El
gobierno de Temer se está derrumbando no solo por los escándalos de corrupción
en los que se ha visto envuelto, sino por la protesta social que ha emergido
como respuesta a todas las medidas de restauración neoliberal que ha estado
haciendo.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Noam
Chomsky dijo que “una banda de ladrones” derrocó a Dilma Rousseff. Empezando
por Eduardo Cunha hoy sentenciado a 15 años de prisión por la tremenda
corrupción en la que se vio involucrado en los años recientes. Mientras Cunha y
Michel Temer y toda la derecha brasileña, el gran empresariado y el poder
mediático, conspiraban para convertir en corrupción un movimiento
administrativo de la presidenta, muchos de ellos participaban en verdaderos
actos de corrupción. Hoy la hora de la verdad les está llegando a los golpistas
y no puedo sino recordar la optimista aseveración de Platón en alguno de sus
Diálogos: “el hombre justo siempre triunfa”. Podríamos decir que hoy, la verdad
de una mujer justa está empezando a triunfar.
Destituida
de su cargo de presidenta de Brasil el 31 de agosto de 2016, muy pronto la
historia la ha empezado a reivindicar a través del derrumbe estrepitoso de la
corrupta derecha neoliberal de su país. Meses después de asumir el cargo como
presidente interino en marzo de 2016, seis ministros de su flamante gobierno ya
se habían visto obligados a renunciar. Y un año después, en
marzo de 2017, otros cinco ministros estaban indiciados en el caso de
corrupción de Lava Jato. El presidente del Senado y otros senadores más también
estaban siendo investigados. Ahora le ha llegado el turno a Temer y el Fiscal
General lo ha acusado de “corrupción pasiva, obstrucción de la justicia y
organización criminal”. Ha sucedido que el dueño de una de las empresas exportadoras de carne más grandes
del mundo, lo grabó avalando un soborno. Acontece entonces que un grupo de
gángsters es el que destituyó a una presidenta honesta y hoy la verdad está
saliendo a flote. El gobierno de Temer se está derrumbando no solo por los
escándalos de corrupción en los que se ha visto envuelto, sino por la protesta
social que ha emergido como respuesta a todas las medidas de restauración
neoliberal que ha estado haciendo. El viernes 28 de abril de 2017, el paro
general abarcó a 35 millones de trabajadores.
Todo
esto nos trae a la cabeza el debate que
en los últimos meses se ha venido dado
con respecto al “fin de ciclo” de los gobiernos progresistas. Indudable
es que éstos están enfrentando una nueva situación, una vez los precios del gas
y el petróleo bajaron como también los
de las commodities que financiaban el proyecto progresista. Es indudable que el
no haber podido salir de la primario-exportación está pesándole de manera notable a los
gobiernos progresistas. Venezuela vive hoy una crisis política profunda con una
derecha empoderada no solamente en la Asamblea Nacional sino también en las
calles. Pero la moneda todavía sigue en el aire y dar por terminado un ciclo,
resulta una aseveración demasiado contundente cuando el proceso revela un
crecimiento de las luchas sociales en Brasil y Argentina y la contención de las
derrotas electorales en Ecuador.
Estamos
pues en medio de un proceso de avances y retrocesos. Así es la historia.
Fuera Temer! Elecciones directas ya!
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