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sábado, 13 de julio de 2013

Panamá: La constituyente originaria de Jované

En su programa de gobierno el candidato independiente a la Presidencia de la República, Juan Jované, propone una constituyente ‘originaria’. Creo que su planteamiento recoge el sentimiento de la gran mayoría de los panameños.

Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

En Panamá desde hace más de 20 años se encuentra sobre la mesa de los partidos políticos, grupos de interés (‘sociedad civil’) y empresarios el proyecto de una constituyente. Es decir, la propuesta de preparar una nueva constitución política que reemplace la redactada en 1972 por el gobierno militar (1968-1989). Por diferentes razones el proyecto de nueva constitución no ha despegado. La razón es que todos los sectores más arriba mencionados se encuentran cómodos con la actual carta magna heredada de los militares y temen un proceso de renovación.

Este hecho no quiere decir que no se han producido cambios constitucionales desde 1990 a la fecha. Al contrario, cada mandatario ha introducido reformas parciales. Los cambios han respondido, especialmente, a los intereses de los empresarios por promover sus políticas neoliberales importados de EEUU. Una reforma radical fue la introducción de un capítulo entero sobre el Canal de Panamá que blindó ese importante recurso nacional contra cualquier intento de darle un uso de acuerdo con el desarrollo del país.

En casi todos los países latinoamericanos las reformas constitucionales son comunes. En EEUU no son reformas, se llaman enmiendas. Hay tres tipos de cambios constitucionales. El primero es la reforma, que puede cambiar un artículo o gran parte del documento sin descartarlo completamente. El segundo, es la constituyente que se realiza bajo la vigilancia de quienes detentan el poder: La llamada ‘constituyente’ paralela. La tercera versión es la constituyente ‘originaria’ que redacta un documento que refleja los cambios en la correlación de fuerzas sociales. Se llama ‘originaria’ porque refleja un equilibrio nuevo entre los sectores políticos, algo que es original.

En su programa de gobierno el candidato independiente a la Presidencia de la República, Juan Jované, propone una constituyente ‘originaria’. Creo que su planteamiento recoge el sentimiento de la gran mayoría de los panameños. Pero no es tanto por la constituyente misma. Es, más bien, por lo que significa el término ‘originario’. Cuando los redactores de la nueva Constitución se sientan a trabajar debe ser sobre el supuesto de que hay una correlación de fuerzas sociales en el país totalmente nuevo.

En primer lugar tiene que haber una Asamblea de Diputados que represente al pueblo y sus intereses. La actual Asamblea controlada por los empresarios que financian las campañas y/o compran a sus miembros tiene que desaparecer. La Corte Suprema de Justicia tiene que seguir los lineamientos constitucionales de ser el árbitro entre Ejecutivo y Legislativo. El Ejecutivo tiene que estar al servicio del país y no poner el país al servicio de sus negocios.

El programa del Movimiento Independiente de Refundación Nacional (MIREN), que encabeza el profesor Jované,  plantea que “las estrategias de desarrollo sólo resultan realistas si son capaces de movilizar la suficiente fuerza social y política para que las mismas resulten viables. Esta condición puede surgir de las propias contradicciones, insuficiencias y resultados del modelo neoliberal vigente, el cual afecta a las grandes mayorías del la población”.

Es decir, la constituyente originaria no puede surgir de un pacto entre partidos o empresarios. Tiene que ser el resultado de una movilización generalizada del pueblo panameño.El esquema neoliberal vigente no deja de perjudicar  a  los sectores medios y profesionales, que al igual que el conjunto de la población son impactados por la inflación, el deterioro de los servicios públicos, la creciente carga impositiva y su creciente endeudamiento”. Igualmente, todos los que son afectados por la “política de desposesión”, los que “sobreviven en condiciones urbanas precarias”, los que viven en medio de “la inseguridad ciudadana y la corrupción”. Todos tienen que movilizarse  y participar activamente en la convocatoria a una constituyente.

En estas condiciones de cambio “existe la posibilidad de avanzar en el camino de la transformación propuesta. Esta pasa por la tarea de concienciar, organizar, articular  y movilizar al conjunto de la población que hoy sufre los rigores del neoliberalismo, a fin de que se convierta en sujeto de la transformación que hoy necesita el país”.

El equipo de Jované no propone una junta de notables que le ponga parches a la actual Constitución Política. En un acto soberano tiene que ser el pueblo que decida que quiere hacer con el país y como debe organizarse para brindar seguridad y prosperidad a todos los panameños. Que garantice las mejores oportunidades de educación a nuestra juventud. Que ponga fin a la destrucción actual del sistema educativo, de los servicios de salud e, incluso, del transporte colectivo.  

El programa de Jovane señala que las “transformaciones que hemos esbozado aquí requieren de la convocatoria de una Asamblea Nacional constituyente, libre soberana y originaria, que refunde la republica sobre bases nuevas y verdaderamente democráticas”. Agrega que “aunque la Constitución vigente consagra muchos derechos sociales, económicos y democráticos, los cuales defendemos, ella también está minada por clausulas antidemocráticas, algunas heredadas del régimen militar y otras impuestas por la democracia restringida y excluyente surgida de la invasión militar de 1989”. El MIREN concluye que “por esa razón, quienes compartimos esta agenda de transformaciones, asumimos el compromiso de luchar por la convocatoria de la Asamblea Constituyente originaria, como punto de partida de una nueva república”.

11 de julio de 2013.

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