Debatir con altura,
tener una visión crítica, denunciar cuando es necesario y desarrollar
propuestas alternativas, todo eso es el obligado trabajo de aquellos que han
tenido la fabulosa oportunidad de dedicarse al trabajo intelectual. Con Nuestra
América, sin lugar a dudas, es un hito fundamental en ese quehacer.
Marcelo Colussi
Desde Ciudad de
Guatemala
La publicación digital
Con Nuestra América llega a su cuarto año de vida. Eso es una muy buena
noticia, y por eso la felicitamos de todo corazón.
Hoy, en un mundo
marcado enteramente por la guerra mediática, construido cada vez más a base de
mentiras muy bien manipuladas (“Nuestra
ignorancia está planificada por una gran sabiduría”, como dijera el
argentino Scalabrini Ortiz), mantener una posición de búsqueda apasionada de la
verdad con una ética a prueba de todo, eso no es tarea fácil.
Esa ética, esa defensa
de la verdad escondida tras tanta maraña desinformativa disfrazada de
“comunicación”, no es fácil ni muy común que digamos. El sistema nos puede
cooptar con demasiada frecuencia, y la lucha por un mundo de mayor justicia
pareciera hoy algo lejano. Pero vale recalcar esto último: “pareciera”.
Efectivamente, el bombardeo cotidiano de toda una industria comunicacional nos
ha acostumbrado a bajar la cabeza, a aceptar como “normal” las peores
injusticias, las más injustificables atrocidades. Esa industria, incluso, está
pensada claramente en términos de guerra, de mecanismo de control. Asistimos
hoy a lo que los estrategas de los geopoderes han dado en llamar guerra de
cuarta generación. Es decir: una guerra sin armas letales, sin sangre, sin
explosiones ruidosas, donde el enemigo –en la lógica de quien conduce esa
guerra– es la humanidad toda. Su objetivo es controlar las cabezas, condicionar
puntos de vista, manipular la vida de millones y millones de seres humanos,
sólo en función de mantener el estado de cosas dados.
En esa guerra, sorda e
invisibilizada, los medios de comunicación son las armas más certeras que se
puedan haber concebido: son “políticamente correctas”, son presentables. Más
aún: terminan gustando, haciéndose imprescindibles en la cotidianeidad de
inmensas masas de ciudadanos de a pie. Su poder es omnímodo, indiscutido. Son
los nuevos dioses que marcan nuestras vidas.
Ante eso, ante esta
lucha mortal que se libra día a día, ante la desinformación, la mentira, los
distractores con forma agradable que nos terminan atrapando, es imprescindible
levantar otra versión. Dicho de otro modo: ante esa lucha ideológica y esa
invasión cultural que nos condiciona minuto a minuto deben levantarse,
siguiendo a Martí, “trincheras de ideas”.
Por eso decimos que hoy, en ese mundo “amansado”, pareciera que no hay
protesta, que no hay alternativa. ¡Pero seguro que la hay! Y publicaciones como
Con Nuestra América demuestran que
ello sigue siendo posible.
Los frentes de combate
en esta sorda lucha que es nuestro mundo, injusto y asimétrico, son diversos. Y
todos son igualmente importantes. Las ideas, sin dudas, constituyen uno de esos
campos de combate. Debatir con altura, tener una visión crítica, denunciar
cuando es necesario y desarrollar propuestas alternativas, todo eso es el
obligado trabajo de aquellos que han tenido la fabulosa oportunidad de
dedicarse al trabajo intelectual. Con
Nuestra América, sin lugar a dudas, es un hito fundamental en ese quehacer.
Mantener una posición
crítica y propositiva en un mundo que lo que menos busca es eso precisamente,
que prefiere la mansedumbre y el aturdimiento, es una tarea casi titánica. Y
más aún lo es si se hace a puro pulmón, sin ningún recurso, como acto de
militancia. La publicación Con Nuestra
América, como hermoso esfuerzo hecho desde una posición ética
inquebrantable, confiados en que la utopía sí es posible, con el pesimismo
crítico de la razón pero con el optimismo encendido en el corazón, para seguir
a Gramsci, es un baluarte latinoamericano en esta búsqueda. Haberse mantenido
cuatro años en esta lucha siendo un faro que no deja de iluminar, es
encomiable.
Por todo ello la
saludamos hoy con nuestro más profundo aprecio en su cuarto aniversario, y le
auguramos muchos más.
¡Felicitaciones,
compañeros! Y ¡adelante!
Gracias por ayudaros a seguir soñando y a hacer caminos andando aunque sea contracorriente
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