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sábado, 9 de enero de 2016

Ecuador 2015

Si se mira con objetividad al Ecuador de hoy y se lo compara con el de hace una década, saltan a la vista los notables logros alcanzados por el país en todos los órdenes. Paz y estabilidad ahí donde antes reinaban la angustia social y la anarquía política.

Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México

Los procesos electorales que se han vivido en los últimos meses de 2015 en América Latina, no han sido muy favorables para las llamadas izquierdas. Todo lo contrario, en gran medida han sido derrotas que quieren frenar y revertir las tendencias de las fuerzas progresistas en la región. Sin duda, las campañas de los medios de comunicación de clara filiación contrarrevolucionaria y antiprogresista han jugado un papel más que destacado, de igual manera las alianzas políticas de las fuerzas de la derecha ha sido otro de los elemenentos que han contribuido para generar esas situaciones. A esto se suma la fuerte crisis económica que se ha visto fortalecida por la baja de los precios de las materias primas en el mercado internacional que han afectado de manera drástica las economías nacionales y especialmente a los sectores populares. Asimismo a ello se suma el descontento de determinados sectores medios que son mucho más vulnerables a las campañas ideológicas de la derecha.  Esto se hace evidente  en su capacidad de consumo que los ha hecho mucho más vulnerables políticamente. Es decir, su voto electoral ha sido muy volatil frente a sus necesidades de consumo.  Así, estos sectores en esa situación se inclinan en favorecer con su voto a las fuerzas políticas conservadoras, las cuales les ofrecen con su propaganda y discurso una relativa estabilidad social y sobre todo la promesa de un acceso a un consumo suntuario. Todo esta situación sin duda es diseñada y alentada por las políticas imperialistas que no descansan en generar  ese escenario.  Lo cual también es aprovechado por los mismos errores que las izquierdas y las fuerzas progresistas latinoamericanas llegan a cometer.

En ese contexto latinoamericano el escenario electoral del Ecuador  debe  ofrecer a los sectores ligados a la Revolución Ciudadana claras perspectivas. El quehacer que tiene que desarrollarse debe generar las mejores condiciones objetivas y subjetivas que lleven a un triunfo en el próximo escenario electoral ecuatoriano que se desarrollará en 2017. Proceso en el cual  Alianza PAIS ya no tendrá como candidato a la presidencia al actual mandatario ecuatoriano, Rafael Correa.   Política acertada para evitar el desgaste que puede tener el principal dirigente de la Revolución Ciudadana y también para saber  renovar a los mejores cuadros políticos de la nación ecuatoriana. De seguir Alianza PAIS con políticas acertadas tal como lo ha venido haciendo, seguro garantizará el avance, la continuidad y profundización de la Revolución Ciudadana.  Tal como nos lo ha dicho el historiador ecuatoriano Jorge Núñez, quien  ha caracterizado el perfil del gobierno del presidente Correa y la acumulación de fuerzas que se han logrado hasta el momento actual (finales de diciembre de 2015), al apuntar:

“La respuesta principal es la existencia de un liderazgo responsable y un gobierno capaz, que han mostrado eficiencia en la administración del Estado y en la búsqueda de nuevos horizontes de desarrollo. Si se mira con objetividad al Ecuador de hoy y se lo compara con el de hace una década, saltan a la vista los notables logros alcanzados por el país en todos los órdenes. Paz y estabilidad ahí donde antes reinaban la angustia social y la anarquía política. Una formidable infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria, que facilita la vida de las gentes, el transporte de productos y mercancías y el desarrollo de los negocios. Una colección de grandes obras hidráulicas, que controlan inundaciones y aseguran el riego para temporadas de sequía. Y un conjunto de nuevas hidroeléctricas que garantizan el cambio de la matriz energética y nos permitirán exportar energía. Y eso para no hablar de los extraordinarios éxitos de la política social, de la disminución de la pobreza y el desempleo, de los ampliados servicios médicos y de la gran revolución educativa, cuyos frutos mayores se verán en un par de décadas. Es más, las mayorías populares sienten que su vida mejoró y están henchidas de esperanza hacia el futuro. Los únicos que no comparten esta visión optimista de las mayorías son los opositores, en especial esa centena de vividores de la política, tanto de izquierda como de derecha, que en su tiempo construyeron negocios privados e instituciones endogámicas con fondos públicos y quieren volver a esa fiesta” (El Telégrafo, Quito, 24/12/2015).

De continuar con esa correcta y acertada política la Revolución Ciudadana en el Ecuador, seguirá siendo un modelo político alternativo. Modelo que sin duda es un referente  para la reconstrucción de un país de la región y especialmente para la autocrítica constructiva de las izquierdas democráticas latinoamericanas y mundiales.


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