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sábado, 28 de julio de 2012

El rostro de Bolívar en el siglo XXI

La divulgación del rostro de Bolívar tiene la intencionalidad clara de mostrarlo en su condición humana. Se trata de desmitificar al Bolívar que la historiografía venezolana muestra inalcanzable, inaccesible y por lo tanto, incapaz de calar en el significado de sus ideas para el ciudadano común.

Juan E. Romero / Rebelion

Reconstrucción del rostro de Bolívar
Los actos de un nuevo aniversario del Natalicio de Simón Bolívar, vinieron rodeados de un gran simbolismo histórico y cultural. En primer lugar, debe resaltarse el trabajo científico de antropología forense y antropometría que realizaron los equipos nombrados y direccionados desde la Comisión de la Vice-presidencia de la república. El trabajo que permitió definir a partir de estudios antropométricos las verdaderas características de la fisionomía de Bolívar muestra un esfuerzo sistemático que desmiente manipulaciones y alteraciones. Es sorprendente como la comunidad científica venezolana ha mantenido un mutis asombroso que señala una ausencia total de sentido patrio. Y no se trata de una exaltación personalista de la historia y del personaje, al contrario se trata de un esfuerzo por humanizar la condición histórica de Bolívar que históricamente ha sido manipulada y utilizada por las elites privilegiadas en Venezuela y Nuestra América.

El rostro de Bolívar en el siglo XXI, su divulgación, indica un esfuerzo por la democratización de la memoria, una preocupación por el sentido histórico de la veracidad y la rigurosidad que tan alejado se ha mantenido del tema historiográfico. Cuando Chávez anunció en 2009 la conformación de la Comisión del Bicentenario y cuando en 2010 se procedió a iniciar las investigaciones con los restos del Libertador que reposaban desde finales del siglo XIX en el Panteón Nacional, fueron muchas las voces agoreras y burlonas que surgieron desde la Academia Nacional de la Historia y la Universidades sobre el esfuerzo ahí iniciado. Ese esfuerzo buscaba – y creo que lo logró- develar una realidad que se mantenía oculta y que puede generar un cambio en la iconografía del Libertador. Como bien es sabido, había pocos cuadros que realmente mostraran – con veracidad- el rostro de Bolívar. Con excepción de un cuadro pintado para el Libertador en Lima, en los años de la campaña del Sur (1818-1821) las representaciones iconográficas de Bolívar entraban en una especie de espacio creativo de los pintores y ese proceso forma parte de una dinámica cultural de exaltación, de hedonización del Libertador, cuyo objetivo final era desprenderlo de su condición humana y con ello alejarlo de los colectivos populares sobre los cuales basó todo su accionar político.

En segundo lugar, la develación de este trabajo en este momento tiene un contenido simbólico significativo. Se hace en plena campaña electoral en Venezuela y con ello se acrecienta la identidad histórica – de ideales y práctica política- de Chávez con los supuestos teóricos desde los cuales Bolívar lanzó su campaña. El tema de la Independencia y Soberanía que constituye un eje central del pensamiento de Bolívar expresado en el Manifiesto de Cartagena, Carta de Jamaica, Discurso de Angostura entre otros documentos claves; pasa a ser resemantizado y relanzado en el discurso político venezolano, mediante la incorporación de estos referentes en el pensamiento y la propuesta de acción política de Chávez. No creemos que esto sea fortuito o una muestra de manipulación ideológica e histórica. El discurso de Chávez, el análisis de sus temas muestra que la preocupación histórica es real y se filtra en cada una de sus intervenciones y sus actos discursivos en todo escenario, la referencia al “padre Bolívar” – utilizando la frase del poeta Pablo Neruda- es una constante y tiene que ver con la necesidad histórica de plantear un debate sobre la idea misma de soberanía e independencia en un mundo trasnacionalizado y donde las fronteras nacionales parecen querer ser borradas en nombre de la globalización.

Por otra parte, la divulgación del rostro de Bolívar tiene la intencionalidad clara de mostrarlo en su condición humana. La sensación que experimenté en lo personal fue de un acercamiento muy humano, alejado de la tradicional seriedad con la que un adulto como yo fue formado en su relación con el héroe nacional. El rostro que mostró ayer el presidente Chávez es un rostro que invita a un acercamiento que no es tradicional en la relación que los venezolanos establecemos con el tema bolivariano. Ese acercamiento está enmarcado en un esfuerzo de democratización de la memoria, de visibilización de procesos que han estado ocultos en función de ansias de control hegemónico. Al hacer público, a través de técnicas de craneometría – medición de las dimensiones del cráneo- una reconstrucción tridimensional, se acerca al ciudadano común la humanidad del propio Libertador. Se trata de desmitificar al Bolívar que la historiografía venezolana muestra inalcanzable, inaccesible y por lo tanto, incapaz de calar en el significado de sus ideas para el ciudadano común. El esfuerzo de Chávez y la Comisión, marchó – y lo logró- hacia una ruta distinta: humanizar al Bolívar Nuestro.

* Dr. Juan E. Romero es historiador

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