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sábado, 9 de abril de 2011

José Martí y la pedagogía latinoamericana

La docencia nos convoca con el porvenir, por una parte intentamos formar pensando no sólo en el hoy, en la inmediatez, sino que formamos más allá de lo visible, de lo calculable, como aquel viajero que pudo vislumbrar la Tierra Prometida pero no la pudo alcanzar.

Carla Wainsztok / Especial para Con Nuestra América

Desde Buenos Aires, Argentina.

A los viejos maestros. A los nuevos compañeros.

Los maestros de Martí

Para el filósofo George Steiner es posible “distinguir tres escenarios principales o estructuras de relación. Hay Maestros que han destruido a sus discípulos psicológicamente y, en algunos raros casos, físicamente. Han quebrantado su espíritu, han consumido sus esperanzas, se han aprovechado de su dependencia y de su individualidad. El ámbito del alma tiene sus vampiros. Como contrapunto, ha habido discípulos, pupilos y aprendices que han tergiversado, traicionado y destruido a sus Maestros (…) La tercera categoría es la del intercambio, el eros de la mutua confianza e incluso el amor” (Steiner; 2005; 12)

Es en esta última estructura donde podemos ubicar a Martí y sus maestros. El Apóstol de Nuestra América reconoce a dos maestros: a José de la Luz, a quién no conoció personalmente, y a Rafael Mendive. “Pero si José de la Luz fue leyenda, Mendive constituyó el ejemplo cotidiano de un poeta y un maestro” (Nassif; 1999:1). Lea el artículo completo aquí...

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