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sábado, 29 de mayo de 2010

La proeza de los universitarios de Puerto Rico

Más de un mes de huelga de los estudiantes frente a la arrogancia y la represión del poder colonial de Estados Unidos en Puerto Rico es ya una gigantesca proeza que merece el reconocimiento y la solidaridad de los estudiantes y de los pueblos, en primer lugar los de nuestra América.
Ángel Guerra Cabrera / LA JORNADA
El odio y la sed de venganza del gobernador colonial Luis Fortuño contra los estudiantes en huelga de la Universidad de Puerto Rico parecen no tener límites. Desde el inicio del movimiento, hace ya cinco semanas, la policía arremetió contra los jóvenes dentro del recinto de Río Piedras en violación de la autonomía universitaria y se han escuchado frecuentes amenazas del funcionario al uso de la fuerza frente a los huelguistas. La isla vio con indignación el ensañamiento con que el cuerpo de elite policiaco tundía a macanazos a los padres, activistas y artistas que intentaban pasarles alimentos a los alumnos en resistencia a través de los sitiados portones del plantel de Río Piedras.
Hace unos días los esbirros de Fortuño hicieron caer a mansalva sus cachiporras y rociaron gas pimienta sobre cientos de estudiantes de la universidad y trabajadores que manifestaban en el hotel Sheraton de San Juan en rechazo a las políticas antiobreras y privatizadoras del gobernador, a unos metros de donde éste disfrutaba una cena tea party a mil dólares el cubierto, un hecho que por sus características hace pensar en una emboscada tendida con premeditación. Sólo el firme apego a la lucha pacífica de los manifestantes impidió que la provocación hiciera escalar la violencia fuera de control. Aquella provino del entorno más cercano del gobernador, uno de cuyos escoltas habría dado inicio a la agresión, denunció el doctor Héctor Pequera, copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano.
Fortuño y el bloque de poder del llamado Estado Libre Asociado no pueden calcular en su arrogancia y mediocridad colonialista el enorme impulso que el actual movimiento estudiantil puede imprimir a las luchas sociales en Puerto Rico, pero su instinto de clase los hace temer que la más mínima concesión a los estudiantes siente un precedente peligroso fuera de los planteles.
En cambio, los profesores, intelectuales y artistas patriotas y, por supuesto, los estudiantes, sí son conscientes de la trascendencia histórica del movimiento, heredero de una vigorosa tradición insurrecta. Al rechazar frontalmente el intento de liquidar la universidad pública mediante la exclusión de los numerosísimos alumnos de escasos recursos se ha convertido en el símbolo de la resistencia puertorriqueña contra las medidas ultraneoliberales del gobierno de Fortuño.
En la proclama del primer día de trasmisión de Radio Huelga el estudiante Ricardo Olivera Lora expresaba: “…este movimiento que apenas comienza y que promete ser el pie forzado a un proceso de lucha social en Puerto Rico… no toleraremos que las políticas sociales y económicas del gobierno estén dirigidas a vejar al pueblo trabajador... hacer de este espacio uno que ayude a devolver esa esperanza perdida…”
Son ideas que permiten comprender lo que está en juego en la huelga estudiantil que no en balde ha ganado la batalla de la opinión pública y cuentan ya con apoyos fundamentales como es el de los artistas y la coalición Todo Puerto Rico por Puerto Rico, que agrupa a las centrales obreras y a la mayoría de las expresiones del movimiento popular. En un hecho insólito, los profesores de la universidad acordaron sumarse a la huelga en caso que continúe la represión contra los jóvenes y que no exista voluntad de diálogo por las autoridades de la institución.
El presidente de la universidad, nombrado por el gobernador, y la Junta de Síndicos, designada por el presidente, han mostrado un gran cinismo y cerrazón al sentarse a negociar con los representantes electos de los estudiantes, a lo que se vieron forzados dada la enorme fuerza moral y política del movimiento y el apoyo casi unánime con que cuenta en la isla. Esos funcionarios son, además, personas contrarias al espíritu y las prácticas universitarias, como ha sido denunciado por numerosos profesores y egresados del alma mater. Así, es fácil explicarse por qué no se avanza en la negociación, e incluso se retrocede, pues cuando los síndicos aceptan un punto en una sesión, lo rechazan en la siguiente.
Más de un mes de huelga de los estudiantes frente a la arrogancia y la represión del poder colonial de Estados Unidos en Puerto Rico es ya una gigantesca proeza que merece el reconocimiento y la solidaridad de los estudiantes y de los pueblos, en primer lugar los de nuestra América. Radio Huelga ha dicho que este movimiento contiene el sueño de otro mundo posible y que los estudiantes no darán ni un paso atrás.

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