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sábado, 28 de marzo de 2015

La rapacidad neoliberal de la Nestlé

Llevamos  poco menos de 40 años  desde que se inició el auge neoliberal. La privatización y el despojo han ido acabando con los bienes comunes que existían en los países azotados por el neoliberalismo.  Su  voracidad depredadora está privatizando territorios y ahora el agua.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Hace algún tiempo, Peter Brabeck,  presidente de la junta directiva de la Nestlé declaró escandalosamente  lo que verdaderamente piensan los grandes poderes neoliberales a nivel mundial.  Con desenfado mientras se tomaba un vaso de agua dijo: “La única opinión  que yo pienso que es extremista, está representada por la ONG’s quienes constantemente están declarando que el agua es un derecho público. Esto significa que como ser humano usted debería tener derecho al agua. Esto es una solución extremista”. En otras palabras lo que Brabeck está diciendo es que el derecho al agua no es un derecho humano. La tonta declaración  recibió  una andanada de críticas  y el alto ejecutivo tuvo que retractarse. Esa retractación en realidad fue una declaración  del diente al labio. La compañía que él encabeza no ha cesado de cabildear,  tal como lo hizo en el Foro Mundial del Agua en el año 2000, para evitar que se declare al líquido vital como un derecho universal.

Los motivos  de tal activismo es que la Nestlé está activamente imbuida en el propósito de privatizar el agua,   a efecto de consolidar el negocio de la venta de agua embotellada las cual nos la venden a precios cuantiosamente superiores al agua común y corriente que corrientemente consumimos. No solamente  la Nestlé tiene tal propósito. También lo tienen todas las empresas involucradas en la minería, en las hidroeléctricas y las que buscan hacer negocio. Las hidroeléctricas son instalaciones íntimamente vinculadas al desarrollo de la minería a cielo abierto y  a la explotación de gas natural a través del despiadado método del “fracking”, que no es otra cosa que hondas perforaciones del suelo hasta encontrar el gas shale a efecto de poder usarlo industrialmente. El agua es un insumo fundamental para  hacer tales perforaciones,  que al romper el subsuelo generan la salida del gas que puede ser usado industrialmente y de paso contaminar los mantos freáticos, manantiales y ríos aledaños.

El traspiés de Brabeck se debe a una torpeza declarativa que evidencia  el sentir real de los dueños de la Nestlé y de los dueños de todas las grandes empresas transnacionales y locales que están interesadas en el uso industrial del agua, aunque para ello dejen a poblaciones y cultivos enteras  sin agua  o con agua contaminada. Es la lógica neoliberal de  volver mercancía todo lo que toca. Y el paso previo para mercantilizar un bien, es privatizarlo. Hace unos días en México  se presentó una iniciativa que busca privatizar el agua. La reacción de una parte de los diputados y de la opinión pública fue tan  airada que la oposición en la cámara logró detener el proyecto. Manlio Fabio Beltrones, diputado priísta, acusó a los diputados opositores de “lento aprendizaje”.  

Llevamos  poco menos de 40 años  desde que se inició el auge neoliberal. La privatización y el despojo han ido acabando con los bienes comunes que existían en los países azotados por el neoliberalismo.  Su  voracidad depredadora está privatizando territorios y ahora el agua. Al rato, cuando puedan, los neoliberales propugnaran la privatización del aire…

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