En la reunión de jefes de estado
centroamericanos y el presidente norteamericano Barack Obama, que se llevó a
cabo en el marco de la reunión del Sistema de Integración Centroamericana
(SICA) en San José Costa Rica los días 3 y 4 de mayo pasados, saltó de nuevo a
la palestra el tema de la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua,
viejo plan que data de tiempos coloniales.
Rafael
Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
El tema del canal interoceánico en Nicaragua fue abordado en la Cumbre de Presidentes de Centroamérica y EE.UU. |
La importancia geoestratégica de
Centroamérica ha pasado, en muy buena medida, por su condición de istmo, es
decir, de lengua de tierra que separa a los dos más grandes océanos de la
Tierra, el Pacífico y el Atlántico, que en nuestras tierras tiene el nombre de
Mar Caribe.
Esta condición ha marcado el destino de
la región. Desde el siglo XIX, cuando los Estados Unidos estaban apenas
constituyéndose como estado nación, a las puertas de la guerra civil que llevó
al enfrentamiento de sureños y norteños, la ambición por construir y dominar un
paso interoceánico estuvo presente con tal fuerza que William Walker,
norteamericano simpatizante de las posiciones sureñas, se atrevió a soñar con
la anexión de Nicaragua con tal de fortalecer las posiciones esclavistas dominando la Ruta del Tránsito, que utilizaba
el río San Juan, limítrofe entre Nicaragua y Costa Rica, para realizar la
travesía entre la costa este y la oeste de Estados Unidos, de forma más rápida
y segura, que atravesando el territorio norteamericano por tierra.
La construcción del canal en Panamá
determinó que los Estados Unidos, ya en el siglo XX, hicieran todo lo posible
para mantener alejados a los interesados en construir uno alternativo en
Nicaragua, que no fueron pocos, y entre los cuales podemos enlistar a los
franceses y a los japoneses.
Mantener el monopolio del canal se
constituyó en asunto de seguridad nacional para la potencia del norte, y como
tal llevó su relación con Nicaragua hasta el derrocamiento de la dictadura de
los Somoza por el Frente Sandinista de Liberación nacional en 1979. Antes, en
la primera mitad del siglo XX, habían ocupado el país después de haber
contribuido a derrocar al presidente liberal progresista José Sanos Zelaya,
provocando la reacción antimperialista de Augusto César Sandino.
Durante la segunda mitad del siglo XX,
la posibilidad de construir un canal en ese país no despareció pero sí pasó a
un segundo plano, tomando en cuenta que los nicaragüenses se encontraron
terriblemente ocupados oponiéndose a la intervención norteamericana jefeada por
Ronald Reagan en la década de 1980 y, más tarde, tratando de reconstruir su
país devastado por esa guerra intervencionista.
Pero la vuelta de los sandinistas al
poder en un nuevo contexto latinoamericano y mundial le ha dado un giro
dramático al tema. La disputa geoestratégica la ha tocado de nuevo, y en ella
participan nuevos actores.
En efecto, como se sabe, la indiscutible
hegemonía norteamericana de antaño en América Latina, se ha visto jaqueada
desde que han llegado al poder fuerzas nacional progresistas en varios países
de la región; desde que Brasil ha adquirido un nuevo rango de potencia regional
y la China ha hecho fuerte acto de presencia.
Esta nueva situación está encontrado
expresión en Centroamérica. En la reunión de presidentes centroamericanos con
el norteamericano, antes mencionada, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega,
parece haber comentado que el proyecto va, y que no pasará mucho tiempo antes
que en el istmo tengamos dos canales interoceánicos.
Costa Rica se opone tajantemente.
Enfrentada como está con Nicaragua, ahora por el lío de la posesión de un
pequeño islote en la desembocadura del río San Juan en el mar Caribe, y algunos
otros conflictos limítrofes en los que ha derivado ese tema original, no se
para a pensar ni un minuto en las posibilidades que le abriría a ella misma
este plan.
Los nicaragüenses, conociendo la
posición costarricense, han optado por un trazado alternativo al histórico del
río San Juan, más al norte, y se encuentran buscando el financiamiento para el
proyecto, que costará varios miles de millones de dólares, y parece que ha
encontrado voces interesadas en la Brasil, Venezuela y China.
Es decir, se trata de un canal
alternativo, manejado por capital que proviene de fuentes distintas a las que
se vinculan al proyecto norteamericano y que, sin lugar a dudas, implicaría un
fuerte golpe a sus posiciones geoestratégicas en la región.
En mi concepto, la reunión de Obama con el SICA fue irrelevante, SI muy importante la reunión con la presidenta de Costa Rica cuyo objetivo fundamental fue estimular los egos de que podemos entrar al selecto círculo de los países ricos(OCDE) y además incorporar a Costa Rica a la Alianza del Pacífico, intento de contrarestar el ALBA recogiendo los restos de lo que en su tiempo fue el proyecto del ALCA, proyecto derrotado bajo el liderazgo de los presidentes de Argentina y Venezuela en el 2002. Bajo esa misma idea se perfila el precipitado viaje de Laura Chinchilla al Perú en vuelo privado financiado por los interesados en que Costa Rica de ese paso. Asimismo los intereses de las petroleras.
ResponderEliminarEl anuncio de Daniel Ortega de que persistirán en la construcción de un canal interocéanico financiado con capital norteamericano, chino y de otras procedencias sucitó un gesto del presidente panameño Martinelli, el cual dijo: si usted insiste en ese proyecto, cuente desde mañana con especialistas panameños para que le ayuden en esa tarea. Por otro lado, en la última reunión de petrocaribe presidida por Maduro, se formalizó el ingreso de Guatemala y Honduras. Lobo…con piel de oveja? Vean aquí sus palabras. Cosas que están cambiando en Nuestra América o agendas ocultas.
http://www.nacion.com/2013-05-06/Economia/honduras-y-guatemala-se--incorporan-a-petrocaribe.aspx