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sábado, 31 de enero de 2015

Los Cinco y la medida de la victoria: “salir mejor de como entramos”

La participación de los Cinco en programas radiales y televisivos en Cuba, en las últimas semanas, ha sido un empuje moral impredecible para la Revolución Cubana. Los Cinco resistieron las peores pruebas en manos del enemigo y nunca traicionaron. Con hombres como ellos, la Revolución siempre estará segura. 

Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América

Los Cinco durante un homenaje en Cuba.
Ellos fueron prisioneros de un imperio, que el 01 de enero de 1959 recibió una estocada a su poderío: la Revolución Cubana había triunfado. El imperio nunca perdonó ese “delito”, y le impuso un bloqueo económico, comercial y financiero. Éste en lugar de doblegar a Cuba, la hizo más digna. Fidel lo expresó el 01 de mayo de 2006 en la Plaza de la Revolución: “...Cuba ha podido resistir. (...) Casi 50 años, el bloqueo más largo de la historia. ¡Gracias, imperio yanki, porque nos hiciste crecer, nos hiciste alcanzar altura al cabo de los años! ¡Coronaste la sangre de todos los cubanos que han luchado y muerto aquí y en otras partes, con la derrota bochornosa de tu cínico bloqueo, tus cínicos intentos de destruirnos!”

Cuando los arrestaron (12/09/’98) en Miami, el imperio se frotó las manos de alegría porque había llegado la hora de la venganza; era la oportunidad para castigar a Cuba rebelde, en esos sus preciados hijos. Con total convicción Antonio Guerrero en el programa De Zurda con Maradona y Morales (11/01/’14) expresó: “El problema no éramos nosotros, esto fue una cosa contra Cuba”.

Desde el primer día trataron de doblegarlos con todo tipo de chantajes, y los conminaron a la traición, pero se toparon con auténticos revolucionarios, que estaban convencidos de que luchaban por una causa justa. Por eso en la Mesa Redonda dirigida por Randy Alonso, se le escucha decir sin titubeos a Ramón Labañino: “Uno nunca acepta ser traidor, ser traidor o abandonar un principio no es una opción para un revolucionario”.

El imperio se ensañó contra ellos, llevándolos al extremo para que se rindieran; los incomunicó, los metió en el hueco y les impidió la visita de sus familiares; pretendía quebrarlos, desmoralizarlos. Los Cinco pudieron haber arreglado y no haber durado ni un año en prisión, pero ninguno claudicó. Los Cinco siempre fueron Cuba, revolución, dignidad, soberanía. El imperio quiso vengarse contra Cuba en ellos, pero otra vez volvió a perder.

Escuchar testimonios de los familiares en estos dieciséis años y ahora a los Cinco -aunque ellos dicen que no han contado ni la mitad de lo que han sufrido-, parecieran relatos bíblicos o parte de la mitología griega. Si no, ¿cómo entender cuando Antonio Guerrero dice: “Nosotros nos pasamos todos estos años en prisión, pero nosotros nunca hemos estado presos”?

Estos hombres en todas las penitenciarías donde estuvieron, fueron admirados por otros reclusos, por el personal de seguridad y por los abogados. En cada espacio que los Cinco ocuparon, la bandera de Cuba flameó pura y libre. El imperio no pudo contra Cuba, porque no pudo vencer a cinco hombres inocentes e íntegros; ellos lo han dicho: “estábamos dispuestos a morir en la cárcel, antes que traicionar”. ¿Entenderá acaso el imperio cuando los Cinco dicen: “teníamos valores: nos acompañaba una foto de Mandela y otra del Che”?

Para entender la victoria de Cuba en la tenaz resistencia de los Cinco, es imprescindible escuchar las palabras de René González: “Yo creo que nosotros los Cinco nos propusimos, como medida de la victoria salir mejor de como entramos, física, mental, intelectual y espiritualmente. Porque ellos nos demostraron desde el primer día, que nos querían aplastar en todos esos sentidos”.

Hombres como los Cinco, jamás habrá en las filas del imperio, ni en la de los batistianos, ni en la manada de “disidentes” en la Isla.

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