Vivimos
tiempos confusos en los que está cambiando el estado de cosas en los que hemos
vivido en los últimos 15 años.
Rafael Cuevas Molina/Presidente
AUNA-Costa Rica
En
América Latina, la tendencia progresista y de izquierda, que influyó
notablemente en el rumbo que tomaron los acontecimientos no solo nacionales
sino continentales en los últimos quince años, parece haberse debilitado.
Por
otro lado, emerge con fuerza una tendencia de derechas que se expresa de
diferentes formas: por un lado, restaurativamente en Argentina y Brasil, es decir,
proponiéndose volver a las viejas políticas neoliberales arrasando, de paso,
con los logros de los gobiernos que los precedieron.
Por
otro, aparecen intempestivamente corrientes de una derecha populistas en Europa
y Estados Unidos que seguramente ejercerán influencia en lo que suceda en
América Latina en los próximos años.
Es un
tira y encoge entre fuerzas contrapuestas que se erigen como respuestas
distintas ante acontecimientos dramáticos provocados por las consecuencias que
resultan de la globalización neoliberal en marcha.
Para
América Latina, sin detrimento de la influencia que pueda ejercer en el curso
de los acontecimientos de los próximos años lo que suceda en Europa, es la
victoria de la derecha populista en los Estados Unidos lo que gravitará con más
fuerza.
Esta
tendencia de ascenso de la derecha tendrá distintas expresiones y no estará
exenta de contradicciones. En América Latina, la llegada de la derecha al
gobierno de Brasil y Argentina tiene implicaciones restaurativas, lo que quiere
decir que busca no solo destramar los logros sociales e internacionales
(especialmente en el ámbito de la integración autónoma de la región) sino,
también, volver a las políticas neoliberales que sin mayores adornos ni
amortiguaciones se aplicaron en las décadas de los ochenta y noventa.
Esta
política restaurativa lleva implícita una posible contradicción con las
políticas del populismo de derechas norteamericano que anuncia su desavenencia
con los tratados de libre comercio (que son bandera fundamental de la derecha
neoliberal latinoamericana), y anuncia, como una de sus reivindicaciones
principales, hacer los mayores esfuerzos posibles por atraer los capitales
norteamericanos que se han marchado fuera de sus fronteras, lo cual constituye
un golpe de primer orden a los esfuerzos de atracción de inversiones en la
región.
Por
otro lado, esta el tema de los migrantes latinoamericanos en los Estados Unidos
que, de llevarse a cabo las propuestas de Donald Trump, significarían un serio
problema para México y los países centroamericanos, que tienen en las remesas
un basamento importante de su PIB.
Pero
seguramente el mayor impacto del hecho de tener un gobierno tan abiertamente de
extrema derecha en los Estados Unidos sea el efecto de demostración que
ejercerá sobre la derecha latinoamericana que, ahora, se sentirá no solamente
envalentonada sino que además, como ya ha salido a relucir en los días
posteriores a la elección, verán enriquecido sus programas electorales con
temas y propuestas utilizadas en la campaña norteamericana y que,
aparentemente, permitieron la elección de Trump.
Los
efectos de la globalización neoliberal han llevado, entonces, a una
polarización de las opciones políticas. En la coyuntura actual el fiel de la
balanza no se decanta definitivamente aún por uno u otro lado, por lo que
vivimos tiempos de confusión e incertidumbre.
¿No crees, amigo, que algunas gentes de izquierda o que parecían de izquierda, cuando alcanzaron el poder cayeron en los males que se supone combatirían y prácticamente entregaron ese poder al neoliberalismo?
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