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sábado, 9 de agosto de 2014

Avalancha de niños migrantes

La migración no se detendrá, mientras se mantenga un sistema injusto. Entre tanto, es importante que los países mantengan la dignidad de los migrantes, y que garanticen sus derechos, más aún si son menores de edad.

Fander Falconí / El Telégrafo (Ecuador)

La tira humorística Mafalda incluía un personaje representativo del estrato que hoy llamamos ‘pelucón’: Susanita. Esta niña decía: “El problema de este país son los pobres. Deberíamos desterrarlos a todos”. Mafalda preguntaba: “¿Y quién haría el trabajo pesado?”, ante lo cual Susanita respondía: “Ah, no, primero que hagan el trabajo y de allí que se vayan…”.

Con la misma lógica, pero nada cómica, sino todo lo contrario, el gobernador de Texas, Rick Perry, anunció el despliegue de mil soldados de la Guardia Nacional a la frontera con México para combatir el ingreso de niños migrantes centroamericanos en condición irregular. Impedir el paso de seres humanos, o desterrarlos, no resolverá la situación migratoria entre EE.UU. y América Latina. Esta situación es compleja, ya que tiene varios ángulos: globalización del capital y condiciones de trabajo, movimiento de personas en forma regular e irregular, desestructuración familiar, redes, coyoterismo, remesas…

Desde noviembre del año pasado, miles de niños y niñas han pretendido ingresar sin acompañante a EE.UU. Llegan procedentes de América Central, en especial de El Salvador, Guatemala y Honduras. Se estima que han arribado 57 mil niños.

El presidente norteamericano, Barack Obama, solicitó al Congreso $ 3.700 millones para hacer frente a la avalancha humana que cruza la frontera con México. Algunas propuestas son duras, por ejemplo, una mayor respuesta policial y militar, la modificación de las leyes para que los agentes federales puedan entrevistar y deportar en cuestión de días a los menores de edad.

La crisis ocurre en un escenario en donde afloran las posiciones contrapuestas entre republicanos y demócratas. De hecho, no se pudo aprobar la reforma migratoria propuesta por Obama. Esto afecta a cerca de 11 millones de personas que no tienen una situación regular en EE.UU. y que pueden ser deportadas en cualquier momento.

En los últimos años ha recrudecido la influencia de las redes del crimen organizado en varios países de América Central. Hay violencia, abuso e inseguridad en los países centroamericanos y, como hemos recalcado,  ausencia de una política de movilidad humana integral en EE.UU.

¿Cuál es la lógica o la racionalidad de la política migratoria norteamericana? Hay liberación de visado para Chile y próxima liberación para Perú. A Colombia no le aplican por la cuestión de las drogas. Los ecuatorianos necesitamos visa. Para entrar a Costa Rica se necesita visa costarricense, a menos que se tenga visa norteamericana válida al menos por seis meses más. El caso de México es diferente: tienen su Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés), pero los pobres no pasan. ¿Cómo entender todo esto? ¿Existe selectividad? ¿Existe algún tipo de lógica más allá del puro y simple atropello a un derecho humano básico?

La migración no se detendrá, mientras se mantenga un sistema injusto. Entre tanto, es importante que los países mantengan la dignidad de los migrantes, y que garanticen sus derechos, más aún si son menores de edad. Las respuestas represivas, como las aplicadas por el gobernador de Texas, deben ser rechazadas.

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