El ideario
latinoamericanista que urge desarrollar en este siglo XXI, en el cual se han
dado destacados pasos para llegar a ese permanente anhelo regional propuesto
desde hace doscientos años, tiene como figura egregia al Gran Libertador, Simón
Bolívar.
Adalberto Santana* / Especial
para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
Con suma razón escribió
el poeta mexicano Carlos Pellicer que “Simón Bolívar es el hombre más grande
que ha nacido en el Nuevo Mundo”. Sin
duda Simón José Antonio de la Santísima
Trinidad Bolívar y Palacios de Aguirre Ponte-Andrade y Blanco, mejor
como el Gran Libertador nació 24 de julio de 1783 en la
colonial ciudad de Caracas. Su muerte aconteció 47 años después de su
nacimiento, precisamente el 17 de diciembre de 1830 en la Hacienda de San Pedro
Alejandrino, muy cercana a la caribeña ciudad de Santa Martha, Colombia. Se
puede afirmar con toda justicia que la presencia e imagen de Simón Bolívar, es
sin lugar a dudas el personaje histórico latinoamericano más homenajeado en
todo el mundo. Su nombre figura de manera destacada en todas las naciones
latinoamericanas. Por ello se le ubica reiteradamente en todas nuestras
naciones y ciudades latinoamericanas, pero también en diversos países del
mundo.
De igual forma, se le
reconoce en múltiples espacios púbicos.
Su veneración se reitera con su nombre que figura en numerosas calles,
avenidas, plazas públicas, bibliotecas, auditorios y teatros. Pero también algunos países hacen
referencia a su nombre: Bolivia y la República Bolivariana de Venezuela. O bien
han surgido organismos regionales inspirados en sus ideas de integración
regional como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América -
Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) formada el 27 y 28 de abril de
2005 como producto de la Declaración Conjunta y el Acuerdo para la Aplicación
de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA),
firmada por los entonces presidentes de la República Bolivariana de Venezuela,
Hugo Chávez Frías y el de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba,
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Pero Bolívar también es
un personaje histórico que figura en esculturas, bustos o murales y pinturas.
Asimismo es personaje central en múltiples trabajos literarios, ya sea en
connotadas poesías, novelas, cuentos, obras de
teatro y películas. También encontramos a Bolívar en múltiples y
diversos ensayos, conviene señalar alguno de ellos. En este caso tomemos el
ejemplo de lo que nos dice José Martí: “¡Pero
así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la
roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él
calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer
está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!”
Conviene destacar que
todo este tributo de homenajes a Simón Bolívar, proviene esencialmente de una
serie de reconocimientos que a lo largo de 200 años (desde el mismo momento que se lograron las
independencias de los países latinoamericanos hasta nuestros días del llamado
Bicentenario de la Carta de Jamaica) los pueblos y gobiernos de nuestra región
han identificado en Bolívar al precursor de las ideas y proyectos de
integración regional. Pensemos que el
ideario latinoamericanista que urge desarrollar en este siglo XXI, en el cual
se han dado destacados pasos para llegar a ese permanente anhelo regional
propuesto desde hace doscientos años, tiene como figura egregia al Gran
Libertador, Simón Bolívar.
De igual forma podemos pensar que
la idea de la integración bolivariana,
la interpreto el maestro Leopoldo Zea siguiendo la propuesta del mismo Bolívar
en el sentido del compromiso con la defensa de Nuestra América. Así, la
idea de la integración bolivariana señala Zea se plantea cuando: “Años más
tarde Bolívar alcanzaría la integración de los insurgentes latinoamericanos en
su lucha y triunfo por la libertad. Integración que debería ser seguida en la
paz, para el logro de un orden internacional a través del cual los pueblos de
esta América y, los de todo el mundo, pudiesen convivir de otra forma que no
fuese ya la de la servidumbre contraria a la de la dignidad del hombre. La
unión de Venezuela y Nueva Granada como punto de partida de la reunión de los
pueblos libres de esta América. Imagino ya de lo que podía llegar a ser una
gran comunidad que abarcase todos los pueblos de la tierra. Todas las naciones
del planeta conviviendo libremente”.
Las ideas de numerosos próceres
latinoamericanos tienen como paradigma o modelo la gesta desarrollada por Simón
Bolívar. Así, por ejemplo, en el
pensamiento de los héroes de la independencia, la reforma o de la revolución,
en Bolívar se encuentra la continuidad de la vocación latinoamericanista.
Pensamiento que a nuestro juicio sigue vigente.
Uno de los
temas medulares en el ideario bolivariano es el de la Independencia, lo que
significa no sólo pensar y analizar el pasado, sino también el presente. Es
decir, valorarlo desde la perspectiva del futuro inmediato y mediato. Si
consideramos que América Latina y el Caribe es una región relativamente joven,
con muchos problemas y retos que resolver en este nuevo mundo globalizado, y
justamente en ese sentido el Bicentenario de la Carta de Jamaica que el Gran
Libertador escribió exactamente hace doscientos años, el 6 de septiembre de
1815, en ella nos dejó un rico testimonio de los que somos y hacia donde
debemos ir. Así, al interpretar
aquellos hechos históricos que acontecieron hace dos siglos nos remite, a
nuestro criterio, a identificar algunos elementos que hablan de nuestro presente
inmediato. La conmemoración del Bicentenario de las luchas por la Independencia
es una labor de enorme relevancia y de gran simbolismo político para nuestras
sociedades. Por ello, es necesario identificar el valor, la magnitud y el
alcance de la Independencia ya que dio como resultado el nacimiento de lo que
hoy identificamos como América Latina, concepto que nos hermana en el ideal
bolivariano.
El exilio
de Bolívar es un momento en que durante los años que van de 1814 a 1815 se
clausura una fase de la guerra independentista hispanoamericana, especialmente
cuando las armas de los realistas se
imponen sobre las fuerzas insurgentes. Coyuntura en la cual el documento
escrito el 6 de setiembre de 1815 en Kingston, Jamaica: “Contestación de un
Americano Meridional a un caballero de esta Isla (Henrry Cullen)”, Bolívar va
analizar el presente de la entonces América Hispana considerando lo que había
pasado en su historia y muestra a su vez las tendencias del porvenir. Esto es, Bolívar en la “Carta de Jamaica”
hará una radiografía de nuestra América donde se van a delinear lo que somos y
hacia donde debemos ir. Al respecto Simón Bolívar escribió lo que todavía se
requiere hacer en el afán de la integración latinoamericana:
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue
sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas
costumbres y una religión debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que
confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible
porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres
desemejantes dividen a la América. ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá
fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día
tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Congreso de los representantes
de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos
intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras partes del mundo”.
* El Dr. Adalberto Santana es director e investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), UNAM.
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