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sábado, 21 de enero de 2012

José Carlos Mariátegui y Ollanta Humala Tasso

¿Dónde queda el tan pregonado ascetismo ideológico del nuevo programa de gobierno de Ollanta Humala? ¿Puede existir tecnocracia exenta de ideología? ¿Dónde quedan los partidos de izquierda que acompañaron la concertación? ¿Quedan a la espera de otro mesías a quien subírsele al coche, sin posibilidad de formular una propuesta propia y alternativa para los nuevos tiempos?

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América

Desde Lima, Perú

“Con los restos del Amauta, fueron sepultadas también sus ideas”. Aníbal Quijano.

En el Perú de todas las sangres[1] del siglo XXI no podríamos insistir en que el problema socio-económico principal comprende a las tres razas señaladas por José Carlos Mariátegui (1895-1930, en adelante Amauta): la indígena comprendida por los indios incásicos y aztecas, los indígenas sevícolas y la raza negra. Aunque la persistencia de la exclusión social insiste en anclarlo a un pasado expoliador.[2] Sin llegar a afirmar la existencia de una síntesis de razas el Amauta no excluyó de su análisis los grupos étnicos, que al igual que el originario andino y selvático sufría la opresión del colonizador: “Los indígenas y negros están en su mayoría, incluidos en la clase de obreros y campesinos explotados, y forman la casi totalidad de la misma”.[3] Para esta reflexión nos referiremos básicamente al artículo “El Progreso Nacional y el Capital Humano”.[4]

Aquella síntesis de todas las razas – a la que aludió el político argentino Alfredo Lorenzo Palacios (1881-1965)- la encontramos en nuestro tiempo con mayor esplendor que en los tiempos del Amauta. Esa densa capa indígena[5] a la cual el Amauta señaló como extraña al proceso de formación de la peruanidad, no es más extraña ni ajena, asumió desde hace mucho su rol transformadoramente histórico en el proceso de construcción de una identidad sólida y soberana al margen de influencias caprichosamente colonizadoras. Intentaremos sumergirnos en las entrañas del artículo del Amauta - que intitula esta reflexión - y desde allí contrapuntear el anhelado sueño de inclusión social que hizo parecer a Ollanta Humala Tasso como el nuevo adalid de inspiración andino-nacionalista. Hablamos de un Perú y una América Latina de todas las sangres.

En estos primeros 6 meses del actual gobierno peruano - dirigido por el presidente Ollanta Humala - si ha existido un eje directriz del discurso político de la nueva gestión, ese ha sido la inclusión social. El mandatario no sabe ir ni a derecha, ni izquierda o mantenerse en el tibio centro político sin no referirse - como el viejo abracadabra – al eje aludido el cual – supuestamente - tendría que abrirle todas las puertas del complejo y enmarañado arenal socio-económico nacional. Lo cierto es que la versión neoliberal nacional-extranjera vio en la postulación y triunfo de la ex confluencia Gana Perú la viva amenaza a los logros económicos obtenidos por la política de libre mercado sostenida en los últimos 20 años (desde el auto-golpe de Estado del 5 de abril de 1992). Razones tenían la conservadora derecha al ver en la confluencia el grueso desorganizado de la izquierda que intentó resurgir cual Inkarri en medio de los escombros. Entre las expresiones de izquierda que apoyaron Partido Nacionalista Peruano se encontraron: el Partido Comunista del Perú, el Partido Socialista, el Partido Socialista Revolucionario, el Movimiento Político Voz Socialista y un sector importante del Movimiento Político Lima para Todos.

El grueso político desleal, heredero de las directrices políticas del Amauta apoyó al Partido Nacionalista Peruano, más que por simpatía por su líder, fue por clara oposición a que se repita en el Perú un gobierno del calibre ortodoxamente neoliberal del movimiento político fujimorista. Ollanta Humala no representó a la variopinta izquierda peruana. Sinesio López señaló: “En las últimas elecciones, el triunfador fue Ollanta Humala respaldado por una corriente nacionalista, una corriente de izquierda y otra democrático-liberal”. [6] Por lo que vemos al día de hoy el discurso predominante es el de la corriente democrático-liberal, las otras corrientes fueron desviadas del cauce y con ellas las carencias teórico-organizacional de una izquierda que otrora osó llamarse “Izquierda Unida”.

Lo cierto es que cuando hablamos de izquierda – desde la experiencia peruana – no hablamos de una, sino de varias, en palabras de Rodrigo Montoya: “Nunca hubo una izquierda sino varias, directamente derivadas del europeo centrismo y sus líneas internacionales”.[7]Para el profesor Montoya existió una excepción socialista de índole nacional a la cual llama “extraordinaria, ese fue: “el Partido Socialista de José Carlos Mariátegui con su preciosa tesis ‘Ni calco ni copia, sino creación heroica’”. Entre 1928 y 1930, el único modelo de izquierda a seguir en el mundo era el soviético. El amauta pensó la izquierda peruana a partir de nuestra realidad y no del ejemplo europeo a seguir”.[8] Una realidad en donde la inclusión de las mayorías excluidas partía del principio en que es la dignidad del ser humano la que debe sobreponerse a los intereses del mercado y el poderío del Capital (K). Una inclusión social en donde las personas llegaran a ser verdaderos gestores de su propio proceso de inclusión socio-política-económica y no agentes pasivos de recetas dictadas al margen de sus necesidades de autodeterminación. Incluidos en un sistema de relaciones justas y equitativas por su propio esfuerzo y no por programas asistencialistas de “absorción social”. De allí nuestro interés de volver al Amauta, haciendo desde el análisis y la contrastación - de sus principios éticos- socialistas- con pseudas teorías pro humanistas una posibilidad de formación ético-política para las nuevas generaciones.

Indudablemente el acicate presidencial en ampliar los alcances de las reformas económicas neoliberales le exige brindar la imagen de humanidad que el viejo orden capitalista piensa integrar como último recurso de sobrevivencia, un sinsentido esfuerzo de humanizar al capitalismo. En la conferencia de prensa que ofrecieron los presidentes de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y el presidente de la República de Irán Mahmoud Ahmadineyad, el presidente iraní señaló: “el razonamiento capitalista es contrario a la naturaleza humana”,[9] la sencillez de tal afirmación puede ser comprobada en las calamitosas evidencias socio-económicas que la historia se encarga de darnos. Nos preocupa el énfasis populista del nacionalismo de Ollanta Humala: "El nacionalismo se construye en la fraternidad. Nadie ha ahondado en el concepto de la fraternidad. Yo no soy de izquierda ni de derecha, soy de abajo. Eso me da la capacidad de empatar con el sentimiento de la población. Que nosotros hayamos recogido banderas sociales, muy bien, pero no excluimos a nadie. Acá se trata de darle una nueva visión al país. Mi mandato implícito es de unir al Perú. Mi orientación es un modelo distinto al que ha venido dándose".[10]

¿De qué nacionalismo nos está hablando, de aquel al cual confrontó el Amauta? Para nosotros si el nacionalismo es igual a desarrollo económico desde las bases del consumo, el monopolio de los medios de producción y servicios, manteniendo las reglas de juego político-jurídico que siguen beneficiando a pequeñas minorías, estaríamos hablando de un nacionalismo asistencialista al servicio el caduco capitalismo inmoral. La endeble estructura teórico-praxológica de la escuela socio-económica raya en el absurdo de seguir afirmando que crecimiento económico es igual a desarrollo, progreso y modernidad. Nosotros sostenemos con el Amauta: “Los que, arbitraria y simplísticamente, reducen el progreso peruano a un problema de capital áureo, razonan y discurren como si no existiese, con derecho a prioridad en el debate, un problema de capital humano”.[11] Quedó claro para el fundador del Partido Socialista del Perú (1928)[12]que el referente de desarrollo impuesto fue el dictado por los EEUU el cual niega a diestra y siniestra que su verdadero capital es el humano: “El gigantesco desarrollo material de los Estados Unidos, no prueba la potencia del oro sino la potencia del hombre. La riqueza de los Estados Unidos no está en sus bancos ni en sus bolsas; está en su población”.[13]

En este corto artículo el Amauta enfoca la denuncia en la falsa génesis del materialismo capitalista al cual califica de irreal, grosero y utopista. La relación de sometimiento del ser humano al Capital quiebra el equilibrio de relaciones entre el ser humano entre sí y con la naturaleza. Para el Amauta se invirtieron desastrosamente el orden de los factores: “la crisis y la decadencia contemporáneas empezaron justamente, cuando la civilización comenzó a depender casi absolutamente del dinero y a subordinar al dinero su espíritu y su movimiento”. El dios mammon[14] adquirió - de manos de los que controlan las fuerzas de producción y comercialización – personalidad propia. La idiosincrasia en torno al Capital y el sometimiento de las masas a su todopoderosa presencia indudablemente hizo de miles de millones de personas ciegos dependientes de una religiosidad de más alienante y enajenadora. Para el Amauta esta suerte de fanatismo religioso - en torno al Capital- tiene sus representantes a los cuales no dudó en llamar profetas (y profetizas): “El error y el pecado de los profetas del progreso peruano y de sus programas han residido siempre en su resistencia o ineptitud para entender la primacía del factor biológico, del factor humano sobre todos los otros factores, si no artificiales, secundarios”. Desde estas breves líneas reflexivas será el Premier Óscar Valdés, quien nos servirá de referente para abordar brevemente la lógica del progreso nacional y el sentido del capital humano en la llamada hoja de ruta del gobierno de Ollanta Humala.[15]

De aquellos gritos de júbilo en las calles - una vez sabido los resultados electorales – y la inolvidable expresión de fin de mundo de Aldo Mariátegui ha corrido demasiada agua bajo el puente político nacional en solo seis meses de gobierno. La distinción política de la concertación Gana Perú – liderada por Ollanta Humala – fue la denominada hoja de ruta. La cual al final de la segunda vuelta había sido simplificada en una propuesta concertadora. Recordamos aquel Plan de Gobierno conocido como “La Gran Transformación” 2011-2016. Desde la presentación del documento se hacía un serio análisis de una coyuntura política internacional que a todas voces cantaba la caída del modelo neoliberal. La presentación a la ruta de la transformación nacional declaraba la necesidad de crear un nuevo modelo: “La crisis mundial actual ha herido de muerte al modelo neoliberal peruano. Ha develado los limites de este patrón de crecimiento que prescindió del mercado interno y se basó más en factores externos: precios de intercambio favorables, demanda mundial creciente e inversiones extranjeras, principalmente para la explotación de recursos naturales”.[16] Esta lógica de Estado y gobernabilidad fue y sigue siendo llamada, modernidad. Ya el Amauta señalaba: “el hombre moderno no es sólo el que más ha avanzado en la reconstrucción de lo que fue, sino también el que más ha avanzado en la previsión de lo que será”[17]. Desde esta afirmación y a la luz de lo expuesto por el premier Valdes nos es fácil prever la continuidad de la política de Estado - que Ollanta Humala presionado por grupos de poder – llevará adelanta en sintonía con los gobiernos de Fujimori, García y Toledo; en pocas palabras la continuidad de una ruta según el caduco Consenso de Washington.

Cuando escuchamos a la Confederación de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP), por medio de su titular encargado Alfonso García Miró, aplaudir a Valdés después de su discurso en el Congreso de la República – aunque a muchos les parezca descabellado – nos supo a gato encerrado, por decir lo menos. Para García – quien nos ayuda a resumir lo dicho por Valdés – destacó, para opinión de sus representados, dos temas centrales del discurso del Premier: “El primer tema es la profundidad y amplitud de las políticas sociales incorporadas en el Plan de Gobierno. El Gobierno tiene el mérito de haber creado un Ministerio específico de la Inclusión Social” y “El otro tema que vemos como eje del discurso es el convencimiento entre todos los sectores del Gobierno de que la mejor y quizás la única manera de transitar a las personas pobres hacia el éxito es promoviendo, protegiendo e incrementando las inversiones”, dígame usted si esta expresión no está preñada de ideología neoliberal, dígame usted si el cambio de ruta de gabinete Valdes – eco de la política de Estado de Ollanta Humala – no se orienta verso el ya frutado Consenso de Washington, a las pruebas nos remitimos.

No en vano el periodista César Hildebrandt señaló: “La imagen que Valdés da es la del tiempo detenido, la de la historia que se repite, la del tic sin cura…Nada sobre el fondo del asunto: seguir la estrella del fujimorismo económico, proseguir la ortodoxia de un diseño que destruye empleo decente y malpare informalidad, que nos resigna a ser exportadores primarios y desalienta todo lo que es técnica, ciencia e investigación, que no quiere industrias nacionales, que abarata y cholea el salario, que sataniza a los “antisistemas”, ¿no es eso, acaso, indultar políticamente a Fujimori? Reducir el Estado a caridades para la foto y promesas de palo para los campesinos antimineros ¿no es algo que el dictador hizo y haría de nuevo?[18]

El proyecto de gran transformación nacional alineaba al Perú con el ALBA, UNASUR y con lo que vendría a ser posteriormente CELAC. La modernización del Estado peruano – tal cual fue propuesta por el Premier Valdes – nos puntualiza el ritmo económica liberal al cual han resumido aquella tan incendiaría Hoja de Ruta blasfemada por la mass media ultra conservadora, grupos de poderes y tantos espejismos de periodistas que se beneficiaron con el rio revuelto.

Para muestra un botón: La alimentación. La programada maquinaria asistencialista – al cual el Perú está harto acostumbrado – encaja, sin lugar a dudas, en la línea de acción social de cualquier política económica recomendada por las corporaciones financieras; las bases de la desigualdad siguen siendo intocables. El asunto no es invertir miles de millones de soles en darle de comer a infantes insanamente malnutridos. ¿Qué hacer cuando la inversión se acabe, esperar el cambio de gobierno y que siga la inversión? No puede el Premier Valdés jactarse de inclusivo social atendiendo el problema histórico de la mal y desnutrición señalando que: “En el 2012, el Programa Infantil de Nutrición atenderá 950,000 niños y niñas de 6 a 36 meses, madres gestantes y lactantes, con un monto de S/. 325 millones. Atenderá también a 3 millones de niños y niñas de 3 a 12 años con un monto de S/. 280 millones. Para el Gobierno del Presidente Ollanta Humala el componente alimentario y nutricional es fundamental para el rendimiento estudiantil. Por eso es que ponemos énfasis en este tema”. El enfoque da luces de la orientación pragmáticamente liberal de la lógica asumida por Ollanta Humala.

El problema de la violación del derecho a la alimentación no es una cuestión que ponga en peligro el cuantitativo rendimiento del estándar educativo, es un problema económico que encuentra su raíz en la injusta estructuración de las relaciones sociales y de producción que prevalecen desde la génesis de la República. La solución al problema del hambre tiene que ver con la defensa de la vida y la condena a todo aquello que atente contra ella. Es un asunto que debe ser contemplado desde el ataque frontal al monopolio de la comercialización de los alimentos de primer orden, es un asunto de reconquista de soberanía alimentaria, de relaciones comerciales justas. Eso es solo por mencionar un tema, quizá el de mayor vulnerabilidad social, de los varios tratados en el discurso.

¿Hacia la ruta del Consenso de Washington? En la hoja de ruta – como fue planteado en sus inicios – se señaló el hambre como una de las primeras iniquidades de orden estructural. La solución no fue planteada exclusivamente desde una paliativa redistribución del presupuesto nacional, esta medida mantiene, le guste o no, la estructura inicua intacta. El Plan Nacional lo supo señalar: “La débil voluntad política de los gobernantes para impulsar líneas estratégicas del desarrollo social como la educación, la salud, el trabajo y la seguridad alimentaria ha precarizado la calidad de vida de la mayoría de los peruanos y los ha excluido del desarrollo. Lejos de garantizar la orientación prioritaria del presupuesto nacional en estos rubros, como una efectiva oportunidad de redistribución de los beneficios del crecimiento y del desarrollo, se ha optado por programas sociales de emergencia de baja calidad y de consumo exclusivo para los pobres. Se trata entonces de paliativos que no resuelven los graves efectos de la desigualdad y la exclusión sino más bien los perpetúan y los agravan”.[19] El Amauta ya hacía una lectura del hambre el cual es históricamente sostenido: “En Lima y en el Callao mueren antes de llegar a un año de edad la cuarta parte de los niños. En los pueblecitos rurales de la costa el índice de la mortalidad infantil es mayor aún”.

El exasesor del expremier Salomón Lerner, el profesor Sinesio López, señaló 2 días después del discurso del Premier: “La hoja de ruta ha sido políticamente prostituida. Todos la manosean y la definen como quieren. El fujimorismo, la Alianza por el Gran Cambio y el Apra tienen una visión conservadora de ella y la entienden, en lo esencial, como la continuidad del modelo económico y de las políticas públicas del 90 en adelante. Valdés y Castilla, los actuales hombres fuertes del gobierno, le han arrebatado el horizonte utópico y el filo reformista que ella albergaba”. [20] El desenmascaramiento de Ollanta Humala no se hizo esperar. Las fuerzas sociales socialista le habían servido para arribar al sillón presidencial sin plataforma política alguna. Alonso Ramos nos aproximó a doble rasero de la conducta del mandatario: “ Al jefe de Estado le incomodaba la presencia de los asesores de izquierda en la PCM (Presidencia del Consejo de Ministros). “Cuando botas a esos rojos, le dijo Humala a Lerner en una de sus últimas reuniones. Se refería al sociólogo Sinesio López, al experto en temas energéticos Juan Manuel Dammert y al constitucionalista César Valega…”.[21]

El Amauta prologó el articulo afirmando: “Los que, arbitraria y simplísticamente, reducen el progreso peruano a un problema de capital áureo, razonan y discurren como si no existiese, con derecho a prioridad en el debate, un problema de capital humano. Ignoran u olvidan que, en historia, el hombre es anterior al dinero”. Interesante la citación que hace César Hildebrandt a Gonzalo Zegarra quien sostiene el giro ortodoxamente pragmático que realizó el Plan de Gobierno de Ollanta Humala: “En un interesante giro político – poco comentado, por lo demás- los defensores públicos del modelo económico basado en la inversión y libertades económicas han logrado instalar la idea (absolutamente cierta, por lo demás) de que lo único que puede garantizar la inclusión social es que la economía del país siga creciendo en los mismos mecanismos que ha venido haciéndolo los últimos veinte años, aunque con algunos ligeros ajustes redistributivos”.[22]

Para Sinesio López esta realidad de expoliación social diseñada por Zegarra le pareció podría haber sido desplazada por la llegada de Ollanta Humala: “Desde hace más de veinte años los poderes fácticos han logrado imponer a los presidentes elegidos los operadores de sus intereses en el manejo de los aparatos económicos del Estado. Desde allí desplegaban las políticas económicas para los ricos y asignaban las migajas de las políticas sociales asistencialistas para los pobres. En este lapso ningún ministro de Economía y Finanzas ha provenido de las filas del partido que obtenía el triunfo electoral. Casi todos ellos provenían de las canteras de los organismos financieros internacionales o de los bancos. Los operadores justificaban su presencia en el Estado no solo como cuadros técnicos eficientes sino también como hombres de confianza del capital nacional e internacional. Por temor a fracasar en el campo económico o por presión de los poderes fácticos, los presidentes democráticamente elegidos terminaban escogiéndolos como los magos de la economía y las finanzas. Con la elección de Ollanta Humala las cosas pueden y deben ser distintas”. Como diría Hildebrandt: “Hace 20 años que el Perú ya no discute nada en serio”, volveríamos a las mismas andadas que pensamos podrían haber sido superadas: “Sin debates de fondo, con una izquierda perdida políticamente en la anécdota y divorciada de sus intelectuales, ante una campaña reaccionaria que triunfa ahora hasta en el tema de los derechos humanos violados en la residencia del embajador japonés, el Perú es ahora de, de facto, hijo putativo de Fujimori. Muy Putativo”.[23]

Por la boca pescaron al pez. Veamos a continuación una suerte de censo semántico de palabras que se dejaron caer en el discurso del Premier Valdés: 15 palabras provenientes de la raíz inversión, 5 de privado, 3 de público, 3 de capital, 1 de paz, 4 de justicia, 7 derechos humanos, 0 miseria , 0 hambre , 0 analfabetismo, 0 campesino, 2 agrario, 0 anciano/a, 0 pensiones, 16 seguridad/inseguridad, 0 injusticia, 0 iniquidad, 1 trabajadores, 5 conflictos,0 sindicatos, 8 pobreza, 0 riqueza, 2 corrupción. La demagogia queda de esta manera al descubierto y a su vez la lógica a-histórica de un razonamiento pragmático e instrumentalizado que tiene como punto de partida y de llegada el Capital (K). Método de gobernabilidad que posterga a las personas más vulnerables y usufructúa la naturaleza sin contemplación. La omisión de palabras, conceptos e imágenes que ponga al descubierto la inmoralidad del inicuo sistema del consumo forma parte de esa estrategia que intenta lavarle el rostro a un modelo de convivencia social y productiva que al mundo al borde del abismo.[24]

Lo que evidencia el panorama político – a todas luces – es la tendencia a desaparecer debate, el análisis, la investigación y de la praxis social que contenga en si misma todo indicio de categoría socio-política- económica que ponga sobre la mesa la inmoral diferencia de clases sociales, la inicua violencia estructural y el saqueo neocolonizador que cuenta - como siempre – con testaferros nacionales arrodillados a su servicio. Desde Túpac Amaru, las hermanas Toledo y los libres pensadores y pensadoras - que antecedieron al Amauta – lucharon por construir justas relaciones sociales y de producción desde una visión histórica en donde la existencia de opresores trae consigo oprimidos, la existencia de riqueza trae consigo pobreza, donde la existencia de abundancia trae consigo carencias, donde la existencia de opresión trae consigo – necesariamente- la liberación.

El Amauta señala una preocupación que es muy nuestra: “ La nueva generación siente y sabe que el progreso del Perú será ficticio, o por lo menos no será peruano, mientras no constituya la obra y no signifique el bienestar de la masa peruana, que en sus cuatro quintas partes es indígena y campesina”. Para José Carlos Mariátegui el ejercicio de su derecho a la palabra lo desarrolló desde la lealtad a la gramática en sí misma. En donde si tenía que editar textos y discursos lo haría desde la perspectiva de los históricamente oprimidos, capital humano sagrado, que tristemente brillaron por su ausencia en el discurso populista y demagógico del Premier Valdés.

Cometarios finales. El sentido del progreso nacional que propone Ollanta Humala y su sequito de asesores nacionales y extranjeros no es novedoso, ni menos se le podría llamar una revisión de anquilosadas recetas fondomonetaristas. Es calco y copia; continuismo de aquello realizado por los anteriores gobiernos (Fujimori, García y Toledo). Las concesiones sociales que los grupos de poder le permiten y permitirán realizar no cambian en nada las relaciones de poder; tienen la venia de Washington. Lo dramático es que se pretende hacer creer lo que no es. El discurso del Premier Valdés muy bien podría haber sido diseñado por Hernando de Soto Polar (Instituto Libertad y Democracia) o Christine Lagarde (Fondo Monetario Internacional) o Carlos Alberto Boloña Behr. En todo caso viene a ser lo mismo, en el diseño participaron neoliberales como el actual Ministro de Economía y Finanzas Luis Miguel Castilla.

Nos deja perplejos el presidente Humala cuando insiste en hacernos creer que su política de Estado esta inmaculadamente exenta de ideología alguna. ¿Cómo entonces le llamaría al remedo de Capitalismo Popular al mero estilo Reagan y Thatcher? Cuando visitó al presidente Hugo Chávez Frías mejor le hubiese quedado hacerle la visita a María Corina Machado que proclama a los cuatro vientos su “nuevo modelo de sociedad”, el Capitalismo Popular. A continuación reproducimos textualmente algunos énfasis del sustento ideológico de la diputada Machado los cuales constan en su página web:

“Capitalismo Popular. Es un nuevo modelo de sociedad basado en la unión de los seres humanos y la fuerza del capital. Así vamos a producir los bienes y servicios para superar la pobreza. El capitalismo: No es sólo un sistema económico. Es, sobre todo, un conjunto de significaciones imaginarias sociales acerca del mundo y la realidad, acerca del deber ser de la sociedad y sus instituciones. Es una creación humana flexible que puede ser cambiada. Debe ser cambiada. El capitalismo popular se funda en lo esencial del capitalismo: La idea de que el hombre y sus instituciones puedan aspirar a la autonomía, a la libertad bien entendida, como capacidad de imponernos, individual y colectivamente, las propias leyes y objetivos. Es un sistema que apuesta a la libertad de los individuos, al poder protector de la familia por encima de la usurpación de derechos por parte del Estado que termina siempre convirtiendo a los ciudadanos en sus mendigos particulares. ..El capitalismo popular garantiza la propiedad basada en fundamentos jurídicos y no en el uso de la fuerza…la emergencia de una clase media vencedora de la pobreza, representa el mejor desmentido a la lucha de clases como motor de cambio…es la mejor fórmula para avanzar hacia una sociedad superior moral y materialmente, es conjunción entre capitalismo y democracia…”[25]

¿Qué diferencia existe entre el Capitalismo Popular y el programa en marcha del presidente Ollanta Humala? Evidentemente si en la hoja de ruta figuraba tal capitalismo popular nunca hubiese contado con el necesario respaldo de los partidos y movimientos de izquierda.

¿Dónde queda el tan pregonado ascetismo ideológico del nuevo programa de gobierno de Ollanta Humala? ¿Puede existir tecnocracia exenta de ideología? ¿Dónde quedan los partidos de izquierda que acompañaron la concertación? ¿Quedan a la espera de otro mesías a quien subírsele al coche, sin posibilidad de formular una propuesta propia y alternativa para los nuevos tiempos? ¿Donde las expresiones políticas organizadas de ese Perú que no figura en el oficialismo y más aún son agredidas cuando levantan su voz ante la ofensa y agresión de sus tierras? ¿Dónde las comunidades organizadas que ahora son tildadas por miembros del gobierno de turno, la prensa oficial y los grupos de poder como “terroristas”, caviares” o “rojazos”?

Coincidimos con Rodrigo Montoya, la única oposición real al Consenso de Washington fue la Confederación de Comunidades Afectadas por la Minería, CONACAMI (1999). Finalmente hacemos eco de lo dicho por Montoya: “Las organizaciones indígenas étnicas y políticas tienen un camino distinto: al defender sus vidas, pueblos, naciones, patrias, lenguas, culturas e identidades, están defendiendo un horizonte de libertad, de buen vivir, de valores de reciprocidad y solidaridad, de gestión colectiva que es la reserva que queda para algo llamable izquierda en el país, en América Latina y en el mundo entero. ¿No es lo que se parece más al concepto socialismo en la utopía de Mariátegui y Arguedas?[26]

Nos hemos puesto pues - en estas líneas - en la situación de contrastar la autenticidad del Amauta y la mediocre reproducción de libretos económicos que nos sorprenden una vez más. Asumimos la autonomía de José Carlos Mariátegui como el reto histórico que nos interpela y exhorta a convertirnos praxis histórica desde la humanización de nuestros estilos, métodos y modelos de convivencia. Urge volver a las fuentes, pero, en la originalidad que los tiempos actuales nos exigen. Como señaló el teólogo Gustavo Gutiérrez: “Mariátegui no nos invita a venerarlo como un ícono, ni a seguirlo a corta distancia, sino creativamente y con imaginación. Ello es necesario para adentrase en todo los vericuetos de la realidad peruana que urge conocer a fin de poder hacer de ella algo distinto a lo que es hoy, Sólo un pueblo que crea esa responsabilidad podrá lograrlo. Nuestros caminos concretos no son exactamente los suyos, pero como él será necesario pensar y construir la historia…”[27]


NOTAS

[1] Cf. Arguedas, María José. Todas las Sangres, 1964. Cf. “Mesa redonda sobre Todas las Sangres” en http://www.youtube.com/watch?v=CgJE_wtXMks. Revisado: 08/01/12.

[2] Cf. Mariátegui, José Carlos. “El problema del indio. Su nuevo planteamiento” en 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007, pág. 26.

[3] Mariátegui, José Carlos. Ideología y Política. Lima: Ed. Minerva, 1ª Edición, 1969, pág.35.

[4] Mariátegui, José Carlos.”El Progreso Nacional y el Capital Humano” en el semanario Mundial, Lima 9 de octubre de 1923. El artículo forma parte de la recopilación de artículos conocido como Peruanicemos al Perú. Lima: Ed. Amauta, 11ª ed., 1986.

[5]Mariátegui, José Carlos. “¿Existe un pensamiento Hispano-Americano?” Artículo que apareció en Repertorio Americano (No. 17, tomo X, julio 1925, San José/Costa Rica) bajo el subtítulo "Motivos polémicos", tomado del semanario Mundial, 1° de Mayo de 1925, Lima, nominado con el título “Un congreso de escritores hispanoamericanos”.

[6] López, Sinesio. “Estado y gobierno” en Diario La República, 13 de Agosto de 2011. Fuente: http://www.larepublica.pe/columnistas/el-zorro-de-abajo/estado-y-gobierno-13-08-2011. Revisado: 09/01/12.

[7] Montoya Rojas, Rodrigo. “Para un horizonte de izquierda(1)” en “Navegar Río Arriba” del Diario LaPrimera,07/01/12.Fuente:http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.diariolaprimeraperu.com. Revisado: 07/01/12.

[8] Op.cit. Montoya, 07/01/12.

[11] Op.Cit. Mariátegui, 1986, p. 91.

[12] Lo que después paso a ser el Partido Comunista Peruano (1930).

[13] Op.Cit. Mariátegui, 1986, p.92.

[14] Mammon es una palabra de origen arameo equivalente a "riqueza".

[15] Para mayor profundidad en el texto puede remitirse a la Exposición del Presidente del Consejo de Ministros, Oscar Valdés Dancuart en http://es.scribd.com/doc/77258463/EXPOSICION-DEL-PRESIDENTE-DEL-CONSEJO-DE-MINISTROS-OSCAR-VALDES-DANCUART

[16] Partido Nacionalista del Perú. La Gran Transformación. Plan de Gobierno 2011-2016. Fuente: http://es.scribd.com/doc/47323275/PG-Ollanta-Humala. Revisado: 12/01/12.

[17] Mariátegui, José Carlos. “Pasadismo y futurismo” en Revista Mundial lima, 24 de noviembre de 1924.Fuente:http://es.scribd.com/doc/54292733/15/EL-PROGRESO-NACIONAL-Y-EL-CAPITAL-HUMANO. Revisado: 12/01/12.

[18] Hildebrandt, César. “El acuerdo Valdés” en MATICES .HILDEBRANDT EN SUS TRECE, semana del 6 al 12 de enero de 2012, pág.7.

[19] Op.cit. La Gran Transformación, pág.14. El énfasis es nuestro.

[20]“Las hojas de ruta” en EL Zorro de Abajo, blog de Sinesio López. Fuente: http://blog.pucp.edu.pe/blog/sinesio. Revisado: 12/01/12.

[21] Ramos, Alonso. “El nuevo hombre fuerte” en Semanario HILDEBRANDT EN SUS TRECE, semana del 16 al 22 de Diciembre de 2011, pág.3.

[22] Zegarra, Gonzalo. Semana Económica, núm. 1303,25 de diciembre de 2011 en HILDEBRANDT EN SUS TRECE, semana del 6 al 12 de enero de 2012, pág.7.

[23]Op.cit. HILDEBRANDT, semana del 6 al 12 de enero del 2012.

[24] Cf. Castro Ruz, Fidel. “La marcha hacia el abismo” en Reflexiones de Fidel, Cuba Debate, 05/01/12. Fuente: http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2012/01/05/la-marcha-hacia-el-abismo/Revisado: 05/01/12.

[26]Montoya Rojas, Rodrigo. “Para un horizonte de izquierda (2)” en “Navegar Río Arriba” del DiarioLaPrimera,14/01/12.Fuente:http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.diariolaprimeraperu.com. Revisado: 12/01/12.

[27] Gutiérrez Merino, Gustavo.”Pensar y hacer la historia. La aventura de Mariátegui” en La Aventura de Mariátegui. Nuevas perspectivas, Gonzalo Portocarrero et al, Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1ª Ed., 1995, pág. 176.

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