Por fortuna la debacle del PRD ya no
significa la debacle de la izquierda en México. Ha surgido ya como partido con
registro, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el cual puede
capitalizar en 2015 los efectos de la descomposición moral y política del PRD.
Carlos
Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Cuauhtémoc Cárdenas, fundador y líder
moral del Partido de la Revolución Democrática en México, ha renunciado al
partido. El hecho no es menor y significa un durísimo golpe para el PRD. No estoy seguro si lo significa
para la corriente Nueva Izquierda, coloquialmente conocida como “los chuchos”,
porque su cúpula tiene años de estar usando al partido como franquicia
electoral. Mientras esa franquicia exista, ellos podrán seguirla usando para
sus intereses personales y de grupo. En las elecciones del año entrante, el PRD
podrá constatar los costos de haber transitado la ruta de oportunismo y
corrupción en que “los chuchos” lo metieron. La renuncia de Cárdenas es la
culminación de un largo trayecto de desaveniencias que tuvieron un penúltimo
episodio el 17 de noviembre de 2014, cuando en una carta abierta señaló la
crisis moral del PRD y pidió la renuncia del comité ejecutivo. El martes 26 de
noviembre después de un debate desabrido con la dirigencia del PRD,
Cárdenas escribió una carta en la que de manera irrevocable
renuncia al partido que fundó y del cual era una autoridad moral.
En el corto plazo, esta renuncia es uno de los
efectos del crimen de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Oportunista e inescrupulosa, la dirección del PRD aceptó
e impulsó la candidatura de José Luis Abarca, el autor intelectual de la
desaparición de los normalistas, para presidente municipal de Iguala en
Guerrero. La cúpula del PRD siempre supo qué clase de bribón era Abarca, supo
que era un asesino y su vinculación con el narcotráfico.
Pero las desventuras del PRD no
terminan allí. La cúpula dirigente, hegemonizada por Nueva Izquierda, llevó al
partido a las alianzas electorales en elecciones locales con la derecha
neoliberal del PRI y del PAN. Firmó con Peña Nieto el llamado Pacto por México,
diseñado para legitimar la nueva oleada de contrarreformas neoliberales que hoy
está padeciendo el país. Así el PRD terminó cumpliendo el papel de comparsa
neoliberal y aceptando los cánones que la derecha pretende imponerle a la
izquierda: que sea una “izquierda
moderna”, ajena a las luchas sociales,
metida en el electoralismo y dispuesta a negociar pactos en lo oscurito con las
fuerzas más siniestras del país.
Por fortuna la debacle del PRD ya no
significa la debacle de la izquierda en México. Ha surgido ya como partido con
registro, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el cual puede
capitalizar en 2015 los efectos de la descomposición moral y política del PRD.
Esto es solamente una posibilidad, porque otro escenario es que el desencanto
que ocasiona el PRD, se una al desencanto que en general ocasionan los partidos
políticos, y que el efecto sea que el
abstencionismo se imponga el año entrante.
La renuncia de Cárdenas profundiza la
agonía del PRD. Cárdenas mismo ha cometido errores políticos que han
ensombrecido el papel histórico que jugó en la vida política mexicana en los
últimos treinta años. No aceptó el emergente liderazgo de López Obrador y por
ello fue mezquino.
Pero hoy en el ocaso, rescata su
dignidad.
Tragedia tras tragedia en el querido y atormentado Méjico. Pero la limpieza es bienvenida. Como es bienvenido por los pueblos del AL el advenimiento de una nueva fuerza honesta y auténticamente revolucionaria. Esperemos que lo sea.
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