Los panameños perdemos
otra oportunidad para transformar nuestra soberanía en promotora de proyectos
de desarrollo a escala nacional y proyección mundial: Nuevos puertos sobre
ambos litorales, centros de investigación científica o proyectos de desarrollo
agroindustrial se engavetan para beneficiar a unos pocos especuladores.
Marco Gandásegui, h. / ALAI
La Unidad
Administrativa de Bienes Revertidos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)
acaba de anunciar la venta de dos terrenos en la entrada sur del Canal de
Panamá. Según el anuncio, los dos lotes se encuentran en el lugar conocido por
el nombre de Altos de Batele, cercanos al terreno que era del Hospital de Palo
Alto. La Unidad Administrativa de Bienes Revertidos es la instancia
gubernamental que reemplazó a la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI). La
ARI fue encargada de acelerar el desmantelamiento de la antigua Zona del Canal
(ocupada militarmente por EE.UU hasta 1999) entre 1996 y 2006.
Los dos lotes tienen
una extensión aproximada de 17 hectáreas cada una. Es decir, son más grandes
que el Casco Viejo de la ciudad de Panamá e, incluso, que Punta Paitilla. El anuncio del MEF dice que se trata de los
polígonos PS01-06 y PS01-08. El primero tiene 167 mil metros cuadrados y el
segundo 178 mil metros cuadrados. Los valores estimados son de $40.2 millones y
de $42.0 millones, respectivamente.
El gobierno ha
calificado el uso del suelo para ambos terrenos como “mixto centro urbano”. Es
decir, el uso más denso. Se intentará construir un nuevo barrio como Punta
Paitilla o una urbanización como Punta Pacífica. Son precisamente las tierras
que en 1977, el general Torrijos aseguró que se le daría el uso más colectivo
posible para beneficio del pueblo que luchó por su recuperación.
Haciendo un cálculo
conservador, la corporación panameña o mixta (con capital extranjero) que
compra el polígono o ambos puede hacer un negocio cercano a los 75 mil millones
de dólares. Si compra el lote de 167 hectáreas por 40 millones de dólares y
vende el metro cuadrado a un promedio de mil dólares puede embolsar 167 mil
millones dólares. Suponiendo que sólo puede urbanizar la mitad del polígono
(que no es probable conociendo la falta de criterio urbanístico y falta de
planificación – corrupción - que caracteriza a los gobernantes panameños) se
embolsaría aproximadamente 83 mil millones de dólares.
Tratándose de dos
polígonos similares, se pueden multiplicar por dos las ganancias de los
especuladores en posiciones privilegiadas (cercanos al Palacio). Otra
posibilidad es que los terrenos una vez urbanizada el área de Altos de Batele
se vendan a un precio promedio de 2 mil dólares el metro cuadrado. Las
ganancias de una vez se duplican.
Las transacciones se
están haciendo en un círculo selecto de empresarios que ocupan posiciones
privilegiadas tanto en el gobierno, como en la oposición y también en la
empresa privada. Son los mismos especuladores que ocupan las posiciones de
mando en Panamá desde la construcción del Canal a principios del siglo XX. Son
los mismos que en la década de 1990 dijeron que todas las transacciones de
tierras “revertidas” se harían siguiendo las reglas del “mercado”. Es decir,
entre un grupo selecto de empresarios, sin importar el desarrollo del país o el
mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Es el mismo grupo de
especuladores que a mediados del siglo XX, cuando la juventud panameña
arriesgaba sus vidas rechazando los atropellos de los militares norteamericanos,
decían que la “Soberanía no se come”. Le han dado vuelta a la mesa y lo que
logró el pueblo panameño con su sacrificio lo están aprovechando ellos. Han
descubierto que la “Soberanía si se come” y en el caso de los especuladores
están “hartando”. Nunca se imaginaron que el banquete sería tan opulento.
En momento alguno los
gobernantes han pensado en como convertir estas áreas en lugares para el
esparcimiento de la población panameña o para el desarrollo de proyectos
urbanos con facilidades para centros científicos o culturales. No piensan que
el siglo XXI es una oportunidad para todos los panameños y no sólo para los
pocos que usurparán lo que es de la Nación para beneficio de unos pocos. No
recogen los sueños de los patriotas que derramaron su sangre para que Panamá
recuperara las tierras de la antigua Zona del Canal.
En el anuncio de la
oficina de Bienes Revertidos, se le recuerda a los interesados que deben tener
fianzas en orden y estar preparados para participar “el día de la Subasta
Pública, en pujas y repujas, que se realizarán en el Salón de Actos Públicos
del Edificio 1220, en Amador”. La instalación es una construcción enorme donde
funcionó durante casi medio siglo el Comando Sur Naval de EEUU. Desde estas
instalaciones, EEUU desarrolló su política militarista hacia América latina
entre 1946 y 1999.
La lucha de por la
soberanía nacional queda reducida a una puja y repuja, con los extorrijistas y
antitorrijitas tomados de la mano y brindando en los adustos salones de la
Armada norteamericana. El gobierno recomienda a los especuladores de la puja y
repuja que “no esperen hasta el último día para inscribirse”.
Los panameños perdemos
otra oportunidad para transformar nuestra soberanía en promotora de proyectos
de desarrollo a escala nacional y proyección mundial: Nuevos puertos sobre
ambos litorales, centros de investigación científica o proyectos de desarrollo
agroindustrial se engavetan para beneficiar a unos pocos especuladores.
21 de febrero de 2013.
La habilidad de la elite de poder que existe en Panama es tener paciencia y dejar que el pueblo trabaje para sus intereses. Eso fue lo que paso con la entrega del canal y sus tierras. Su especialidad ha sido los bienes raíces desde fines del siglo XIX. Por qué habrian de pensar en las necesidades del pueblo? La danza de millones de ahora excede la imaginación de la clase que domino el poder en 1903. La reversión de las tierras necesita ahora la reversion al pueblo.
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