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sábado, 27 de mayo de 2017

Trump y Temer: cuando el destino los alcance

A Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, y a Michel Temer, presidente de Brasil, parece que su destino está por alcanzarlos.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

Michel Temer y Donald Trump
En Centroamérica, hay una expresión: “a todo coche le llega su sábado”; coche significa cerdo, puerco o chancho, y el dicho popular alude al sacrificio del animal en día de fiesta, en este caso el sábado, pero podría ser la Navidad, como de hecho otra versión del mismo dicho lo dice: “a todo puerco le llega su Navidad”. En todo caso, alude a la certeza que lo que tiene que pasar, pasa; algo así como un destino que se cumple.

A Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, y a Michel Temer, presidente de Brasil, parece que su destino está por alcanzarlos. Ambos están asustados porque el cerco en torno a ellos parece estrecharse cada vez más y responden con la prepotencia que les ha caracterizado a ambos.

Trump se desliza por una pendiente que, a solo cuatro meses de haber asumido el puesto, podría llevarlo al famoso impeachment, es decir, exactamente a aquello por lo que, al hacérselo a otros, se hizo famoso en la televisión en su programa “Estás despedido”.

Puede ser que despidan a Trump, no cabe duda; se ha vuelto alguien demasiado incómodo para esa red de intereses financieros, militares, corporativos, comerciales y mafiosos que se conoce con el el nombre de stablischment. Realmente, el problema menor para sacarlo del medio no son los rusos quienes, al fin y al cabo, se han transformado en una potencia de segundo orden, sino la incomodidad que les produce alguien impredecible, ignorante y voluntarioso cuyas decisiones pueden afectar el business, que es lo que verdaderamente interesa.

Los vaivenes de tal imprevisibilidad ha llevado ya a la caída de la Bolsa de Nueva York, a la alarma de los inversionistas en México y Canadá y al resentimiento de sus aliados “naturales” europeos.

Así que no van a vacilar. Si Trump sigue por donde va, le llegará su sábado, como al coche del cuento. Eso sí, el rubicundo rubio cejijunto caerá decretando sanciones contra Venezuela, ¡faltaba más!, ese país peligroso al que hay que enseñarle lo que es la democracia.

Por su parte, Temer el pícaro, el vivillo, el oportunista, el traidor, se encuentra en situación similar o peor. Él, que sacó con cajas destempladas a una Rousseff a la que le inventaron malos manejos administrativos, está ahora en el banquillo de los acusados. Y todos los que, con él, protagonizaron la sesión de destitución más ridícula y vergonzosa de la que se pueda tener memoria, lo están abandonando como ratas al barco que sufrirá naufragio.

¡Malos augurios, Temer!

En eso de la corrupción son dos los campeones de nuestros días: los españoles del Partido Popular y el Brasil que está desnudando el Lava Jato. Su corruptela no se detiene, sin embargo, en el saqueo descarado de las arcas públicas. Son corruptos también porque ambos impulsan un modelo excluyente que va dejando una estela de sufrimiento en aras de las cada vez mayores ganancias de las grandes transnacionales.

Así de peliagudas están las cosas en este “Hemisferio Occidental”, como gustan decir los gringos; y yo diría que hay más de uno que debía poner sus barbas en remojo, no vaya a ser que el fin de semana o, más específicamente el sábado, “su” sábado, se les esté aproximando. Tengo en mente cuando digo esto al presidente de la Argentina, el señor Macri, que tiene algunos enreditos con lo de los Papeles de Panamá y alguno que otro negocio familiar que parece oler a podrido.

En fin, paremos, la lista es larga y poco edificante.

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