Morena es el resultado
de una larga lucha que comenzó desde el momento en que López Obrador fue electo
jefe de gobierno de la ciudad de México
en el año 2000. A partir de ese momento, empezó a perfilarse como una
figura carismática y con una gran autoridad moral en base a su capacidad y por
ello empezó a ser objeto de continuos ataques de parte del establishment
mexicano.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
El domingo 26 de enero
en la ciudad de México, el Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena), la organización política que encabeza Andrés
Manuel López Obrador culminó con una Asamblea Nacional constitutiva los
requisitos que exige el Instituto Federal Electoral para poder considerar la
inscripción de un partido político. Morena cumplió con creces el requisito de
realizar asambleas constitutivas en los distintos estados de la republica
mexicana, pues consiguió realizar las mismas en 30 de los 32 que constituyen su totalidad. En este
momento, Morena ha alcanzado la afiliación de medio millón de personas a sus
filas y empieza a perfilarse como la
única fuerza de oposición antineoliberal
en México. Esta afirmación no pretende descalificar a los otros partidos de izquierda. En ellos
existen militancias de base e incluso
sectores dirigentes que son congruentes
con un programa de lucha en contra del neoliberalismo. Pero en rigor, ninguno de
estos partidos de izquierda ha sido ajeno a alianzas explícitas o vergonzantes
con los dos grandes puntales neoliberales de México, el PRI y el PAN.
Morena es el resultado
de una larga lucha que comenzó desde el momento en que López Obrador fue electo
jefe de gobierno de la ciudad de México
en el año 2000. A partir de ese momento, empezó a perfilarse como una
figura carismática y con una gran autoridad moral en base a su capacidad y por
ello empezó a ser objeto de continuos ataques de parte del establishment
mexicano. El embate terminó con el
desafuero de que fue objeto para inhabilitarlo como candidato presidencial en
2006. La maniobra de la derecha neoliberal fue derrotada a través de las
grandes movilizaciones que provocó las cuales fueron continuadas con motivo del
fraude electoral de aquel año. El movimiento lopezobradorista ha ido creciendo
al extremo de que a pesar del fraude de 2006 y la compra del voto de 2012, se ha convertido en la segunda fuerza
electoral del país. Hoy inicia una nueva
etapa que lo llevará a participar por primera vez en las elecciones intermedias
de 2015. Será su prueba de fuego por dos motivos. Primero porque tendrá que demostrar que es una fuerza
política viable y no marginal. Segundo,
porque tendrá que demostrar que no sucumbirá
a las ambiciones electoreras que caracterizan al resto de los partidos.
Morena ha expresado en sus documentos y
en la voz de su principal dirigente, que las elecciones y el poder son
solamente un medio. El fin es el cambio de régimen (a uno de carácter
posneoliberal) y la revolución de las conciencias (el altruismo y llevar la
ética a la política).
Se trata pues de
represtigiar a la política. Hoy la política y los partidos políticos son el oficio y las instituciones más
desprestigiadas en América Latina y probablemente en el mundo. El afán de poder
por el poder mismo y la corrupción que conlleva su ejercicio ha convertido a
los políticos en figuras deleznables en el imaginario popular. Indudablemente
este desprestigio es una injusticia sustentada en una falsa generalización.
Desgraciadamente lo que más abunda en la política es el político venal. Por
ello mismo, Morena aplicará el sorteo y la encuesta como métodos para elegir a
sus candidatos a diputados de entre los precandidatos que saldrán electos
en las 300 asambleas distritales que se
celebraran en todo el país. Y aplicará la encuesta para elegir sus
candidatos de entre los precandidatos
que se elegirán en las asambleas municipales y estatales en los ocho estados en
que se elegirán gobernadores. Se trata de un método novedoso que pretenderá
darle oportunidad a cualquier ciudadano y no solamente a los políticos
profesionales.
El reto de Morena será unir política, democracia y ética. Descomunal tarea.
Con el respeto que me merece el guatemalteco Carlos Figueroa Ibarra, no comparto su creencia en las buenas intenciones de López Obrador. Esa promesa de que "Morena aplicará el sorteo y la encuesta como métodos para elegir a sus candidatos a diputados de entre los precandidatos" ya la hemos oído antes en Guatemala. Los políticos dicen que sus candidatos serán electos, y todos sabemos que en las asambleas generales se "elige" a los que ya previamente fueron definidos como tales por el secretario general del respectivo partido; hasta la izquierda de Nineth Montenegro, Pablo Monsanto y otros ex URNG han caído en ese juego, y todo por no perder los beneficios de ser los "legítimos" representantes de su partido y del pueblo por el que dicen trabajar.
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