Sin duda
alguna los problemas y peligros asociados a las drogas legales e ilegales, no
están circunscritos a un país o región en particular. Tienen por sí solos un
carácter universal y complejo.
Pedro
Rivera Ramos / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Existen
suficientes evidencias que prueban que desde la antigüedad, los seres humanos
conocían y usaban sustancias psicotrópicas y estimulantes. Ya sea con fines de
ritos ceremoniales o por sus virtudes terapéuticas, se empleaba con mucha
frecuencia la belladona, mandrágora o el cáñamo de la India. Sin embargo, la
adicción y dependencia como fenómenos sociales, son más recientes, y están
estrechamente vinculados con el surgimiento de la Revolución Industrial, con la
modernidad, con la inclinación por evadir nuestros problemas y angustias, con
sensaciones efímeras de placer, euforia, bienestar o supuesto alivio de las
tensiones. De allí que Katerina Matsas, reconocida psiquiatra de origen griego
ha expresado en su artículo “Drogas: la dialéctica de la dependencia y la
libertad” que: “Nadie deviene en
drogadicto o alcohólico por casualidad, aun cuando diga haberse acercado a las
drogas por curiosidad o por atracción hacia lo prohibido. Lo hace porque quiere
soportar su crisis personal y la crisis de la sociedad, en tanto se reflejan en
el interior de su entorno familiar y éste no puede funcionar normalmente. Lo
hace porque, a través de su conducta, busca desesperadamente un camino fuera de
su propio Yo y fuera de la realidad, llena de tensión, contradicciones,
negaciones y sufrimiento. Busca una función y una identidad social, aunque sea
en los márgenes de la sociedad…”
Sin
duda alguna los problemas y peligros asociados a las drogas legales e ilegales,
no están circunscritos a un país o región en particular. Tienen por sí solos un
carácter universal y complejo. Solo en el caso del tabaco se asegura que
anualmente fallecen, por enfermedades relacionadas con éste, más de 5 millones
de personas en el mundo. De mantenerse esta tendencia, la principal causa de
muerte en el año 2030, será el tabaco, que en los países en vías de desarrollo,
será el responsable de casi el 70% de las muertes. Mientras esto ocurre, las
tres principales transnacionales tabacaleras, acumulan en ingresos combinados
en solo un año, más de 170,000 millones de dólares.
Sin
embargo, las enfermedades que el consumo de tabaco, drogas y alcohol ocasionan
todos los años a nivel mundial, son solo una parte de los problemas que amenazan
a toda la Humanidad. El tráfico de
drogas y el control real que ejercen en algunos países de nuestra región, los
llamados cárteles de la droga, que
logran acumular ganancias superiores a los 400 mil millones de dólares anuales,
se han convertido en asuntos de seguridad nacional y están poniendo en riesgo
la existencia misma de los Estados.
Asimismo,
el cada vez más notorio entrelazamiento existente entre violencia, drogas,
corrupción, política e inseguridad ciudadana, nos exige, para un tratamiento
más cabal, un examen más integral de estos fenómenos, de sus causas y
consecuencias. Y es que nadie puede negar que el multimillonario negocio de la
droga, necesita guardar sus ganancias en algún sitio que parezca seguro y
rentable. No es por tanto, aventurero asegurar, que ciertamente esos ingresos
exorbitantes que la droga y negocios conexos generan, se depositan en el
sistema financiero internacional, llámese la gran banca y sus filiales en los
llamados paraísos fiscales, donde a estos últimos se cree que llega, un volumen
superior a los 7 trillones de dólares en fondos. Por eso mucho de hipocresía e
insinceridad, se encuentra contenida en la supuesta guerra global contra el
tráfico de estupefacientes.
Excelente artículo sobre este flagelo de la humanidad, que no sólo destruye individualmente al ser humano,también lo margina como ser social y aparejado trae pérdidas de vidas tanto por el consumo de las drogas como por la violencia que se genera en ese medio.
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