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viernes, 2 de diciembre de 2011

Entre cumbres y abismos: El amanecer en Caracas y las sombras de Bruselas

El siglo XXI ve nacer en Caracas, Venezuela, el sueño de Bolívar y de tantas mujeres y hombres que lucharon por la independencia de los pueblos que fueron subyugados bajo el imperio español. Somos testigos que ahora Cuba no será más excluida, menos aún vilmente bloqueada. La Grande de las Antillas forma parte de la hermandad de América Latina y el Caribe, ¡cueste a quien le cueste, duela a quien le duela!

José Toledo Alcalde/ Especial para Con Nuestra América

Desde Lima, Perú

El presidente de Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, señaló: “hoy se le está realizando la sentencia de muerte a la Doctrina Monroe que dio inicio a la política colonialista de los EE.UU”. Recordamos la sentencia del proyecto colonizador de los EEUU:"América para los americanos" aquel 2 de diciembre de 1823. La ruptura con el otrora imperio español se convirtió en el inicio del imperio colonizador de EEUU e Inglaterra. Nunca existió una genuina intención independentista, el ansia de poder es el estigma que perseguirá al imperio, para prueba aquí unas recomendaciones de Tomás Jefferson al presidente James Monroe (1817-1825):

La Gran Bretaña es la nación que puede hacernos más daño que ninguna otra, o que todas en la tierra; y con ella de nuestro lado no necesitamos temer al mundo entero. Con ella pues, debemos cultivar sinceramente una amistad cordial; y nada conduciría más a atar nuestros afectos que luchar de nuevo, lado a lado, por la misma causa… Su objeto es introducir y establecer el sistema americano, mantener fuera de nuestras tierras a todas las potencias extranjeras, nunca permitir a las de Europa interferir en los asuntos de nuestras naciones. Es mantener nuestros propios principios, no separarnos de ellos. Y si, para facilitar esto, podemos crear una división en el grupo de las potencias europeas, y atraer a nuestro lado a su miembro más poderoso[1].

La colonizadora Doctrina Monroe y las adhesiones de Teodoro Roosevelt han sido la columna vertebral que hasta el día de hoy han sostenido la identidad con la cual nació la caduca Organización de Estados Americanos (OEA):

No es cierto que los Estados Unidos desee (sic) territorios o contemple proyectos con respecto a otras naciones del hemisferio occidental excepto los que sean para su bienestar. Todo lo que este país desea es ver a las naciones vecinas estables, en orden y prósperas. Toda nación cuyo pueblo se conduzca bien puede contar con nuestra cordial amistad. Si una nación muestra que sabe cómo actuar con eficiencia y decencia razonable en asuntos sociales y políticos, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no necesita temer la interferencia de los Estados Unidos. Un mal crónico, o una impotencia que resulta en el deterioro general de los lazos de una sociedad civilizada, puede en América, como en otras partes, requerir finalmente la intervención de alguna nación civilizada, y en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe puede forzar a los Estados Unidos, aun sea renuentemente, al ejercicio del poder de policía internacional en casos flagrantes de tal mal crónico o impotencia[2]

La vergonzosa historia de la OEA y su complicidad con el voraz apetito colonizador de los EEUU y su sempiterno aliado Inglaterra nos dan testimonio que las decisiones tomadas en su interior nunca fueron orientadas al beneficio colectivo de los pueblos americanos. “Las colonias” fueron liberadas de sus colonizadores para ser llevadas a manos de los nuevos colonizadores. Nunca existió una liberación real de las cadenas del colonialismo Europeo. La OEA y las Cumbres de la Américas ante su invalidez política y la falsa identidad pluralista se valieron del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como instrumento jurídico legitimador de las invasiones militares perpetradas como pe. Haití en el año ’de 1992 frente al golpe de Estado que depuso al presidente Jean Bertrand Aristide.

EEUU y aliados nunca perdonaran que Cuba se les haya escapado de las manos. La OEA veto a Cuba y nunca mantuvo un principio mayoritariamente solidario con la Grande de las Antillas. Por más que Tomás Jefferson (1743-1826) haya intentado maquillar su discurso ante Santiago Monroe creemos que sus palabras fieles a la esencia de la doctrina del Destino Manifiesto[3] colonizador de los EEUU plasman en las palabras de Jefferson el inhumano bloqueo económico, financiero y comercial que ni la OEA, ni la ONU han sido capaces de quebrar hasta el día de hoy: “¿Deseamos adquirir para nuestra propia confederación una o más de la provincias de España? Confieso cándidamente que siempre he mirado a Cuba como la adición más interesante que pudiera hacerse nunca a nuestro sistema de Estados. El control que, con Punta Florida, esta isla nos daría sobre el Golfo de México, y los países y el istmo limítrofes, además de aquéllos cuyas aguas fluyen a él, colmarían la medida de nuestro bienestar político”.[4]

El siglo XXI ve nacer en Caracas, Venezuela, el sueño de Bolívar y de tantas mujeres y hombres que lucharon por la independencia de los pueblos que fueron subyugados bajo el imperio español. Somos testigos que ahora Cuba no será más excluida, menos aún vilmente bloqueada. La Grande de las Antillas forma parte de la hermandad de América Latina y el Caribe, ¡cueste a quien le cueste, duela a quien le duela! CELAC, no son deseos, ni palabras, ni utopías irrealizables. CELAC es ya una realidad histórica que nace el día de hoy. Y, este nacimiento no se materializa como resultado de una coyuntura de emergencia en la cual se tendrían que decidir los destinos de América Latina y el Caribe. No obstante cada esfuerzo adquirió preponderancia en la medida que siempre respondió a coyunturas históricas que exigieron propuestas desarrolladas en conjunto las cuales fueron delimitando el accionar en conjunto que ahora vemos en acción. Las diferentes reuniones han ido construyendo una entidad organizativa continental paralela a la existencia de la Organización de los Estados Americanos (OEA) , fundada entre 1889-1890 en la ciudad de Washington, D.C. EEUU.

Hoy podemos decir que CELAC es la síntesis de una serie de esfuerzos de los pueblos de América Latina y el Caribe que fueron consolidándose y adquiriendo organicidad en una serie de encuentros en los cuales los ideales de integración y crecimiento integral de la región han hecho posible que - al día de hoy - se plasme en el ápice de la adolescencia económica y la madurez política de la región lo que muchos llaman el sueño de Bolívar. Para el record histórico señalamos a grandes pinceladas los diferentes esfuerzos que fueron perfilando la personalidad de lo que hoy es el evento histórico más relevante en la búsqueda de la unidad y verdadera independencia de los pueblos de A.L y el Caribe:

El Grupo Contadora (Panamá, 1983), El Grupo de Apoyo a Contadora o Grupo de Lima (Lima,1985), El Grupo de Río (1990), la III Cumbre Suramericana en Cuzco (Perú 2004), Alianza Bolivariana Para Los Pueblos De América Latina (ALBA), Habana (Cuba, 2004), la Cumbre de Brasilia (Brasil, 2005), la Cumbre de Cochabamba (Bolivia, 2006), la Cumbre de la Isla de Margarita (2007), la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) sobre Integración y Desarrollo, Salvador, Estado de Bahía (Brasil, 2008), la fundación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR),Brasilia (Brasil, 2008), la cumbre de Cancún (México,2010), la Reunión Ministerial de la Cumbre América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC); Montego Bay (Jamaica, 2009), (II Cumbre CALC y XXI Cumbre del Grupo de Río), Reunión Ministerial de la Cumbre América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC); Caracas, 03 de julio de 2010.

CELAC y sus 33 representaciones fijaran este 2 y 3 de diciembre los lineamientos de la integración socio-política-económica de la región. La ausencia de algunos mandatarios no mella la magna cumbre. Estos países están debidamente representados por sus cancillerías. Las ausencias que marcan el emblemático distanciamiento con la hegemonía colonizadora institucionalizada son la de Canadá y los EEUU. Como señala Raúl Castro: “Por primera vez en la historia vamos a tener una organización de nuestra América…”. No podemos hablar de ausencia cuando pensamos en Fidel Castro. La presencia del comandante de las Américas, así como la del “Che” y la de cientos de mártires que regaron la Tierra con sangre inocente hace que sea posible que con la más pura e integra dignidad podamos asistir como simples mortales a este evento que revolucionará de una vez y para siempre los destinos de los pueblos de A.L y el Caribe que claman por integración y liberación del yugo vilmente colonizador del eje del imperio.

Mientras un nuevo amanecer se desprende desde las llanuras venezolanas, el anochecer de los abismos sucumbe los poderes de aquellos que creyeron que la usura y la opresión era eterna como las mentiras de liberación que vendieron a nuestros pueblos demasiado tiempo como para decirles hoy en la CELAD, ¡Basta! Llegó la hora de asumir la soberanía en nuestras manos. Mientras que el sentido de la unidad y la integración nace desde la esperanza en la liberación integral de pueblos que fueron sometidos a migajas, este 9 diciembre en Ville de Bruxelle desde una coyuntura de desesperanza, usura y ansias de poder los países de la así conocida eurozona intentaran, no salvar a sus pueblos del desempleo, el hambre y la miseria, sino maquinaran ajustes que eviten la quiebra de las corporaciones financieras que solo podrán salir a flote hundiendo a sus pueblos en la más dramática y desesperanzadora deuda económica, financiera y comercial jamás vista. Mientras en la Ville de Bruxelle se intentará salvar la pragmaticidad del “euro” desangrando a los pobre y excluidos de Europa, en Caracas se construyen puentes soberanos que romperán el yugo de la dependencia en aras de la Patria Grande que ya no es solo el sueño de Bolívar, sino de toda la hermandad llamada América Latina y el Caribe.


NOTAS

[1] Carta de Jefferson a Monroe el 24 de octubre de 1823 «Al Presidente de los Estados Unidos.
Monticello, 24 de octubre de 1823.

[2] Extracto del mensaje del Presidente Teodoro Roosevelt dirigido al Congreso norteamericano el 6 de diciembre de 1904.

[4] Op.Cit. Carta de Jefferson a Monroe, 1823.

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