Fue Arzú Yrigoyen
para decirlo en términos weberianos, el tipo ideal de la derecha oligárquica
guatemalteca. Conciente de su linaje y raíces criollas, cultivó la añoranza
colonial como lo demostró la parafernalia observada en el carruaje, caballos y
atuendos de los que condujeron su ataúd en La Antigua Guatemala.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
La muerte de un ser humano siempre es conmocionante. Aun si es una figura conocida para los ciudadanos
comunes y corrientes sólo a través de las noticias. Esto fue lo que me sucedió
el viernes 27 de abril de 2018, cuando
me enteré de la inesperada muerte de Álvaro Arzú Yrigoyen. Fue figura relevante
para la vida política nacional el ex presidente y cinco veces alcalde de la ciudad de Guatemala. Y puede agregarse
sin titubeos, que se volvió una figura icónica para la derecha del país. La
muerte lo sorprendió cuando las investigaciones de la Comisión Internacional
Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) le
pisaban los talones con una investigación acerca de campaña electoral
anticipada, contratación irregular de servicios en las elecciones de 2015 y la
existencia de dos plazas fantasmas otorgadas al tenebroso Byron Lima Oliva.
La CICIG le picó la cresta a ese hombre de combate que siempre fue Arzú.
Ciertamente sus combates siempre contaron con la complacencia del
establishment. En marzo de este año los magistrados de la Sala Tercera de la
Corte de Apelaciones decidieron mantener la inmunidad del controversial
alcalde. Pero fue vox populi que al momento de su muerte Arzú se había
convertido en un pivote sustancial para el desgastado presidente Jimmy Morales.
Su deceso interrumpió las especulaciones en las redes sociales con respecto a
que se estaba fraguando un golpe contra la CICIG en el contexto del feriado del
1 de mayo. Se especulaba, no sé con cuanto fundamento, que ese golpe implicaba
la expulsión de su Comisionado Iván Velázquez.
Fue Arzú Yrigoyen para decirlo en
términos weberianos, el tipo ideal de la derecha oligárquica guatemalteca.
Conciente de su linaje y raíces criollas, cultivó la añoranza colonial como lo
demostró la parafernalia observada en el carruaje, caballos y atuendos de los
que condujeron su ataúd en La Antigua Guatemala. El espíritu criollo lo expresó
bautizando con el nombre del dictador conservador Rafael Carrera, uno de los
pasos a desnivel de la capital del país. La continuidad colonial en la reforma liberal, la manifestó nombrando
con el de Jorge Ubico otro de esos pasos. Buena parte de su decires y haceres
fueron expresión vergonzante -el discurso oculto como diría James C. Scott-, de
la ideología y práctica racista y clasista que anima a la clase dominante de
Guatemala. Nacido en las filas del anticomunismo del Movimiento de Liberación
Nacional (MLN), justo es decir que Arzú supo combinar dicha ideología
-eufemismo que sirvió para defender el orden oligárquico desafiado por la
revolución de 1944-, con una modernización a través del neoliberalismo. Su
gobierno significó el tránsito decidido hacia el orden neoliberal una vez
finalizado el conflicto armado interno con los acuerdos de paz de 1996. Supo
asesorarse de mentes lúcidas, entre ellas la de Gustavo Porras Castejón, para
avizorar que una nueva época había nacido, la de la posguerra fría, y que
Guatemala tenía que adentrarse en ella.
Muertos Ríos Montt y Arzú, la
derecha ha perdido en este mes a dos de
sus adalides más importantes.
ADEMÁS ESTÁ INMISCUIDO DIRECTO O INDIRECTAMENTE EN EL ASESINATO DE DEL Obispo Juan Gerardi Conedera, quien fue obispo de Quiche durante el Conflicto Armado Interno y más Tarde en la elaboración del REMHI, CIENTOS DE TESTIMONIOS SOBRE VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS ESPECIALMENTE DE LOS PUBEBLOS ORIGINARIOS Y cAMPESINOS MESTIZOS: MASACRES, ALDEAS ARRASADAS, VIOLACIONES A NIÑAS Y MUJERES, DESPOJO DE TIERRAS, etc, etc,etc.
ResponderEliminarApoderarse de la voluntad de un hombres ignorante y torpe como Morales, fue sencillo para él y lo hizo para escapar de enfrentarse a la verdad y a juicio justo, porque se sentía y creía intocable. Por eso es culpable de la muerte de un lechero que tuvo la osadía de cruzarse en la misma cale en donde el cabalgaba sobre su caballo de raza, como él.