Los graves problemas que vive Puerto Rico no empezaron hace dos años. Son el cúmulo de 112 años de ensayo colonial, que el llamado Estado Libre Asociado no resolvió, y que hoy nos ahoga, porque son otros, y no nosotros, los que deciden lo que pasa aquí.
Los puertorriqueños y puertorriqueñas nos encontramos en, lo que bien podría ser, la coyuntura definitoria de nuestro futuro y el de nuestro país. En nuestras manos está decidir qué clase de Puerto Rico queremos y hacia dónde dirigirlo. Lo que hay en este momento, claramente no satisface a la mayoría, a juzgar por las constantes y generalizadas expresiones de descontento con el estado de las cosas en el País. Salvo la casta de privilegiados y parásitos que pululan al amparo de este gobierno de Luis Fortuño y el Partido Nuevo Progresista ( PNP), es claro que el resto de los puertorriqueños vivimos un momento crítico que demanda acción, firmeza y compromiso.
Este gobierno sin duda pasará a la historia como uno de las peores que hemos vivido. Se trata de un gobierno divisivo, insensible, autoritario, vengativo e incompetente, que ha demostrado un desenfreno sospechoso en la aprobación de políticas y leyes de gran impacto en áreas de vital importancia, que un gran sector de nuestro pueblo rechaza porque intuye en ellas un grave daño a los individuos, las familias y el País. El aumento en la inestabilidad social en Puerto Rico es evidente, no sólo por el abierto conflicto en la Universidad de Puerto Rico, sino por la tensión permanente que se ha vivido y se vive a la espera de los atropellos de este gobierno, llámese Gasoducto a la trágala; o la expropiación forzosa de comunidades históricas; o los miles de trabajadores que se han visto lanzados al desempleo sin opciones a la vista; o los otros miles que se ven obligados a emigrar en busca de oportunidades; o el claro intento de gobernar para ellos y su claque de allegados, midiendo a Puerto Rico por su valor de cambio, como si fuera una mercancía, dilapidando sin pudor nuestro patrimonio para el enriquecimiento personal de unos pocos.
Pero los graves problemas que vive Puerto Rico no empezaron hace dos años. Son el cúmulo de 112 años de ensayo colonial, que el llamado Estado Libre Asociado no resolvió, y que hoy nos ahoga, porque son otros, y no nosotros, los que deciden lo que pasa aquí. Por eso, en este año 2011, nuestra primera prioridad debe ser pensar de qué manera cada uno de nosotros puede contribuir a frenar este desenfreno de las fuerzas enemigas de Puerto Rico, y a encaminar una nueva consciencia nacional, que propicie un proceso de consenso para encontrar una solución basada en nuestras realidades y recursos, en interdependencia sana con los demás países del mundo, y con las herramientas que da el poder para organizar una nueva sociedad. La opción de convertir a Puerto Rico en un estado mendigo del Tesoro de Estados Unidos, como pretenden Luis Fortuño y el PNP, o la colonia remendada que propone el Partido Popular ( PPD), no son opciones para el futuro de Puerto Rico y los líderes de esos partidos lo saben, aunque insistan en las mismas, ya por ventajería politiquera o por deshonestidad intelectual.
Puerto Rico sí cuenta con una reserva de fortaleza, que ha demostrado su valor una y otra vez a lo largo de la historia. Es la gran fuerza de los miles de puertorriqueños y puertorriqueñas que aman profundamente a nuestra patria, creen en sus posibilidades, y han estado y están dispuestos a luchar constantemente por su presente y su futuro. Así se demostró en la lucha contra la Marina, primero en Culebra y luego en Vieques, y así lo están demostrando los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico que no se inclinan ante los dictámenes del poder en su defensa de una universidad para todos los puertorriqueños. Por eso, en CLARIDAD apostamos a la esperanza. Y sabemos que, al igual que ha ocurrido siempre, la nación puertorriqueña terminará alzándose sobre toda dificultad y, contra el pronóstico de los pesimistas, prevalecerá.
Saludos Compañero,
ResponderEliminarDesde que la Organización de Naciones Unidas (ONU) determinó en el 1960 que el coloniaje es un crimen en contra de la humanidad, no hay más necesidad para consultas o plebiscitos. La solución es entregarle a Puerto Rico su soberanía.
Pero como el Gobierno de Estados Unidos (EEUU) no quiere hacer eso, ha ignorado las 33 resoluciones de la ONU pidiéndole exactamente eso. EEUU para engañar al mundo que le interesa descolonizar a Puerto Rico, continúa proponiendo plebiscitos para saber lo que quiere los puertorriqueños. Aunque 100% de los puertorriqueños queramos seguir siendo una colonia de Estados Unidos, todavía estaríamos obligado a tomar nuestra soberanía para después decidir que queremos hacer.
Lo único que sirve estos plebiscitos es para que EEUU divida los puertorriqueños. Un puertorriqueño no nos invadió para hacernos una colonia. ¿Cuándo nos daremos cuenta que tenemos que unirnos?
¡Por eso es que tenemos que protestar pacíficamente por lo menos 3 veces al año hasta que lograr la descolonización de Puerto Rico!
José M López Sierra
www.TodosUnidosDescolonizarPR.blogspot.com