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sábado, 10 de julio de 2010

Panamá: “Seguridad” política y represión

El país conoce el camino que recorre el actual presidente. Tuvo la experiencia con los gobiernos de Arnulfo Arias y Omar Torrijos. La persecución comienza con sus enemigos de clase (obreros, campesinos y desposeídos) y la ofensiva sigue contra sectores de las capas medias (educadores, periodistas, activistas).
Marco A. Gandásegui, h. / http://marcoagandasegui10.blogspot.com/
¿En qué dirección se mueve el gobierno del presidente Ricardo Martinelli? Manda a detener a unos obreros de la construcción porque llevaban en su auto unas banderas del sindicato de la construcción, SUNTRACS. Obviamente, la acción es el resultado de una labor de control y rastreo de los aparatos de inteligencia que tiene a su disposición Martinelli. ¿Para esto se creó el Ministerio de Seguridad?
Todo indica que los panameños nos enfrentamos a un nuevo tipo de gobierno donde los gobernantes se sirven de los recursos que los ciudadanos les damos en forma de impuestos y otros tributos para que ellos puedan ejercer su autoridad y garantizar su “seguridad” política. Todo indica que mientras la Embajada de EEUU tolere este tipo de gobierno, quienes ocupan las posiciones más altas seguirán con sus abusos.
El Ministerio de Seguridad en Panamá no se creó con el fin de contribuir a la tranquilidad de la ciudadanía que en la actualidad tiene miedo de salir de sus casas en horas de la noche. Al contrario, el Ministerio de Seguridad – con el apoyo de la oposición – responde a la política de “seguridad nacional” de EEUU. ¿Responde la táctica de EEUU a una reminiscencia de la “guerra fría”? Otros plantean que la economía norteamericana se desplomaría si sus fuerzas armadas no están en permanente despliegue con un presupuesto anual que supera los 950 mil millones de dólares. (Más de 50 veces el presupuesto del gobierno panameño).
El gobierno del presidente Martinelli utilizará al nuevo Ministerio de Seguridad para intentar infiltrar a las organizaciones sindicales y detener obreros que protestan por el incumplimiento de la ley por parte del gobierno y de las empresas constructoras “brujas”. Igualmente, las organizaciones ambientalistas se encuentran en la cuerda floja producto de las amenazas del gobierno. Otras organizaciones están indecisas y atemorizadas de llevar sus protestas a las calles.
Mientras el gobierno detenía a obreros, en el terminal aéreo de Tocumen amedrentaba al periodista español, Paco Gómez Nadal. Desde sus columnas periodísticas, Gómez Nadal analizaba los abusos de los gobiernos de turno – Moscoso, M. Torrijos y Martinelli – en torno a la corrupción, la destrucción del entorno urbano, la usurpación de las tierras de campesinos e indígenas. Martinelli y sus tentáculos de seguridad le enviaron el mensaje a quienes critican su gestión.
Pocos días antes, en un operativo aparentemente casual, otro periodista – Carlos J. Núñez - fue detenido y encarcelado por una supuesta condena por injuria que le interpuso un gamonal de provincia. Núñez es conocido por haber sido presidente de la Asociación de Estudiantes del Instituto Nacional a principios de la década de 1960, los años más combativos del glorioso "Nido de Aguilas".
En el caso de los obreros, la Policía Nacional declaró que los había detenido cumpliendo con una orden de retención y prevención. La figura no existe en legislación alguna, mucho menos en la panameña. El presidente Martinelli está poniendo a prueba su capacidad para burlarse de la ley y perseguir a sus enemigos de clase.
El país conoce el camino que recorre el actual presidente. Tuvo la experiencia con los gobiernos de Arnulfo Arias y Omar Torrijos. La persecución comienza con sus enemigos de clase (obreros, campesinos y desposeídos) y la ofensiva sigue contra sectores de las capas medias (educadores, periodistas, activistas).
La represión no se detiene con los obreros y activistas. Los gobierno autoritarios continúan su andanada silenciando los medios de comunicación, apropiándose de las empresas públicas (¿cuáles quedan en Panamá?) y exigiendo lealtades sin límites. Según los partidarios de Martinelli, el objetivo que persigue el grupo que tiene el poder en la actualidad es doble.
Por un lado, quiere apoderarse del sector financiero que tiene acceso directo a los excedentes que produce la economía de servicios internacionales de Panamá. Por cierto, es una economía que no “derrama” o “salpica” a los demás sectores sociales del país. Al contrario, es excluyente y tiende a empobrecer cada vez más a los panameños. Por el otro, la estrategia del grupo que gobierna apunta a controlar la joya más cotizada de la corona económica del país: el Canal de Panamá.
A corto plazo, Martinelli pretende controlar la junta directiva de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y, además, nombrar al futuro administrador que reemplace a Alemán Zubieta. La detención de los obreros de la construcción, la persecución de los periodistas, la represión de campesinos e indígenas tiene una lógica que no se detiene a ese nivel.

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