Además de las tormentas
tropicales que asuelan a México, hoy el neoliberalismo en este país ha provocado tormentas políticas que
seguramente se incrementarán en las próximas semanas. El gobierno de Peña Nieto se ha propuesto encabezar la última embestida
para desmantelar el legado de la
revolución mexicana.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde
Puebla, México
En los últimos
días México ha sido asolado por la convergencia de dos tormentas, “Manuel” e
“Ingrid”, que lo embistieron desde el Pacífico y desde el Golfo de México. Las
lluvias torrenciales han destruido buena
parte de los tramos carreteros del país y
afectado también a una
significativa cantidad de los puentes que comunican a las diversas poblaciones
del país. Inundaciones, aludes han matado más de 100 personas y al menos 68 más
se encuentran desaparecidas. Se calcula
en 250 mil el número de personas que han sido afectadas
directamente por las tormentas y
alrededor de 50 mil han sido evacuadas y ubicadas en albergues. 23 de los 32
estados del país están enfrentando las contingencias provocadas por la concentración pluvial, la cual ha sido
estimada como verdaderamente notable debido a que desde 1958 no coincidían dos tormentas tropicales en el país.
Hay algo que me parece
significativo en los análisis que algunos expertos están haciendo sobre este desastre natural.
En su perspectiva cuestionan que lo que
esté sucediendo ahora en México, sea
solamente un desastre natural. Detrás del desastre natural se encuentra
la corrupción que hace que las carreteras sean proyectos
enormemente costosos y que un meteoro
ponga en evidencia que han sido mal construidas. Que se han usado en ellas materiales que son
más baratos o en menor cantidad de lo que se necesitan para que una vía de
comunicación pueda ser lo más resistente posible a una precipitación pluvial de grandes
dimensiones. Detrás de los aludes que han sepultado a poblaciones se encuentran
deforestaciones propiciadas por la
miseria o permitidas por la corrupción, detrás de las inundaciones hay
autorizaciones en cambios de uso de suelo que no debieron haber sido permitidas
o una pobreza que hace que sectores de
la población tenga que vivir en lugares de riesgo.
Además de las tormentas
tropicales que asuelan a México, hoy el neoliberalismo en este país ha provocado tormentas políticas que
seguramente se incrementarán en las próximas semanas. El gobierno de Peña
Nieto se ha propuesto encabezar la
última embestida para desmantelar el
legado de la revolución mexicana. De común acuerdo con su antecesor,
Felipe Calderón, como presidente electo apoyó la reforma laboral que precariza
notablemente el trabajo. Ya hizo aprobar una reforma educativa que no lo es,
sino simplemente el abrir la puerta para
que los maestros pierdan su permanencia laboral y abrirle las puertas a la
intromisión de capital privado en la educación.
Acaso alentado por las pocas reacciones que provocó la reforma
laboral, en esta última reforma el
cálculo gubernamental se equivocó. El hecho es que la reforma educativa ha desatado una tormenta
que ha afectado profundamente la vida de la ciudad de México en las últimas
semanas debido a los constantes enfrentamientos que se han observado entre los
maestros y la seguridad pública. Hay
rebelión en muchas de las secciones
sindicales de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación (la disidencia magisterial) y aun de un número
importante de secciones sindicales que se habían alineado con el Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación.
En este contexto explosivo, la reforma tributaria planteada por el
gobierno tuvo que echar marcha atrás con respecto a sus planes de incrementar
el IVA a 19% y extenderlo a alimentos y
medicinas. El domingo 22 de septiembre de 2013 se llevó a cabo la segunda gran
marcha convocada por Andrés Manuel López Obrador para frenar la llamada reforma
energética que no es sino la privatización de Pemex. El domingo 6 de octubre se realizará la
tercera y se empezaran a recoger firmas para pedir una consulta popular sobre
la dicha reforma.
No cabe duda, México
está en medio de grandes tormentas.
Creo que los mexicanos no nos merecemos lo que sucede, entre daños provocados por la naturaleza (propiciados por el propio ser humano), violencia en la mayor parte de los estados del sur y el mal gobierno que tenemos, estamos totalmente desprotegidos y nuestro futuro es realmente incierto.Esperemos las tormentas políticas, participemos y luchemos por nosotros mismos, nadie más lo hará desde otro lugar.
ResponderEliminarCreo que los mexicanos no nos merecemos lo que sucede, entre daños provocados por la naturaleza (propiciados por el propio ser humano), violencia en la mayor parte de los estados del sur y el mal gobierno que tenemos, estamos totalmente desprotegidos y nuestro futuro es realmente incierto.Esperemos las tormentas políticas, participemos y luchemos por nosotros mismos, nadie más lo hará desde otro lugar.
ResponderEliminarLamento profundamente lo que ocurre en nuestro México querido.Soy guatemalteca y por eso mismo amo a México porque somos hermanos, hijos de un mismo pasado. Confío en que el espíritu de dignidad y soberanía que prevalece en el alma de los mexicanos logre defender la soberanía de Nuestro México.
ResponderEliminarJulia Esquivel