Si vemos los números está claro que la derecha
logró movilizar a su electorado a tal grado que en segunda vuelta hubo más
participación que en primera (cosa muy rara). Tal vez la campaña del miedo de
la derecha surtió efecto. Se habló de “Chilezuela”, y de que se comenzaría a
perder el empleo con un gobierno de izquierda.
Pedro Santander / ALAI
Todo lo que
se predijo y anticipó para estas elecciones presidenciales de Chile resultó
pulverizado por la realidad. En primera vuelta nadie esperaba que Piñera
recibiera tan pocos votos, todos le daba al menos el 45% y sacó el 36.6%.
Tampoco nadie creyó que el Frente Amplio con Beatriz Sánchez lograra tan buen
resultado (20.2%) y quedara a solo 2 puntos de pasar al balotaje.
Y ahora,
para esta segunda vuelta ocurrió lo mismo: lo que más se escuchaba era que la
contienda entre Guillier y Piñera iba a ser estrechísima, voto a voto. La misma
derecha decía que la diferencia iba a ser de uno o dos votos por mesa. No fue
así. Piñera le sacó 9 puntos al candidato oficialista (54.5% v/s 45.4%).
También se decía que lo más probable era que menos chilenos y chilenas fueran a
votar. Tampoco eso ocurrió; votaron 7 millones 28 mil, 329 mil más que en
noviembre.
¿Qué
ocurrió?…. Las interpretaciones recién comienzan. Pero si vemos los números
está claro que la derecha logró movilizar a su electorado a tal grado que en
segunda vuelta hubo más participación que en primera (cosa muy rara). Tal vez
la campaña del miedo de la derecha surtió efecto. Se habló de “Chilezuela”, y
de que se comenzaría a perder el empleo con un gobierno de izquierda. El grito
de la multitud que en la noche fue a vitorear a Piñera era “¡Chile se salvó!
¡Chile se salvó”.
Guillier
por su parte tuvo un bajo rendimiento electoral. Admitió en su discurso una
“dura y dolorosa derrota” y habló de una noche triste. Lo es para el
oficialismo. Si sumamos todos los votos de los sectores de centro y de
izquierda en primera vuelta se obtienen 3 millones 621 mil votos. Y ayer
domingo Guillier sólo logró 3 millones 154 mil votos
Lo más
sorprendente es el alza de Piñera. En primera vuelta él y el candidato del
pinochetismo, José Antonio Kast lograron juntos 2 millones 939 mil votos. Este
domingo Piñera a solas alcanzó los 3 millones 793 mil sufragios…854 mil más que
la suma de ambos en noviembre; el mejor resultado de la derecha post-dictadura.
Esto
significa que aunque todos los votos del Frente Amplio se hubiesen ido a
Guillier, cosa que evidentemente no ocurrió, no alcanzaba para ganarle a la
derecha. Pero aquí comienzan las diferentes hipótesis para lograr entender qué
ocurrió. Por ejemplo, si asumimos que todos los nuevos votantes (329 mil)
dieron su apoyo a Piñera, podría haber ocurrido un traspaso adicional de 527
mil votos de candidaturas no de derecha a Piñera. Tampoco se puede descartar
que hubo un significativo reemplazo de voto, con sesgo generacional: jóvenes
que votaron en primera vuelta no acudieron a las urnas, y mayores que no lo
hicieron sí fueron este domingo. Asimismo, es evidente que la derecha sintió
que su candidatura se vio realmente amenazada, y eso movilizó todas las
reservas de ese sector.
Esta
elección es una tremenda derrota para el gobierno que se la jugó por Guillier
en el último mes y que salió con fuerza a reivindicar las (tibias) reformas de
la Presidenta Bachelet, quien por segunda vez deberá traspasar el mando a
Piñera; ya lo había hecho el 2011.
Sin embargo
la derecha no tiene mayoría en el Congreso, aunque le falta poco. En la Cámara
de Diputados tiene el 47% de los asientos, 72 de 150, es decir, está a sólo 3
para la mayoría simple. Eso implica que no le será fácil revertir las reformas
aprobadas como la tributaria o las de género, pero por contrapartida, se aleja
la posibilidad de reformar la Constitución chilena que es de 1980, es decir, la
de Pinochet. Piñera deberá buscar acuerdos en el Parlamento con otros sectores.
Los ojos están puestos en la Democracia Cristiana, un partido muy tensionado
hoy, y está por verse cuál será su comportamiento. Sin duda un sector de la DC
votó por Piñera. Por su parte, la
coalición oficialista, la Nueva Mayoría está prácticamente en el suelo.
Concurrió dividida a la primera vuelta, tuvo pésimos resultados electorales y
por izquierda le salió el Frente Amplio.
Es la hora
del Frente Amplio. Serán la oposición más enérgica que tendrá Piñera. Además,
han dado muestras de unidad, madurez y audacia política en estos breves, pero
intensos días en que asoma nuevamente el fascismo pinochetista por Chile. Son
ellos los que tienen la energía de su lado para en esta etapa enfrentar el
ciclo de intensificación neoliberal que se viene para Chile y de restauración
conservadora.
Finaliza un
ciclo político que se inició en 1990 con la recuperación de la democracia.
Lamentablemente se cierra por derecha. La mayor responsabilidad de ello lo
tiene la Concertación (hoy llamada Nueva Mayoría) que a medida que ganaba
derechizaba y neoliberalizaba cada vez más el país, olvidando los principio que
inspiraron la lucha de miles de chilenos y chilenas asesinados y detenidos
desaparecidos durante la dictadura, la misma que hoy fue conmemorada con
aplausos por los seguidores de Piñera.
- Pedro
Santander es investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica
(CELAG)
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