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sábado, 11 de diciembre de 2010

El archivo Selser

Obra editorial cumbre en el año del bicentenario, la magna Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina, del Archivo Selser, se ha convertido en un arma muy bien cargada. Con ella, avanzaremos para terminar la otra gran obra inconclusa: la liberación nacional y social de los pueblos latinoamericanos.
José Steinsleger / LA JORNADA

(Fotografía: Gregorio Selser)
Selserización. Sin querer, acabo de inventar una palabra. Le cuento: me disponía a comentar la edición integral de la Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina, de Gregorio Selser (Universidad Autónoma de la Ciudad de México, UACM, 2010), cuando recordé un artículo titulado “El archivo de Marta”, publicado en este espacio hace poco más de 10 años.
Busqué el texto, y no lo encontré. Mi autoestima, de tipo ordenado, quedó en cuestión. Cualquiera diría: “bueno… si vas a celebrar la nueva edición para qué te afanas”. Es verdad. Sólo que el artículo… ¿se lo habían comido los ratones? Finalmente apareció, y me tranquilicé. En iguales circunstancias, Gregorio exclamaba: “¡Marta! ¿te acuerdas…?” Y mágicamente, el artículo aparecía. Selserización: el celo por el dato exacto.
Las casas de los periodistas de investigación suelen ser poco espaciosas. Están llenas de libros, revistas, periódicos y papeles que “no se pueden botar”, y que aun cuando algunos de poco sirven, tampoco se botan, pues no vaya a ser que se pierda algo importante. Entre los periodistas del siglo pasado, la papirofagia fue una suerte de dulce y creativo spleen.
Cosas de periodistas que también son, indistintamente, portadoras de incomprensión y admiración, desconcierto de los hijos pequeños, tensiones conyugales y, en épocas de inestabilidad política, suscitan la peligrosa curiosidad de vecinos alcahuetes que sospechan de las casas llenas de libros.
En esas condiciones de infraestructura precaria, en las que nada fue fácil ni estuvo sostenido por fundaciones y mecenas, en esas condiciones que por momentos fueron heroicas, Gregorio y Marta se amaron, tuvieron hijas talentosísimas, y durante medio siglo construyeron el archivo más completo, sistemático, acucioso, contextualizado y exigente que mes a mes, año tras año, documentó el vertedero de infamias que Estados Unidos impuso a nuestros pueblos desde su constitución como nación.
En mi artículo del 6 de septiembre de 2000 (Gregorio hubiera reparado en el día y mes que cayó el presidente argentino Hipólito Irigoyen), cité una declaración del presidente William Clinton: “Los tiempos del imperialismo yanqui han quedado atrás” (Cartagena, Colombia, 31/08/2000), y manifesté mi inquietud acerca del incierto destino de “…la memoria antimperialista más ordenada y completa de América Latina”.
Por 40 años, el Archivo Selser fue primariamente acumulado y ordenado por un colectivo irremplazable y gigantesco: Gregorio y Marta. La historia era el disco duro, Gregorio guardaba una memoria que ninguna tecnología RAM podrá igualar jamás, y Marta se movía en la “red de redes” del archivo como pez en el agua. Y el equipo del Archivo Selser, formado en 2005 en la UACM, no podía ser menos.
Beatriz Torres y Ana María Sacristán Fanjul, titulares del Centro Académico de la Memoria de Nuestra América, y del proyecto editorial, se pusieron al frente de un equipo integrado por más de 20 colaboradores que trabajaron con el único “motor de búsqueda” posible en estos casos: el amor.
Amor combativo, militante, y compartido por los intelectuales que en los prólogos de cada uno de los tomos, confirman que el nivel académico requerido por los pueblos es el nivel de la conciencia y la honestidad intelectual.
Afortunadamente, la Cronología... es una obra política, que en cada uno de sus tomos va precedida por la frase de bronce que debería figurar en todas y cada una de las escuelas y niveles de enseñanza de falsa “excelencia académica”: “…y Estados Unidos, que parece destinado por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad” (Bolívar, 1829).
“¡Yo la ilustro, yo hago la portada!”, le dijo a Marta el gran Guayasamín; “…merecido y adecuado tributo para un individuo verdaderamente excepcional”, señala Noam Chomsky en cada una de las contraportadas.
En aquel artículo traspapelado, apunté: “Ajustándose el monóculo, los doctores de la modernidad autocomplaciente dicen: ‘Es que los tiempos cambian… ya no vivimos en los años 70…’
¿Nostalgia de los 70 o ponderación de una época que expresó la conciencia acumulada en siglo y medio de independencia republicana? En el archivo de Marta y Gregorio se puede aclarar la duda”.
En efecto, ya no vivimos en los años 70, sino en los de Wikileaks, que para el caso de marras da igual. Obra editorial cumbre en el año del bicentenario, la magna Cronología... del Archivo Selser se ha convertido en un arma muy bien cargada. Con ella, avanzaremos para terminar la otra gran obra inconclusa: la liberación nacional y social de los pueblos latinoamericanos.

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