Por lo que se anuncia, igual que ha
sucedido en otros países de América Latina en los últimos diez años, el de
Chile será un camino largo y plagado de escollos. Por nuestra parte, saludamos
calurosamente a los nuevos jóvenes diputados y diputadas. Estamos con ellos.
Ojalá sean el preludio de las anchas alamedas.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
Giorgio Jackson, Camila Vallejo, Gabriel Boric y Karol Cariola, diputados al Congreso de Chile. |
Si algo simboliza el cambio que se
espera del nuevo gobierno chileno, es la elección el domingo 17 de noviembre a
la cámara baja del Congreso, de cuatro jóvenes
provenientes del movimiento estudiantil que puso a temblar al gobierno
de Sebastián Piñera en el 2011: Camila Vallejo, Karol Cariola, Giorgio Jackson
y Gabriel Boric.
Entre ellos, Vallejo y Cariola, una de
Santiago y la otra de la austral ciudad de Concepción, provenientes ambas de las
Juventudes Comunistas, se destacan por la claridad y enjundia de sus
planteamientos.
Han llegado todos envueltos en una ola
de entusiasmo popular extraña en tiempos de desencanto con la política,
llevando aire fresco y renovando, no solo por sus figuras juveniles, sino por
la claridad y transparencia de sus mensajes que no dejan lugar a equívocos o a
las medias tintas.
Todos ellos quieren otro Chile, uno que
se aleje del modelo depredador que ha hecho de su país el más desigual de
América Latina, y para eso no vacilan en señalar el papel fundamental que debe
jugar una educación pública, gratuita y de calidad; la necesidad de realizar
una reforma impositiva que grave más a los que más tienen; de atender los temas
de las pensiones y de la salud, degradados por su privatización.
Son, pues, planteamientos que se alinean
con lo que ya sucede en otras partes de América Latina, en donde se han
iniciado proyectos que intentan dejar atrás los años nefastos en los que
prevaleció el modelo neoliberal. Es un alineamiento “a la chilena”, en función
de sus propias necesidades, intereses y tradiciones; no es una copia de nada ni
la implantación arbitraria de un modelo ajeno. Es el resultado de la propia
lógica del movimiento popular chileno que los catapultó hacia el Congreso como
su voz más auténtica y más representativa.
El movimiento estudiantil del cual
provienen se constituyó en catalizador de un movimiento social de protesta más
amplio, que lo incluía pero no se reducía a él, que atravesó “transversalmente”
a toda la sociedad chilena. Es un movimiento, sin embargo, con agenda y líderes
propios, que ve con esperanza la llegada de estos jóvenes, pero que permanece
alerta con su propia identidad intacta, prestos a asumir nuevamente el combate
en las calles, dispuestos a pelear por sus derechos ante el nuevo gobierno como
lo hicieron ante el de Piñera.
Por su parte, los nuevos diputados y
diputadas no vacilan en manifestar que, en relación al gobierno de Bachelet, no
serán furgón de cola ni le darán ninguna carta blanca, y que de ser necesario,
volverán a las filas del movimiento popular del que provienen, para lograr los
cambios que consideran necesarios e imprescindibles.
Son ellos, pues, la muestra más
fehaciente del giro hacia la izquierda que se augura al nuevo gobierno de
Michel Bachelet. Ese giro, sin embargo, no será fácil, porque la composición
del Congreso no es lo suficientemente favorable como para que se arribe a los
cambios propuestos fácilmente. No será fácil, tampoco, porque dentro de la
misma coalición Nueva Mayoría, hay partidos políticos tan disímiles como el
Partido Comunista y la Democracia Cristiana.
Como bien han planteado los nuevos
diputados y diputadas recién electos, es una coalición en la que se ha llegado a
acuerdos básicos, pero en la que también existen distancias ideológicas y
políticas importantes.
Sea como sea, Chile ha dado un paso
gigantesco en una nueva dirección que, seguramente, iniciará el cambio de la
faz del proceso iniciado después de la dictadura de Augusto Pinochet. Por lo
que se anuncia, igual que ha sucedido en otros países de América Latina en los
últimos diez años, será un camino largo y plagado de escollos.
Por nuestra parte, saludamos
calurosamente a los nuevos jóvenes diputados y diputadas. Estamos con ellos.
Ojalá sean el preludio de las anchas alamedas.
Cuanto me alegra esta elección de los jovenes chilenos. Chile merece tener personas que piensen distintos de los que ahi estan y hagan nuevamente de este pais una referencia para Nuestra America. Parabienes a los jovenes congressistas y parabienes a este hermoso publo que los elegió. Maria Sirley dos Santos Presidente de AELAC/BRASIL
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