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sábado, 20 de marzo de 2010

Grecia: otro eslabón de la crisis económica capitalista

Una visión desde América Latina de la crisis económica y político-social griega.
Joaquín Santos Núñez* / CEPRID
(Fotografía: jornadas de protesta en Grecia)
En las últimas semanas, los medios de prensa internacionales han tenido entre sus principales titulares la fuerte crisis económica que vive Grecia. De hecho, lo más difundido por las grandes corporaciones de la información ha sido lo relativo a las consecuencias de la misma para los países que pertenecen a la zona euro.
El estallido mediático comenzó cuando se supo que la Agencia de Estadísticas griega había ocultado información sobre el estado de sus finanzas internas. Todo un enmascaramiento resultado de un largo proceso, iniciado desde el ingreso de Grecia a la eurozona en el año 2001. Hoy en día los datos son alarmantes, la deuda pública asciende a 300.000 millones de euros, equivalente al 113,7% del PIB y el déficit fiscal de 2009 equivalió a un 12,7%. Números nada modestos que han puesto en vela a la élite dirigente comunitaria ante el probable contagio hacia otros países con similares indicadores como, España, Portugal e Italia.
Ahora bien, ¿es nueva la crisis helénica? No. El país logró tener un crecimiento sostenido de un 4,4%, pero desde el 2009 se pronosticó que sólo crecería el 1,1%, y que 700.000 personas en edad laboral estarían desempleadas. Esta situación provocó manifestaciones sociales y trajo consigo el anticipo de elecciones para octubre de ese año. De este modo, lo que está ocurriendo es la profundización de la crisis con algunas variables nuevas.
Lo primero y muy publicitado es lo referido al inmenso déficit del presupuesto, el cual supera más de cuatro veces el límite del 3% permitido para los Estados de la eurozona. Tal realidad ha generado dudas en los mercados sobre la capacidad del país para pagar sus deudas entre los meses de abril y mayo y ha puesto en juego la credibilidad del euro, la cual depende del compromiso del equilibrio doméstico asumido por cada una de las partes que adoptaron la moneda.
Este panorama ha generado gran incertidumbre sobre cómo se resolverá el impago. Hasta el momento se han efectuado reuniones entre las máximas instituciones comunitarias con el objetivo de poner en práctica un plan de rescate que en principio debería enfocarse en asuntos de empleo, crecimiento o en comprar parte de la deuda griega. A pesar de la voluntad declarada, aún se desconoce en esencia como se llevaría a cabo. Francia y Alemania han mostrado sus deseos de cooperar, sin embargo, ellos también están siendo afectados por la crisis económica y en general el crecimiento de la Unión Europea en el primer trimestre del año se espera que sea solo de un 0,7%. Un punto que complica la ayuda financiera es lo relativo a una cláusula de la unión monetaria que impide al Banco Central Europeo o a la Comisión Europea financiar directamente el endeudamiento de un estado de la zona con problemas de liquidez. Ello se explica por la necesidad de preservar políticas fiscales sanas a nivel nacional. También se manejó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ayudara a la economía griega. Esta alternativa, que recibió el rechazo de los grandes países europeos, porque representaría una humillación y falta de credibilidad para la Unión Europea al no poder socorrer a uno de sus países miembros y por ende sería cuestionado su papel de gran potencia a escala global.
Por ahora, el Consejo de la UE ha confirmado la apertura de un procedimiento de infracción contra Grecia por haber manipulado sus estadísticas. Asimismo, ha insistido en profundizar aún más la política económica neoliberal con un paquete de reformas estructurales. En esencia, se busca corregir el modelo y lacerar, como se viene haciendo en Europa, las bases del Estado de Bienestar.
Lo segundo, y no menos importante, es la delicada situación de gobernabilidad que podría presentarse si el actual gobierno encabezado por el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) no supera la crisis. Este partido, después de encontrarse cinco años en la oposición, logró acceder al poder y desplazar a los conservadores de Nueva Democracia (ND) con un programa electoral de ayuda y justicia social.
Durante la campaña electoral, el tema económico fue clave para la victoria de los socialdemócratas, ya que la sociedad griega fue muy dura con las reformas económicas aplicadas por ND, así como por los escándalos de corrupción de altos funcionarios y la mala gestión de la administración pública. Por ello, el PASOK fue visto por el electorado como una posible alternativa de cambio, lo cual se manifestó con el respaldo recibido en las urnas, un 43,9 % de los votos.
Ahora, con sólo cuatro meses al frente del Ejecutivo, no ha sabido cumplir con sus promesas y en aras de solucionar los graves problemas económicos heredados se ha propuesto un plan de reformas estructurales a largo plazo que incluye: reducción del déficit presupuestario, que pasaría del actual 12,7% del PIB al 2,8% en 2012, establecimiento de la edad de jubilación para todos los trabajadores en 65 años, congelación de las contrataciones de funcionarios públicos, recortes en la remuneración de los empleados públicos que significarían una disminución del 10% del salario para la mayoría del personal estatal y del 40% en el caso de los académicos.
De este modo, el actual gobierno no ha podido responder de manera diferente a su antecesor y las medidas que se intentan siguen siendo cosméticas y no están dirigidas a una verdadera transformación de la sociedad. Si hoy se celebrasen elecciones, los votantes no pudieran distinguir con claridad el referente a seguir y presumiblemente ganaría la derecha.
En la mentalidad de los que gobiernan en Europa, el modelo neoliberal sigue siendo efectivo a la hora de modificar la economía, a pesar de que la práctica social ha demostrado su agotamiento.
Un hecho que avala lo anterior ha sido el envío de una comisión formada por técnicos del Ejecutivo comunitario y del Banco Central para asesorar a las autoridades del país en la aplicación de las medidas a tomar. En este sentido, los ministros de Finanzas del Bloque han fijado la fecha del 16 de marzo para que el gobierno helénico presente un adelanto de los resultados de su plan de saneamiento, de lo contrario se tomarían medidas adicionales.
Por otra parte, las tendencias xenófobas y nacionalistas pueden profundizarse en un país donde el desempleo juvenil es de un 25%, y por ende, esta masa crítica puede ser captada por fuerzas de este corte. No olvidar que en los pasados comicios el partido ultraderechista Alerta Popular obtuvo el 5,6% de los votos, resultado superior a los alcanzados en elecciones anteriores.
Las medidas adoptadas han recibido un amplio rechazo popular por los sectores más afectados. Se destacan las movilizaciones de los empleados de gobierno, así como las marchas pacíficas de un total de 7,000 personas en Atenas y otra 3,000 en Salónica, la segunda ciudad del país. Vale destacar que el Partido Comunista Griego es uno de los más fuertes a escala europea, además de contar con un 7,7 % de apoyo popular, por tanto es de esperar que en lo sucesivo y ante los recortes en los gastos sociales, las movilizaciones aumenten y el papel de los sindicatos cobre un papel relevante en el ámbito nacional. En general, lo que hoy acontece en Grecia no es más que otro eslabón de la cadena de la crisis estructural del Capitalismo. En una economía interconectada no es difícil darse cuenta de los riesgos que traería la profundización de la situación helénica en cuanto a legitimidad y desempeño de la Unión Europea.
* El autor es investigador del Centro de Estudios Europeos de Cuba (CEE)
Tomado de CEPRID (
http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article763)

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