El rol de los partidos es el de elaborar
y construir la hegemonía de los programas estratégicos de la izquierda y de las
formas de su realización.
Emir
Sader / Página12
A lo largo de la década de 1990 la
izquierda resistió como pudo a los avances del neoliberalismo. Parecía que
estábamos frente a una ola incontenible, hasta que algunos gobiernos
latinoamericanos han reaccionado y empezado a construir alternativas a ese
modelo.
Dos corrientes convivían en la
resistencia al neoliberalismo: una, que planteaba la autonomía de lo social, el
rechazo a la política, a los partidos y al Estado, centrando todo en
movimientos sociales. Otra que proponía la necesidad de rescate de la política,
de los partidos y del Estado, para conquistar hegemonía y construir
alternativas al neoliberalismo.
Ha triunfado esta segunda corriente,
dado que la superación del neoliberalismo requiere la construcción de un bloque
de fuerzas hegemónico y la puesta en práctica de nuevas políticas de carácter
público, que requieren redireccionar al Estado, superando la centralidad del
mercado, promovida por el neoliberalismo.
El rescate del rol activo del Estado,
tanto como inductor del crecimiento económico como en su calidad de garante de
los derechos sociales, ha sido decisivo en la capacidad de gobiernos para
avanzar en la superación del neoliberalismo.
Los que planteaban la autonomía de los
movimientos sociales no fueron capaces de pasar de la fuerza acumulada en el
plano social en la resistencia al neoliberalismo, a la construcción de
alternativas a ese modelo. Se han quedado en la fase de la resistencia. Algunos
prácticamente han desaparecido, como el caso de los piqueteros en Argentina
otros han quedado reducidos a la intrascendencia, como es el caso de los
zapatistas en México.
Ha sido decisivo el rol del Estado en
los avances de superación del neoliberalismo, tanto en lo económico como en lo
social. Pero la desmoralización de la política y el debilitamiento de los
partidos no se ha detenido, ni siquiera en los países que han resaltado la
importancia del Estado.
Se replantea con fuerza la cuestión del
rol de los partidos de izquierda en los procesos de construcción de
alternativas superadoras del neoliberalismo. Como se trata de gobiernos de
alianzas amplias, de centroizquierda, esos partidos deben representar, desde
luego, la alternativa de la izquierda, que antes de todo está por la superación
radical del neoliberalismo. Y, más allá de esa lucha, apunta hacia alternativas
anticapitalistas.
Por otra parte, el rol de un partido de
izquierda es el de formular estrategias para llegar a los objetivos del
programa del partido. Mientras los gobiernos se mueven en las coyunturas, es
necesario apuntar hacia esos objetivos, para que no se pierdan en los
enfrentamientos inmediatos.
Asimismo, los partidos deben discutir
permanentemente con los movimientos populares las plataformas de lucha, las
formas de organización de las distintas capas de la población, las relaciones
con los gobiernos. Porque son esos movimientos –sindicatos, movimientos
sociales, culturales, etc.— los encargados de organizar los más amplios
sectores de masas.
Además, los partidos deben volcarse
sobre las constantes evaluaciones de las correlaciones de fuerza, de los
aliados, de los enemigos.
En síntesis, el rol de los partidos es
el de elaborar y construir la hegemonía de los programas estratégicos de la
izquierda y de las formas de su realización.
Independientemente de que el capitalismo, en su etapa imperial ha adquirido los instrumentos suficientes para mantenerse, creo que los viejos revolucionarios, debemos replantearnos las estratégias, que en el pasado dieron algunos resultados, a la violencia reaccionaria, violencia revolucionaria. Que se acaben las manifestaciones pacíficas, no debemos olvidar que es el Estado el que actúa siempre con violencia. No debemos olvidar que "la violencia es la partera de la Historia".
ResponderEliminarManuel Uc Sánchez