Preguntémonos entonces
con la misma cólera (o doble moral) con la que cuestionamos a Estados Unidos
por las deportaciones, ¿qué están haciendo los países de origen para que sus ciudadanos no emigren de forma
forzada? ¿Qué están haciendo para recibir con oportunidades de desarrollo a los
que van deportados?
Ilka Oliva Corado / Especial para Con Nuestra América
Desde Estados Unidos
Las recientes redadas
de indocumentados en Estados Unidos han despertado el interés de medios de
comunicación, pero no porque les importen los derechos humanos de los
indocumentados ni la denuncia del abuso, lo hacen porque es pan caliente y
noticia fresca que se puede aprovechar para un sinfín de objetivos. Pero este
aprovechamiento no viene solamente de medios de comunicación, también se
apuntan urgentes: artistas, cineastas, poetas, comunicadores sociales, líderes
comunitarios y abogados especializados en inmigración. ¿Finalidad? Sacar la
mejor tajada del pellejo reventado del indocumentado.
Porque si los
indocumentados latinoamericanos importaran en realidad, se pondría mayor
interés en las deportaciones que realiza México, en su mayoría centroamericanos
pero también caribeños y africanos. ¿Por qué el silencio ante esto? ¿Por qué el
silencio ante la política migratoria de República Dominicana con inmigrantes
haitianos?
Salgámonos
momentáneamente de Estados Unidos y veamos al sur de la frontera del río Bravo,
¿con qué nos encontramos? Desapariciones forzadas, violaciones sexuales,
torturas, tráfico de personas con finalidad de explotación sexual, laboral y
tráfico de órganos; un genocidio de migrantes. ¿Cómo trata Centroamérica a los
migrantes indocumentados de otros países, acaso no realizan también
deportaciones?
Las redadas en Estados
Unidos son pan de todos los días, ¿quiénes las denuncian, qué medio
internacional está atento y le da seguimiento? Lo que está pasando con el gobierno
de Trump no es nada nuevo, Obama deportó cerca de 3 millones de indocumentados.
Cuando Obama recién se convirtió en presidente se hicieron redadas en
estaciones de tren, de autobús, en restaurantes, discotecas, fábricas, de la
misma forma como lo está haciendo hoy la administración de Trump.
Y así sucedió durante
toda su presidencia lo que pasó es que los medios de comunicación no lo
publicaron. Al igual que pasados unos meses dejarán de publicar las
deportaciones masivas que eventualmente realizará el gobierno de Trump, ¿por
qué? Porque llega un momento en que al paria ya no se le pude sacar provecho,
entonces se deshecha.
Con el gobierno de
Obama en acuerdo con los gobiernos de Felipe Calderón y Peña Nieto se
incrementaron los abusos hacia los migrantes en tránsito, abusos que realizan
las autoridades gubernamentales y policiacas, mafias que están dentro de las
autoridades migratorias del país. Lo de México es un genocidio incomparable con
las deportaciones de Estados Unidos. ¿En dónde está la denuncia mundial? No hay
mayor ingratitud que la realiza República Dominica con sus hermanos haitianos.
¿Con qué moral le cuestionan a Estados Unidos su preceder con los
indocumentados? Por supuesto que es denunciable, es injusta la deportación pero
así como ponen a Estados Unidos en el ojo del huracán hay que denunciar lo que
realizan países latinoamericanos con sus propios hermanos.
El trato que da
Argentina a sus hermanos uruguayos y bolivianos. La discriminación que están
sufriendo haitianos y colombianos que están migrando hacia Chile y todo por su
etnia y su color de piel.
Llegar a Estados Unidos
de forma indocumentada es un triunfo
ante la adversidad, y no porque exista un sueño americano, sino por lo que
representa ser migrante en tránsito en países que tratan a sus hermanos como
escoria; porque la verdadera tragedia se vive cuando se migra entre las venas
de una Latinoamérica transgredida por la corrupción, el descaro y el oprobio.
Por un segundo saquemos
a Estados Unidos de nuestro radar y veamos el mapa completo, la peor tragedia
para un indocumentado en Estados Unidos no es la deportación, no es que lo
saquen de este país, porque al final aquí también es paria; es tener que
regresar a una tierra que lo golpeó, lo humilló y lo obligó a migrar por un camino
de le dejará heridas abiertas para el resto de su vida.
Preguntémonos entonces
con la misma cólera (o doble moral) con la que cuestionamos a Estados Unidos
por las deportaciones, ¿qué están haciendo los países de origen para que sus ciudadanos no emigren de forma
forzada? ¿Qué están haciendo para recibir con oportunidades de desarrollo a los
que van deportados?
De sobra sabemos las
respuestas. Cada vez que vayamos a cuestionar el proceder de otros primero
veamos el nuestro. Como latinoamericana siento una decepción y una tristeza
enorme por lo inhumano de los países nuestros que humillan hasta dejar en carne
viva a nuestros hermanos.
Al final, no somos
mejores que Estados Unidos.
Blog de la autora :https://cronicasdeunainquilina.com
Una realidad existente y sin publicidad...Gracias por un enfoque muy realista y humano...
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