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sábado, 18 de octubre de 2014

Brasil: ¡Dilma! (o Aécio…)

Cuesta imaginar que millones de ciudadanos que con el PT salieron de la indigencia y la pobreza extrema, y con indiscutibles realizaciones en asuntos de nutrición, salud, vivienda, educación, decidan ahora votar por Aécio Neves, enemigo declarado de tales logros.

José Steinsleger / LA JORNADA

Dila Rousseff y Aécio Neves disputarán la presidencia
de Brasil en segunda ronda de votaciones.
Hay elecciones presidenciales en las que las encuestas y expertos aciertan por gravitación natural, y otras en las que el diablo descoloca a todo mundo. Como en Brasil, en el periodo que fue del avionazo en que perdió la vida Eduardo Campos (candidato del Partido Socialista Brasileño, PSB, 13 de agosto) a los comicios del 5 de octubre pasado, que arrojaron los votos en favor de la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT, 42 por ciento) y Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB, 34 por ciento).

¿Es posible pronosticar los resultados del ballotage? La ex candidata Marina Silva (quien remplazó el lugar del finado Campos), ya se pronunció en favor de Aécio, nieto de Tancredo Neves (1910-85), primer gobernante elegido tras 21 años de dictadura, que falleció antes de asumir el cargo. Por consiguiente, de conseguir todos los votos de Marina (21 por ciento), en la segunda vuelta (prevista para el 26 de octubre próximo), Aécio Neves será elegido presidente de Brasil.

No obstante, resulta impresionante examinar la errónea unanimidad de los expertos tras la desaparición de Campos. Entre los que, por respeto al lector, quedan excluidos los orates que en vísperas de la celebración del Mundial de Futbol aseguraban que la olla de presión puede estallar, diciendo “…ya se sabe lo que pasa cuando los de abajo pierden el miedo”, “…sólo es cuestión de tiempo”, etcétera. Vamos a lo interesante:

“…Vaticinan (las encuestas) un empate que dará paso a una segunda vuelta en la que Marina Silva podría derrotar a Dilma hasta por 10 puntos de ventaja (40 y 30 puntos, Datafolha, 30/7).

“…En dos semanas logró (Marina Silva) remontar todos los niveles de intención de voto… hasta alcanzar 34 por ciento… Y es más, en todas las proyecciones para la segunda vuelta Marina saca una ventaja de por lo menos ocho puntos sobre la actual presidenta… La gran disputa será entre la evangélica devota y ambientalista radical Marina Silva y Neves para saber a quién enfrentará Dilma” (experto, 17/8).

“…Empate técnico en primera (37/33 puntos) de Marina por el margen de error de dos puntos y, en una segunda vuelta, Marina tiene 46, Rousseff 39 por ciento. Aécio Neves cayó de 19 a 15 por ciento (Ibope, 1/9).

“…Segunda vuelta durísima entre Rousseff y Marina”… “Será ella (Marina), sin ninguna duda, la heredera de los votos conservadores y neoliberales de Aécio Neves… (experto, 11/9).

El electorado de derecha y centroderecha se volcó hacia Marina Silva (experto, 8/9).

“Empate técnico en una eventual segunda vuelta (firma MDA, 8/9).

No queda claro si Dilma puede triunfar en la primera vuelta, ni contra quién peleará en la segunda, en caso de que sea necesaria (experto, 8/9).

La propia Dilma incluso declaró en Belo Horizonte a siete días de los comicios que le era “…indistinto disputar el ballotage con Aécio Neves o Marina Silva”. Claro que en ese momento la presidenta esperaba conseguir 44 por ciento de los votos (28/9).

¿Subestimación del electorado o aplicación del ridículo modelo matemático ( lulómetro) que en los comicios de 2002, cuando Lula se proyectaba como favorito, inventó un analista del banco Goldmann Sachs para relacionar los resultados de las encuestas con la cotización del real, en picada por esos días? En consecuencia, si todos los expertos fallaron, anunciamos desde ya el nuestro: con la mínima diferencia, Dilma Rousseff seguirá al mando de la nave brasileña.

Un resultado que no por urgente y necesario deja de otorgar razón a millones de brasileños que, posiblemente, ejercieron una suerte de voto de castigo, útil o de advertencia contra Dilma, quien ejerció un liderazgo gris, y con un estilo opuesto al del siempre entusiasta y políticamente inteligente Lula da Silva. En todo caso, la historia también trae lo suyo, y revela que los grandes líderes nacen de las grandes crisis, y que a un gran líder difícilmente lo sucede otro igual.

Los 12 años de Lula, Dilma y un PT que cayó en el abismo de la burocratización y sonados casos de corrupción cambiaron la historia del país continente que a un tiempo es moderno y atrasado, rico y paupérrimo y, desde siempre, injusto, racista y represivo con las mayorías populares.

Cuesta imaginar, entonces, que millones de ciudadanos que con el PT salieron de la indigencia y la pobreza extrema, y con indiscutibles realizaciones en asuntos de nutrición, salud, vivienda, educación, decidan ahora votar por Aécio Neves, enemigo declarado de tales logros.

Con todo, y si tal fuera el dictado de las urnas, tampoco será el fin del mundo. El grupo de nueve partidos que apoya la relección de Dilma tendrá 304 representantes en diputados, frente a 139 de la coalición de Neves.

A pesar de la reducción en el número de integrantes, la bancada, el PT, seguirá teniendo la mayor representación parlamentaria (70 diputados), más 66 del centrista Partido Movimiento Democrático (PMDB, principal socio de la coalición oficialista), y 168 de siete partidos oficialistas, cuyas tendencias van de derecha a izquierda. Mientras en la cámara alta el PT mantendrá la supremacía, con 53 de 81 senadores.

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