La lucha de los europeos y
norteamericanos por recuperar su Estado de Bienestar identifica a su izquierda
en su mundo, hoy bajo control de su derecha. Nuestra demanda de construir
sociedades que sean populares por lo revolucionario, y revolucionarias por lo
democráticas que lleguen a ser, no es de izquierda en esta perspectiva.
Guillermo Castro H. /Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Para Ligia Herrera, en los cien años
de su edad
Un chiste amargo cuenta que los
socialdemócratas se presentan como de izquierda, se imaginan como de centro, y
en el gobierno aplican políticas de derecha. Puede parecer exagerado, pero
tiene un claro asidero en lo que han venido a ser los partidos que se llaman a
sí mismos socialdemócratas de Estados nacionales como Inglaterra, Francia,
Alemania y España.
Ese venir a ser resulta de aquella
geometría política (así la llamaba el General Omar Torrijos), establecida a
partir de la Revolución Francesa, a escala Noratlántica primero – cuando la
ejercía apenas un puñado de potencias coloniales -, y del sistema internacional
entero, tras la II Guerra Mundial. En esa geometría, izquierda, centro y
derecha constituyen opciones de política y maniobra al interior del sistema
interestatal que ofrece soporte político al mercado mundial.
Ninguna de esas opciones constituye,
en verdad, una alternativa al sistema de poder que se estructura en torno a
ellas, y que a través de esa estructura procesa sus contradicciones internas,
si bien en ocasiones puedan contribuir a la creación de condiciones favorables
para la transformación de ese régimen en otro. Este modo de concebir y ejercer
la política constituye uno de los grandes logros del liberalismo, junto a otros
como la separación y las relaciones de equilibrio y control entre los poderes
constitutivos del Estado.
Por contraste, frente al Estado de su
tiempo – que fue por excelencia el del liberalismo triunfante -, Marx no se
consideró a sí mismo como un político de izquierda, sino como un antagonista
que luchaba por un régimen económico y un ordenamiento estatal distintos en
forma y propósito al orden liberal. Igual puede decirse de otras
personalidades que dieron forma y proyecto a la filosofía de la praxis en la transición
del siglo XIX al XX, desde Rosa Luxemburgo y Vladimir Lenin hasta Antonio
Gramsci.
Por contraste, por la misma época
pasaron a ser “de izquierda” aquellos de sus compañeros de ruta que encontraron
un lugar para sí mismos en el régimen que los socialistas y comunistas buscaban
derrocar. La “Crítica del Programa de Gotha”, de Marx,
y “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”, de Lenin,
constituyen dos expresiones características de ese deslinde, que gana en
importancia en la misma medida en que se profundiza la crisis del liberalismo
en todo el sistema mundial.
Todo esto, además, debe ser examinado
a la luz de las experiencias de aquella mayor parte de la Humanidad que sólo
conoció del liberalismo triunfante sus rasgos más conservadores y excluyentes.
Tal el caso del General Torrijos, con su consigna de “Ni con la izquierda ni
con la derecha: con Panamá.” Tal el de Emiliano Zapata con su “Tierra y
Libertad”. Y tal el de José Martí, con su advertencia de que no existía entre
nosotros – como lo proclamaban los liberales – una batalla “entre la
civilización y la barbarie”, sino otra, realmente decisiva en el camino a la
construcción de un mundo nuevo, “entre la falsa erudición y la naturaleza.”
La lucha de los europeos y
norteamericanos por recuperar su Estado de Bienestar identifica a su izquierda
en su mundo, hoy bajo control de su derecha. Nuestra demanda de construir
sociedades que sean populares por lo revolucionario, y revolucionarias por lo
democráticas que lleguen a ser, no es de izquierda en esta perspectiva.
Ella corresponde a la naturaleza más
profunda de nuestra identidad, nuestras necesidades y nuestras aspiraciones,
definidas en la batalla incesante contra la falsa erudición del liberalismo en
crisis. Ni con la izquierda, pues, ni con la derecha: con nuestra gente en
nuestra lucha por adelantar, desde el Nuevo Mundo de anteayer, el mundo nuevo
de mañana.
Panamá, abril de 2014 – abril de 2018
Por esta misma razon necesitamos construir Nuestra Pedagogia, una pedagogia en sintonia con nuestra gente, con nuestra naturaleza.
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