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sábado, 9 de abril de 2011

Conversando con Aram Aharonian: "El problema fundamental es tener ideas"

Aram Aharonian, periodista uruguayo radicado en Venezuela y fundador de TeleSUR, conversa en exclusiva para CON NUESTRA AMÉRICA en torno a los medios alternativos de comunicación en América Latina.

Entrevista de Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica.

rafaelcuevasmolina@hotmail.com

Rafael Cuevas Molina (RC): ¿Por qué son necesarios los medios de comunicación alternativos?

Aram Aharoniam (AA): Primero hay que entender alternativos a qué. Alternativos al mensaje hegemónico que nos llega por las repetidoras locales de las corporaciones transnacionales; medios que están cartelizados atrás del pensamiento único, del mensaje único, de la imagen única. Entonces, lo que tenemos que hacer es democratizar la palabra y la imagen y crear medios alternativos a ese mensaje hegemónico.

RC: ¿Qué características deberían tener esos medios alternativos?

AA: Para ser alternativos tienen que ser también masivos, tienen que poder llegar con el mensaje a las grandes mayorías; si no, nos quedamos en pequeños nichos y morimos en pequeños nichos con nuestro mensaje que no le llega a nadie. Sería una endogamia: hablamos con nosotros mismos.

RC: Para eso se necesita dinero...

AA: Para eso se necesita convicción y proyectos. El problema es que nosotros siempre hemos puesto la plata por delante y generalmente el problema mayor es que no tenemos ideas.

RC: ¿Es ese el problema fundamental?

AA: El problema fundamental es tener ideas, tener proyectos, tener sueños y saber que las utopías son para alcanzarlas y no para hablar de ellas todo el día y no hacer nada.

RC: ¿Por eso participaste en la construcción de TeleSUR?

AA: Por eso hicimos TeleSUR, exactamente. Calificados de locos y soñadores. TeleSUR creo que es la demostración de que sí se puede hacer.

RC: Pero ahí había financiamiento...

AA: Ahí se buscó el financiamiento.

RC: ¿Quién financió?

AA: Pusieron los gobiernos. En principio el gobierno venezolano, luego el argentino, el uruguayo y el cubano.

RC: Luego tuviste discrepancias con TeleSUR…

AA: Sí, tuve discrepancias porque no se siguió el modelo original del proyecto. Creo que nos cuesta mucho dejar de copiar los modelos que vienen de afuera, nos cuesta mucho hacer una agenda informativa propia, nos cuesta mucho vernos con nuestros propios ojos y darle voz e imagen a todos aquellos que por más de 500 años no tuvieron imagen ni voz en el continente.

RC: ¿Podríamos precisar un poco más en qué cambió el proyecto original y que te llevó a discrepar?

AA: Primero en la concepción misma de desde dónde se ve la realidad. No puede ser un canal reactivo a lo que dicen los otros, sino que tiene que mostrar todo eso que no muestran los otros; o sea, la realidad de América Latina, sus movimientos sociales, su cultura, su memoria. Falla en una confrontación directa donde se vuelve un canal reactivo de lo que dicen los canales hegemónicos y copia los modelos, las formas, los formatos, lo que significa que sigue con la dependencia colonial o con el coloniaje cultural.

RC: Pero si las características del modelo alternativo están tan claras, ¿por qué hay resistencia?

AA: Porque creo que hay resistencia a todo lo que sea construcción, que es más fácil la etapa de la resistencia, la denunciología, la autoflagelación del "qué mal estamos", pero tenemos muchos problemas en construir, en pensar hacia adelante, en pensar en cosas nuestras; en crear y errar también, pero hasta ahora erramos siempre y nunca creamos nada.

RC: ¿Hay una dictadura de los medios de comunicación a nivel global?

AA: Sí, claro. Si antes necesitaban fuerzas armadas para imponer modelos políticos, económicos y sociales, hoy no necesitan bayonetas sino que nos bombardean todos los días, permanentemente, en la sala de nuestras cosas y nuestros propios dormitorios con un mensaje único, una verdad virtual. Si antes se consideraban el cuarto poder, hoy muchas veces son el primero, por encima del poder político.

RC: ¿Cuál es tu opinión sobre Internet y los medios de comunicación en Internet?

AA: Es una herramienta muy válida, muy nueva en sentido general; puede ser explotada de distintas formas y exige algo en lo que nosotros insistimos mucho que es la profesionalización del comunicador popular, en el sentido de apropiación de tecnologías, capacitación para su uso como arma para dar un mejor combate ideológico.

RC: ¿Democratiza Internet?

AA: Sí y no. Democratiza el mensaje, es una herramienta. Creer que la digitalización democratiza, o que Internet democratiza es ser muy primario en las consideraciones. Son herramientas dominadas por el enemigo pero que dan la posibilidad de llegar a unos públicos a los que antes no accedíamos, y en los que hoy tenemos la posibilidad de mezclar texto, imagen y sonido en un mismo mensaje, y enviar eso a una cantidad de destinatarios, obviamente que tiene que ser gente que tenga también Internet.

RC: ¿Qué opinión te merece el papel de las redes sociales en los movimientos árabes de estos días?

AA: Son herramientas. No creo que las redes sociales decidan nada, es cómo se usan esas herramientas. Las herramientas sirvieron para algo y se quedaron ahí, o sea, sirvieron para encender la chispa quizás, pero el fin no lo determinaron las redes sociales.

RC: La presencia de estas herramientas, ¿le dan características especiales a esos movimientos sociales?

AA: No, creo que no hay que confundir la herramienta con el fin. Creo que si antes funcionaba "radio bemba" hoy funciona Twitter, es decir, son distintas clases de herramientas de acuerdo a la tecnología que se va sucediendo. Es decir, no hay que tenerle miedo, hay que apropiarse de ellas y saber usarlas como herramientas. También, a veces hay que llegar a la combinación de "radio bemba" y utilizar la tecnología que nos permite mandar mensajes de punto a multipunto de forma permanente e instantánea.

RC: En América Latina ¿existe conciencia de la necesidad de desarrollar medios de comunicación alternativos?

AA: Yo creo que estamos en una etapa en la que tenemos conciencia de que lo necesitamos pero no sabemos cómo hacerlo, y en muchos países tenemos legislaciones que nos impiden poder crecer. Hay muchas legislaciones que criminalizan los medios populares defendiendo a los grandes oligopolios y monopolios; hay otros países en donde hay legislaciones que permiten o amparan la presencia de medios alternativos, populares o como se les quiera llamar, pero en donde falta la conciencia de que el medio por sí solo no lleva el mensaje masivamente, sino que tenemos que buscar la forma de masificar ese mensaje, que puede ser a través de redes, de medios comunitarios o a través de medios alternativos.

RC: Hablando de legislación, existe la percepción de que en Venezuela hay una actitud autoritaria por parte del gobierno en relación con los medios de comunicación...

AA: En Venezuela hay más de 400 radios privadas, 47 televisoras privadas, dos o tres radios oficiales, cinco canales de televisión oficiales; o sea que hay una enorme mayoría de medios privados que son agresivamente antigobierno, donde hacen uso no de la libertad sino del libertinaje de expresión. Los que hablan de que no hay libertad de prensa que escuchen la radio y vean la televisión, y van a ver la cantidad de cosas que se dicen y se ven ahí. No hay ni un solo periodista preso, a menos que haya robado; no hay medios clausurados, y la única situación, que por demás fue muy manipulada, es el fin de una concesión de televisión que, como todo Estado, el Estado venezolano tienen derecho a renovar o no en función de que cumpla o no con las normativas vigentes.

RC: ¿Que opinión te merece la Ley de Medios argentina?

AA: Me parece uno de los logros más grandes del campo popular en los últimos años. Creo que es una ley de la democracia y para democratizar. La ley en sí es solamente un puntapié inicial, que permite el crecimiento de lo que es el campo popular en lo que se refiere a lo mediático, permite eso aunque no lo estimula. Ahora viene la etapa de la construcción que es la más difícil. Se logró desde el abajo, porque es una reivindicación de los movimientos sociales que durante los 26 años de democracia pelearon por esa ley de medios. Se tiró abajo una ley de la dictadura, se terminan los monopolios mediáticos, se termina la concentración y se establece que por lo menos una tercera parte de las frecuencias sean adjudicadas a medios populares.

RC: Has reiterado la necesidad de la construcción de alternativas y en eso estás trabajando ahora. ¿Qué hacés específicamente?

AA: Yo creo que lo más importante es el debate de las ideas, el tratar de reformatear nuestros discos duros, romper con los viejos paradigmas, insistir en la necesidad de que la academia también ayude en la conceptualización de estas nuevas realidades, y que tengamos también nuevas teorías de la comunicación pues seguimos con teorías de hace más de 40 años. Y sobre todo capacitar a la gente para que pueda tener medios populares, para que puedan hacer su función dentro de estas legislaciones que son mucho más permisivas de las que había antes.

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