacer disturbios en La Habana; viven de las bazofias que les envían de Miami. La gusanera cubana sirve al imperialismo en contra de la patria que los vio nacer; lo que defiende en la Isla es el dinero que les mandan mensualmente.
Entre las cosas cómicas de esa gente está el hecho de querer llamar la atención por sus trajes. Desde la Casa Blanca las tienen vestidas de blanco. En la cultura occidental este color simboliza pureza, inocencia, simplicidad, bondad y limpieza, precisamente todo lo que está ausente tanto en Washington como en esas mujeres. Sólo hace falta que el personal diplomático de Gran Bretaña, Suecia, Alemania y Estados Unidos en La Habana -que no deberían intervenir en asuntos internos de otro país- se disfracen también de blanco y se sumen al circo de las ridiculeces coordinadas desde las oficinas de la SINA en Cuba.
NOTA
[1] Fidel Castro: Un grano de maíz. Conversaciones con Tomás Borge. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, Cuba, 1992, p. 224.

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