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sábado, 1 de febrero de 2014

El ensayo Nuestra América y el tiempo presente

En el mundo contemporáneo, las ideas de Martí son las de un continente que se ha atrevido a desafiar lo que parecía imbatible. Como él nos aconsejó, hoy buscamos afanosamente conocernos y juntarnos, y en esa tarea estamos. No es nada fácil, y más bien es una vía llena de desencuentros y yerros, pero también de hallazgos y alegrías.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica


El 30 de enero de 1891, José Martí publicó su ensayo Nuestra América en el periódico mexicano El Partido Liberal. Se trata de un texto relativamente breve, escrito en el lenguaje poético y metafórico propio de su época, que sin embargo toca con precisión y claridad algunas de las características más representativas de ese vasto territorio que, desde él, muchos llamamos Nuestra América.

La potente voz martiana, que nos llega desde las postrimerías del siglo XIX, sigue siendo tan vigente hoy, que se ha hecho coincidir la fecha de publicación de este ensayo con el día de la identidad latinoamericana, es decir, día de celebración y reflexión sobre lo que somos.

Mucho y poco ha cambiado desde entonces. Poco, porque algunas de las características de nuestras tierras, que Martí denuncia y proclama en su escrito, siguen tan vigentes como entonces: la miopía pueblerina de quienes no pueden dejar de anteponer sus mezquinos intereses al bien común; la presencia avasallante del imperio norteamericano; la necesidad de la unidad nuestroamericana; la importancia de asumir la defensa de lo propio; el orgullo por las características de nuestra cultura; la necesidad de conocer lo que somos y pensar con cabeza propia; la urgencia por hacer causa común con los oprimidos. Pocas veces se ha dicho tanto, de forma más hermosa y sintética.

Pero también han cambiado muchas cosas. Algunas de las más relevantes es que, como nunca antes, incluyendo la época en la que Martí escribió su opúsculo, en Nuestra América soplan vientos de renovación que, precisamente, toman en cuenta ese espíritu martiano que llama a la unidad, al interés por los oprimidos, al orgullo por lo que somos y su rescate.

No podía ser más pertinente, en este sentido, la celebración de la cumbre de la CELAC en este aniversario, porque sobre ella gravitó el espíritu martiano. Es un gesto simbólico que han puesto de relieve lo que se ha avanzado en los últimos diez años al respecto, y que ha enervado a los que, por primera vez sintiéndose al margen, ladran rabiosos desde el otro lado de la valla.

Pero, al sur del Río Bravo los pueblos despiertan. Algunos ya caminan, y otros apenas se desperezan, o buscan como en sueños, el rumbo que trazara Martí: el de pensarnos a nosotros mismos partiendo de nuestras propias condiciones “naturales” (como él las llamaba), sin menospreciar pero justipreciando lo que se hace y se piensa en otras partes, que con tanta frecuencia hemos seguido acríticamente, y que tantas veces, también, nos han impuesto.

Los que despiertan o están despertando a la utopía martiana bregan en el mar de la confusión que los “sietemesinos”, como les llamara Martí, construyen como valladar para mantener mezquinos privilegios, las más de las veces enganchados como furgón de cola del tren de los intereses foráneos. Tratan de ahogar las voces nuevas, no tienen empacho en mentir y asustar, pero el tiempo que vivimos, independientemente de los adelantos y los retrocesos, es en el que les ha llegado su hora.

En el mundo contemporáneo, las ideas de Martí son las de un continente que se ha atrevido a desafiar lo que parecía imbatible. Como él nos aconsejó, hoy buscamos afanosamente conocernos y juntarnos, y en esa tarea estamos. No es nada fácil, y más bien es una vía llena de desencuentros y yerros, pero también de hallazgos y alegrías.


El tiempo de Martí ha llegado. 

2 comentarios:

  1. Nuestra América ha sido faro en mi vida desde que lo leí a los 10 años, hoy tengo 70 y sigue siendo guía de mis decisiones.

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  2. Ha que se refiere jose marti cuando habla de el genio?

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