El
neoliberalismo convierte todo lo que toca en una mercancía, al igual que en el
mito antiguo el Rey Midas lo hacía con el oro. El neoliberalismo no es sino el
capitalismo mercantilizador llevado a sus últimas consecuencias.
Carlos
Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Casi
todo el planeta se ha estremecido con el Campeonato Mundial de Futbol, lo que
demuestra que este deporte y las olimpiadas son la cara de la
globalización en mundo del deporte. Pero
no solamente de la globalización sino
también del neoliberalismo. No en balde Eduardo Galeano, gran escritor y gran
analista del fútbol, ha dicho que la FIFA es el FMI del fútbol. En los días
anteriores al inicio del magno evento se denunció que la FIFA prohibiría la
comercialización de determinados productos en un radio de dos kilómetros
alrededor de los estadios, que solamente una empresa de comida chatarra
vendería sus productos en los estadios y que se cambiaría la ley brasileña de
venta de bebidas alcohólicas para poder vender cerveza estadounidense en los
mismos. No se puede entrar a los estadios ni con una botella de agua ni mucho
menos con un sándwich casero. Con estas medidas, el futbol no solamente se
convierte en un inmenso mercado, sino en
uno que está monopolizado por las grandes empresas transnacionales.
Los
futbolistas son verdaderos muestrarios de publicidad a través de sus uniformes.
Al parecer esta publicidad está estrictamente controlada como lo evidencia el
caso del astro brasileño Neymar, a quien se le impondrá una sanción económica por estar usando
calzoncillos con una marca que la FIFA no ha permitido, simplemente porque no tiene acuerdo de
ganancias compartidas con la firma. Y
como buen agente mercantil, Neymar se las ha ingeniado para bajarse la pantaloneta a efecto de que la marca de su
calzoncillo aparezca en la televisión. La televisión es el vehículo de la
promoción mercantil y por lo tanto una
de las grandes y multimillonarias ganadoras de todo este espectáculo. Los
jugadores y entrenadores son entrevistados en la propia cancha con una pared de
vidrio atrás de ellos, la cual está
plagada de logos propagandísticos de marcas de artículos deportivos, tarjetas
de crédito y de cualquier otro producto. Las
imágenes estrambóticas se vuelven mercancías, como lo demuestra el caso
del entrenador mexicano “el piojo” Herrera,
cuyas celebraciones en la cancha se han convertido en emblema que
circula ampliamente las redes sociales.
El
neoliberalismo convierte todo lo que toca en una mercancía, al igual que en el
mito antiguo el Rey Midas lo hacía con el oro. El neoliberalismo no es sino el
capitalismo mercantilizador llevado a sus últimas consecuencias. Desde el
primer párrafo de El Capital, Marx
nos advirtió que la riqueza en el capitalismo aparecía como un inmenso arsenal
de mercancías. Hoy no solamente lo que
se produce en la economía real es mercancía,
sino todo lo que potencialmente puede venderse.
Y
en medio de todo esto, como aficionado cuatrienal al futbol, no puedo sino
alegrarme del buen desempeño que han hecho los equipos latinoamericanos y
africanos. Sobre todo estos últimos. En
condiciones adversas demuestran que pueden batirse en grande contra los equipos de Europa, a cuyas ligas llegan los grandes talentos de todo el mundo
incluyendo los de la periferia capitalista. Una vez más el sur nutriendo al
norte…
LA FIFA SE ADUEÑO DEL FUTBOL. Por eso mi lema con la Copa Mundial de Fútbol ha sido, es y será: "Amo el FútboL, odio la FIFA."
ResponderEliminarLA FIFA SE ADUEÑO DEL FUTBOL. Por eso mi lema con la Copa Mundial de Fútbol ha sido, es y será: "Amo el FútboL, odio la FIFA."
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