En varios países latinoamericanos se
está tratando de construir algo que se llama democracia participativa, que es,
ni más ni menos, el dar herramientas a los ciudadanos para que puedan
participar, de forma efectiva, en la vida social, cultural, económica y
política.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
En 2009, Bolivia aprobó la nueva Constitución del Estado Plurinacional mediante un referéndum. |
Los ataques en esta dirección provienen
tanto de gobiernos europeos y del norteamericano, como de organizaciones no
gubernamentales (ONGs), generalmente financiadas desde esos mismos países. Desde su perspectiva, el súmmum del autoritarismo antidemocrático estaría
encarnado en el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aunque no se librarían de
esta caracterización los presidentes Rafael Correa y Evo Morales.
Evidentemente, el modelo que se
contrapone a estos gobiernos es el de la democracia burguesa en su expresión
europea o norteamericana, la cual es entendida, sin cuestionamiento, como el
paradigma a seguir en materia de democracia.
La experiencia de los últimos años, sin
embargo, nos orienta a pensar que los críticos de los gobiernos progresistas
latinoamericanos están tratando de vendernos gato por liebre. O, para utilizar
otro dicho popular, se trata de los pájaros tirándole a las escopetas.
Como es sabido, en estos países
latinoamericanos se está tratando de construir algo que se llama democracia participativa, que es, ni más
ni menos, el dar herramientas a los ciudadanos para que puedan participar, de
forma efectiva, en la vida social, cultural, económica y política. Véase que no
hemos dicho solamente en la vida política, sino que hemos mencionado también el
ámbito de lo económico, lo social y cultural.
La democracia participativa no renuncia,
ni mucho menos, a los mecanismos y derechos de la democracia representativa, es
decir, aquellos que llevan a elegir representantes en órganos del Estado, como
los parlamentos y congresos nacionales y la presidencia de la república. Más
bien, en este sentido, el derecho a elegir se ha ampliado a poblaciones a los
que se les ha regateado este derecho, como los ciudadanos establecidos en otros
países, es decir, que residen fuera de las fronteras.
Pero, además, se ha entendido que la
participación activa popular no puede limitarse a eso. Por ello, se han hecho
importantes reformas constitucionales para asegurar que la ciudadanía pueda ejercer
el control político, proponer leyes, mecanismos de cogestión, revocar mandatos
y leyes, convocar a referéndum y dar autonomía a poblaciones hasta ahora
marginadas como las indígenas. A todas estas transformaciones de las cartas
fundamentales de estos países, que traen aparejados cambios importantes en la
forma de entender la democracia, Carol Proner le ha llamado constitucionalismo emancipatorio. Es la
democracia participativa entendida como “devolución” del poder a la ciudadanía
que genera un creciente protagonismo del sujeto o actor social.
En Europa, mientras tanto, el sitio
desde el cual parten las admoniciones por el mal comportamiento
latinoamericano, se desencadenan verdaderas intervenciones antidemocráticas y
supranacionales en el margo de la crisis a la que se encuentra enfrentada. En
Grecia, la Unión Europea casi lapida a
George Papandreu en noviembre de 2011, cuando propuso someter a referéndum el
llamado plan anti crisis al que se vería sometido el país. En Italia, Silvio
Berlusconi, quien como gato panza arriba había resistido todos los embates de
sus congéneres políticos nacionales durante varios años, no duró ni 24 horas en
el cargo de Primer Ministro y fue sustituido por un gabinete de tecnócratas.
España pasa hoy por una situación bastante similar: se encuentra intervenida de
hecho y constantemente es regañada por los organismos supranacionales europeos
o los organismos financieros internacionales por no hacer el ajuste con mayor
rigor aún.
¿Son estos los que pretenden erigirse
como modelos de democracia?
Hay quienes, pretendiendo ser oráculos de la realidad de los pueblos, hurgan en la historia para hacer de esta una epopeya de la mentira y la desinformación.
ResponderEliminarSoy venezolano y conteste a la vaciedad de opiniones expresadas en esta página, por lo que me veo obligado a dar respuesta.
La supuesta “democracia participativa”, la cual asocian con el modelo pro cubano de “revolución”, no ha sido más que un eufemismo de fracaso, alienación a antivalores orientada al comunismo como proyecto fracasado.
Abundar en respuestas y alegatos a la inconsistencia del mismo, no será necesario. Sugiero esperar a que esta etapa oscura de nuestra historia concluya con la respuesta democrática del pueblo venezolano, maniatado y amenazado por el talante de un dictador.
Lo insostenible es la opresión a la verdad. La noticia dará crédito a una de dos visiones y definirá cuan equivocado está el autor de esta alharaca clueca. Al su autor le deseo una recreo en el paraíso que con tanta vehemencia promueve a nuestros pueblos. Sería su mejor premio y justa experiencia a su vacuidad.
Dorian García G.
www.doriangarcia.blogspot.com
Periodista venezolano