Una vez le escuché
decir a Ludolfo Paramio, el gran ideólogo del Partido Socialista Obrero
Español: “Cada vez que oigo que alguien dice que ya no existen derechas e
izquierdas pienso que esa persona es de derecha”. Parafraseando la frase
podríamos decir que cada vez que oigamos que alguien diga que no es neoliberal
sino “libertario”, inevitablemente deberemos pensar que esa persona es
neoliberal.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Un amigo me envió la
semana pasada un artículo publicado en un rotativo guatemalteco. En éste, el autor se permitía hacerle una
crítica a Edelberto Torres Rivas, el sociólogo más connotado de Centroamérica.
Al parecer Edelberto se permitió hacer una crítica a la corriente que se
autodenomina “los libertarios” y la respuesta ha resultado ser airada. El columnista
usa la conocida falacia del “envenenamiento de la fuente” al criticarlo por usar la noción de libertad tal como la
usa Juan Alberto Fuentes Knight en lugar de citar directamente a Hayek… Y no
pude evitar sonreir cuando leí que lo califica de “monstruo del pensamiento socialista”. En
verdad el rigor analítico de Edelberto sigue incólume, pero hace años que su orientación ideológica
es distinta a la de un propugnador del socialismo.
Anécdotas aparte, hace tiempo
he notado que los neoliberales consideran a esta categoría un epíteto
peyorativo y reivindican ser llamados “libertarios” en lugar de neoliberales.
Ignoro si el crítico de Edelberto comparte esa actitud vergonzante. Cualquiera
que sea el caso, sucede lo mismo que con
la categoría “derecha”, a la cual deploran los derechistas argumentando que
seguir hablando de “derechas” e “izquierdas” es vivir en el pasado. No puedo
sino repetir una vez más lo que le escuché decir a Ludolfo Paramio, el gran
ideólogo del Partido Socialista Obrero Español: “Cada vez que oigo que alguien
dice que ya no existen derechas e izquierdas pienso que esa persona es de
derecha”. Parafraseando la frase podríamos decir que cada vez que oigamos que
alguien diga que no es neoliberal sino “libertario”, inevitablemente deberemos
pensar que esa persona es neoliberal. El “libertario” que hoy comentamos deja ver su cobre neoliberal cuando nos
recuerda el despropósito de los “socialistas” que en Guatemala querían mantener la telefonía como un monopolio estatal en
lugar de privatizarla. Nos dice que el
éxito de la privatización de la misma se
mira en la reducción de precios que tiene ésta, al extremo de que en Guatemala
“hace años los mendigos tienen teléfonos móviles y con tarifas baratas”.
El neoliberalismo
prometió en sus inicios que con el
mercado en estado libertario, es decir con la mercantilización extrema, habría
una época de gran prosperidad social, es decir que dejaría de haber mendigos.
Hoy el neoliberal se olvida de dicho argumento y basa el éxito de su dogma en
la proliferación de una mercancía barata como es el teléfono celular. El que
haya mendigos no le quita el sueño. Más aun, ni siquiera se percata de que el
argumento del mendigo es un autogol. Y
pregúntele usted estimado lector o lectora a un mexicano como le va con las
tarifas de Telmex que es propiedad del
también dueño de Telgua.
Finalmente lo que no
tiene desperdicio en el “libertario” que comentamos es su fobia a la
democracia, la cual no es más que “el despotismo de la mayoría”. El neoliberal
schumpeteriano dice que la sociedad ideal es la economía de mercado y la
democracia electoral.
Nuestro “libertario”
sueña con un mercado custodiado por la dictadura.
ANARQUIA: Es un gobierno donde no hay una autoridad suficiente para gobernar y mantener el orden, fuera de conflictos y desórdenes. El anaraquismo no toma en cuenta a la autoridad del Estado, y su gente se declara libre-pensadora, creando confusión y desórdenes. A principios del siglo XX, en España, los sindicatos de trabajadores optaron por la anarquía, que tuvo mucha influencia hasta 1939, en que quedaron reducidos a pequeños grupos anónimos, ya que el gobierno militar de Francisco Franco Bahamonde se entroniza para imponer orden y respeto. Cuando menciona la palabra LIBERTARIO, se refiere a los anarquistas, especialmente en la tercera década del siglo pasado, quienes fueron partidarios del comunismo.
ResponderEliminarEspaña, después de tanta anarquía que sufrió, Francisco Franco con otros generales se alzaron, provocando una guerra civil, y al final, establece un régimen dictatorial de más de treinta años, designando como sucesor al actual Rey de España.
Y puedo afirmar sin equivocarme, que el neoliberalismo, no tiene nada que ver con la palabra LIBERTARIO, porque aquel permite una limitada intervención del Estado, en cambio, esta, se refiere al anarquismo, donde la gente no toma en cuenta la autoridad del gobierno, tratando de contradecirla y oponerla.