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sábado, 8 de enero de 2011

La revolución educativa en Yucatán

La Revolución Social Mexicana significó un gran cambio en todos los aspectos de la vida. Dio lugar a que los sectores de la población olvidados durante el Porfiriato pudieran obtener derechos humanos elementales como lo es la educación. Toda esta labor de años y de incasable esfuerzo no hubiera podido desarrollarse sin el sacrificio de aquellos que lucharon para conformar un mejor México.
Cristóbal León Campos / Especial para CON NUESTRA AMÉRICA
Desde Yucatán, México
(Fotografía: Felipe Carrillo Puerto, gobernador socialista de Yucatán, de 1922 a 1924)
Al iniciar el siglo XX, la vida en el estado de Yucatán era desigual. Por un lado, se encontraba la clase alta conocida como la “Casta Divina”, dueña de la producción del henequén de las haciendas que le permitía acumular grandes cantidades de dinero y controlar la economía y la política del Estado. Por el otro, las grandes capas de la población, hombres y mujeres que sobrevivían en difíciles condiciones por la falta de recursos económicos y por el extenuante trabajo que realizaban en la haciendas. Aunque tenían a su cargo el cultivo y la producción del henequén, no gozaban de su riqueza.
En esa época, Yucatán era uno de los estados más ricos del país pero también uno de los que tenía mayor grado de injusticia. La situación en todo el país era de crisis social por el resultado de las políticas del gobierno de Porfirio Díaz, que llevó a la gran mayoría de la población a vivir en pobreza y desigualdad. Esta falta de justicia originó un fuerte descontento social que desencadenó la Revolución Mexicana de 1910.
La falta de igualdad que el Porfiriato había implantado provocó un gran rezago educativo, ya que la mayoría de la población no tuvo la oportunidad de educarse. El analfabetismo era la característica común entre los pobladores de las comunidades rurales o urbanas. El triunfo revolucionario abrió un nuevo camino para el desarrollo y el bienestar de la gran mayoría de la población. Se implementaron cambios radicales en todos los ámbitos de la vida y fue la educación el pilar y el soporte de la nueva sociedad que comenzaba a construirse.
La llegada de Salvador Alvarado a Yucatán -1915-1918- marcó el inicio de una nueva época en materia educativa. En 1915 decretó la Ley General de Educación Pública que establecía la enseñanza primaria como obligatoria y laica, así como la fundación de escuelas rurales en cada comunidad marginada. En un período de dos años, se fundaron más de mil escuelas en las que once mil yucatecos aprendieron a leer y a escribir. Alvarado otorgó un reconocimiento necesario a la labor del magisterio; más de dos mil maestros se formaron y se dedicaron a trabajar en las zonas necesitadas en la campaña de alfabetización implementada por la Revolución.
El gobierno de Alvarado encontró el ambiente propicio para sus reformas educativas pues desde antes de su llegada un grupo nutrido de profesores, en el que destacaron Eduardo Urzaiz Rodríguez, Rodolfo Menéndez de la Peña, Albino J. Lope y José de la Luz Mena, entre otros, dedicaba horas después de las aulas al estudio y a la propagación de las variadas corrientes del pensamiento pedagógico.
Las ideas de cambio que la Revolución introdujo en la educación fomentaron discusiones importantes sobre el futuro de la enseñanza. En septiembre de 1915, bajo el apoyo del gobernador Alvarado, se organizó el Primer Congreso Pedagógico. La educación mixta, junto a la Escuela Racional, fueron los temas más discutidos.
Al ocupar Felipe Carrillo Puerto el cargo de gobernador socialista -1922-1924-, la educación primaria se benefició con nuevos bríos. Se promulgó la Ley de Enseñanza Racionalista, medida que estableció la Escuela Racionalista en el estado. Este tipo de educación se basaba en la razón permitiendo al niño ser el agente de su propio aprendizaje. Los educandos adquirían conocimientos de la vida misma. Se dotó a las escuelas de los medios necesarios para este tipo de enseñanza, las granjas, el huerto y el taller se convirtieron en partes comunes de los centros de enseñanza. La Escuela Racionalista, implementada en Yucatán por José de la Luz Mena, es la precursora de la Escuela Socialista que años más tarde se implementaría en todo el país durante el período del presidente Lázaro Cárdenas -1934-1940- en México.
La obra educativa de la Revolución es profunda, ya que abarcó cada uno de los niveles educativos y sectores de la sociedad. El gobernador Felipe Carrillo Puerto, al promulgar la Ley de Enseñanza Racionalista, convirtió en mixtas y coeducativas las escuelas primarias elementales y superiores, y se suprimieron en ellas las direcciones para remplazarse por Consejos de Maestros.
Por otro lado Carrillo Puerto llevó a efecto los acuerdos de los Congresos Obreros Socialistas, lo cuales planteaban las bases para la política de desarrollo de las clases trabajadoras. Durante su gobierno se crearon bibliotecas, se editaron obras de escritores yucatecos, se establecieron escuelas nocturnas para adultos, se fundó la Escuela de Bellas Artes y se instituyeron el Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán y la Academia de la Lengua Maya. Además en 1922 fundó la Universidad Nacional del Sureste.
La apertura educativa, que significó la Revolución, se revela en los libros de inscripción de los diferentes grados escolares en cada una de las escuelas primarias de Yucatán. Los registros muestran cómo los sectores sociales, que durante el Porfiriato no accedían a la educación, encontraron lugar en las nuevas escuelas. El origen popular de los padres se infiere del oficio registrado en las actas donde es posible encontrar jornaleros, campesinos, obreros, agricultores, albañiles y costureras. La política educativa revolucionaria no sólo ofreció a los padres la oportunidad de inscribir a sus hijos a la escuela, sino además les proporcionaba, a ellos mismos, la educación que tanto se les había negado, como lo ejemplifica la apertura de clases nocturnas para los trabajadores.
La Revolución Social Mexicana significó un gran cambio en todos los aspectos de la vida. Dio lugar a que los sectores de la población olvidados durante el Porfiriato pudieran obtener derechos humanos elementales como lo es la educación. Toda esta labor de años y de incasable esfuerzo no hubiera podido desarrollarse sin el sacrificio de aquellos que lucharon para conformar un mejor México. Esfuerzo que se debe valorar por todo lo que permitió hacer en el campo educativo de Yucatán.

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